(Inéditos)
Adelanto del libro "Sara Vial, obra poética reunida". Por José Antonio Luer
Soneto a mis amigos muertos
Hoy escribo a mis amigos muertos
Que sin embargo, aún no se han ido
Un día bajo el sol, anochecidos,
Y hoy en la bahía de algún puerto.
Sigo pensando en mis amigos muertos,
En su silencio que dejó el olvido,
Su mano roída, su dolor dormido,
Y mi dolor que aún está despierto.
Sigo mirando el tiempo en esta hora
En que algo todavía se demora
Y espera en la ventana como un grillo.
Penas todas en que fuera mis amigos,
Estando sin estar, están conmigo,
Como una flor, un beso, o un cuchillo.
Soneto a mis audífonos
Aunque faltaban ellos en mi vida
Yo vivía sin prótesis ninguna
Y aunque iba para sorda, cosa alguna,
Me hacía suponerme tan perdida.
Oía cada vez más neblinosa,
Las voces ya no eran voces, eran cosas,
Que junto a mí pasaban fantasmales,
Deambulaban en ecos circulares.
¿A dónde iba a parar, menesterosa,
De vida que escapaba presurosa,
De cada oreja mía sentenciada?
Seiscientos mil son pesos que he pagado
De mi propio bolsillo estrangulado
Por esta audifonía dispendiosa.
círculo
Y el mundo gira el círculo como un aliado ciego
En torno a alguna lámpara que no sabe si existe
Unos le llamarían Dios, yo le he llamado ruego
Quizás todo dependa del modo de estar triste.
Y luego es tan humano creer que nos espera
Justo al extremo opuesto de la razón o el tedio
Y vivir distraídos como si todo fuera
Culpa suya y no nuestra, qué afable remedio.
Pecar, amedrentarse, acudir a la Iglesia,
Recibir extasiados el perdón que no cesa
De blanquearnos la cara con bello María.
Y seguir tan seguir tan seguros de todo lo que pasa
Del tranvía que parte, del reloj que se avanza,
De la dicha eterna que nos espera vigía.
por tus ojos castaños
Quién te inventó por dentro la mirada,
Quién prendió un leño cálido
Debajo de tus ojos esenciales
Como panes dorados.
Quién puso tanto sol en su ladera
De raíz silenciosa
Este dulce calor de abeja y barro
Con que miras las cosas.
Qué ruta del otoño a la avellana
Hicieron para verme,
En qué usado dulce se afirmara
Para reconocerme.
En la chilenidad de tu mirada
Yo reconozco el día
Y la almendra tonal de la guitarra
Y el camino de la hormiga.
No quiero el agua azul, la verde hoja
De los ojos ajenos,
Yo quiero el castaño con que me miras.
En tus ojos buenos.
Con un calor de hogar y de zorzales
En la orilla de cobre
Tabaco acogedor, semilla tierna
Donde el tiempo se esconde.
Así miro la hierba del camino,
Así miro la tierra,
Como un calor de nuez, sencilla y cálida,
Habitual y serena.
Quiero el calor de la cesta de tus ojos
Para toda la vida,
Tu mirada de mimbre necesario
Como el sol y la espiga.
a un año de tu muerte
A un año, Jorge, que no permaneces,
Un año como un pájaro o un sueño,
El sueño en que te fuiste y refloreces,
Pulmón herido en mi dolor sin dueño.
Qué sola y sin lenguaje me has dejado,
Qué para siempre sola, sola, sola…
El cuándo para mí se ha despoblado,
Del mar no me dejaste ni una ola.
Todo el que habla, me hiere, llora el viento
Que cantaba en mis versos otoñales
¡Y que amarga de abeja el alma siento!
El corazón que pesa en el costado,
No sabe que la vida es un momento
Que no alcanza a llorar lo que he llorado.
me explico
Si no puedo escribir
Es la mañana la que entorpece el canto.
No la estrellada noche,
El sol y no la luna es mi quebranto.
Pena escribo fluvial cuando me llama
Algún duende que vive.
Ese mar tan azul cuando lo escribo,
Ese deber de yo no sé que llanto.
"Sara Vial, obra poética reunida"
Antología de José Antonio Luer
Ediciones Altazor
677 páginas