¿Por qué se habla de lumpen?
"En un ejercicio de responsabilidad debemos preguntarnos: ¿quiénes componen el lumpen?". Felipe Orellana, Historiador del Centro de Investigaciones Históricas de la USS
Por estos días, la opinión pública ha estado utilizando una palabra para describir a quienes cometen destrozos y saqueos durante las manifestaciones sociales. Se trata del germanismo lumpen, cuya raíz etimológica (Lump) data del siglo XVI, de donde deriva Lappen (trapo/ harapo) y cuya declinación -Lumpen- sirve para describir literalmente a los harapientos; a los sinvergüenza, mendigos, vagabundos y ladrones que viven al margen de la sociedad.
El equivalente español sería el pícaro, de ahí la novela picaresca que data del mismo siglo. En el caso chileno, es semejante al vagabundo, peón y gañan de la época colonial.
En el siglo XIX, Marx y Engels utilizaron el concepto Lumpenproletariat para describir a la masa pobre carente de toda conciencia de clase, enemiga del proletariado y herramienta de la burguesía y la aristocracia. En 1852, les sirvió para explicar el golpe de estado de Napoleón III, el que utilizó a dicha población para comenzar con el Segundo Imperio francés. Luego, la conceptualización marxista penetró en la sociología sirviendo para describir a las personas marginales o más bien a los marginados, aunque no necesariamente para explicar el ascenso de algún régimen.
Hoy, tras el estallido social de octubre, se emplea la palabra con irresponsabilidad, puesto que se ha dicho que el lumpen es dirigido y organizado con algún propósito, tesis que estaría adherida a las raíces más antiguas del marxismo y que denotaría el inminente final de la democracia.
De abstenernos de esta teoría, estaríamos hablando de una masa amorfa de individuos marginados que salen a destruirlo todo, sin organización y sin propósito más que la devastación y el beneficio propio. Por supuesto, en el siglo XXI no podemos decir que se trata de vagabundos, gañanes o pícaros, sino que, de problemas como la baja escolarización o la pobreza multidimensional, dificultades que, por ejemplo, tienen los niños y jóvenes del Sename, donde según estadísticas de aquella institución (2018), el 48% de ellos poseen retraso escolar, 36% no asisten a la escuela, 55% tienen problemas de salud mental y de donde proviene uno de cada dos reos penitenciarios (Fundación San Carlos, 2017).
Entonces, en un ejercicio de responsabilidad debemos preguntarnos: ¿quiénes componen el lumpen? Tras entenderlo, no podemos permitirnos hablar de ellos sin un compromiso. De no estar dispuestos a comprometernos, mejor no pronunciar esta palabra prestada y antigua.