A Massardo, el grande
Estoy lleno de recuerdos. 20 años de amistad, 20 años siempre caminamos juntos. 20 años que me los guardo en mi corazón hasta el día que me toque. Miró hacia atrás, y no podría volver a calle Prat a vender libros, no podría mirar al frente y sin verte, del solo hecho que ya no hablaremos, ni tomaremos un café o un vino, aquello me parte en dos.
Yo tenía un camarada, de esos que jalan el gatillo contra todos los dioses sin temor alguno a la represalia divina. Yo tenía un camarada, un gigante entre gigante, parido en los desiertos de todos los desiertos, criado a pura brisa de mar, amamantado de salitre y cobre. Así era mi compañero de armas, así era ese que caminaba raro, como flotando, como jugando a no existir.
Cada quien hablara de ti y de lo que fuiste para cada quien. Cada quien esculpirá tu espíritu en su memoria, porque esos fuisteis, un hombre de memorias.
Cada quien tocará tu nombre tratando de hallarte en las líneas de sus historias, cada quien te encontrará, cada quien te vera, cada quien será en ti lo que tú fuiste para ellos.
Massardo, si oyeras como te gime la camanchaca, como te llora el hielo nortino que se va calando en el alma triste.
Massardo, si sintieras como el mar te busca y no te encuentra en la orilla, o como los peces quisieran tocarte los pies y solo encuentran tu sombra. Si al menos oyeras a tu desierto nombrarte, si al menos escucharás como te invoca que vuelvas otra vez a estar caminando por las calles de esta Antofagasta que simplemente te abandonó.
Yo tenía un hermano, uno que se fue a los brazos de su padre que tanto le faltó. Un hermano que anduvo por esta tierra, este país y dejó en cada parte todas sus formas, todos sus rostros, todo su ser en los paisajes que se robó para sí mismo. Yo tenía un hermano, un camarada, que vivió para todos, para ellos y ellas, y se quedará para siempre en ti, en mí y en todo lo que él fue.
Tú, amigo mío, hermano mío, lo conquistamos todo, y siempre con amor y honestidad. Ahora miro a cualquier parte, y en todos esas partes te me vienes como un abrazo de hasta pronto.
Danilo Pedamonte, escritor