¿Sopa compartida?
La escasa soberanía que se ejerce en nuestras fronteras no es cosa nueva. El problema es añejo y con perfiles de un mal crónico. Hoy, las redes sociales nos permiten estar informados -con mediana certeza- de lo que sucede en nuestros territorios limítrofes, dependiendo de la línea editorial de estos medios.
Lo comprobamos en 1968, cuando después de seis horas de insufrible camino desde "Agua Verde", arribamos a la azufrera chilena "Plato de Sopa", poniendo a prueba la calidad de un par de camionetas Chevrolet "Apache" nuevecitas y la capacidad conductora de dos choferes de la Corfo. Al enfrentar un llano, 40 kilómetros antes de llegar al punto, fuimos avistados por los operarios de una empresa argentina, quienes tomaron sus tractores, camiones, cargadores y otros equipos y emprendieron las de Villadiego, hasta trasponer la frontera en el Hito 54. La enorme polvareda levantada por los dos vehículos nos delató, de modo que hallamos las faenas totalmente abandonadas.
En noviembre de 1958, el Intendente Justo Pastor Martin, en conocimiento de los hechos, dispuso patrullajes permanentes y vuelos de observación, dada la explotación de esa azufrera chilena por mineros argentinos, que proveían a la mina "Casualidad". Los yacimientos "Julia I" y "Julia II", de propiedad del empresario yugoslavo Danko Zlósilo -residente en "Catalina"- estaban siendo explotados por un centenar de obreros y otros 30 efectivos de Gendarmería argentina, internándose en territorio chileno. El asunto llegó a la Cancillería, se presentaron los reclamos pertinentes y se propuso construir vías expeditas, para permitir la explotación por capitales chilenos.
Diez años después, en 1968, comprobamos que las cosas, seguían igual. Las seis horas de camino -aquella vez- demostraron que los avances viales fueron nulos. Ese "Plato de Sopa", explotado por los argentinos, aunque está en territorio chileno, al interior de Taltal, es un punto desconocido… Hace unos años anduvimos por allá mismo: Los accesos, después de medio siglo, han mejorado poco… O nada.
Jaime N. Alvarado García., Profesor Normalista - Periodista.