Cerca del mediodía de ayer, cientos de personas circulaban por el casco central. No solo se podían observar enormes filas en las afueras de algún banco o supermercado (la más grande afuera de ServiEstado), también se observan diversas parejas y familias paseando, comiendo algo rápido en algún asiento de la Plaza Colón o en los del Paseo Prat. Si bien el uso de la mascarilla se mantiene, no se observa una conducta precavida respecto a evitar el contacto y mantener la distancia con los demás.

De los 50.974 permisos solicitados durante la jornada de ayer (en Antofagasta, Calama y Mejillones), solo a la capital regional correspondieron 32.690. La mayoría de estos fueron requeridos para realizar compras en el comercio de insumos básicos. Pasadas las 13 horas, el panorama en el frontis del supermercado Lider, de calle Zenteno, daba cuenta de la gran asistencia de público ya que la fila daba vuelta la cuadra. Algunos de los asistentes al recinto, fueron en familia. Eso sí, usando la mascarilla.

Cerca de las 14 horas, el escenario en la feria de las Pulgas es desalentador desde un enfoque sanitario. No solo se observa a cientos de personas transitar por la calle, sin distanciamiento social (la foto corresponde al día de ayer), sino que además abundan menores de edad entre los peatones. Otro problema que se ve frecuentemente en esta zona, es el uso incorrecto de la mascarilla. Muchas personas, incluidas quienes atienden puestos, la utilizan sin tapar correctamente la nariz.

Este medio pudo constatar que si bien hubo una gran afluencia de público a la Vega Central, los estrictos protocolos de seguridad a la entrada del recinto, evitaban que las personas se agolparan dentro de tal manera de impedir guardar una adecuada distancia. Desde la dirección del recinto informaron que solo se permite el ingreso, con mascarilla, de un máximo de 250 personas al mismo tiempo, quienes se dividen aproximadamente en 45 por pasillo. En el exterior, sin embargo, no hay control alguno.