Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Clasificados
  • Servicios
  • Deportes
  • Espectáculos

El boom del litio y su impacto en Chile

Las cifras arrojan que en el acumulado del año los recursos fiscales por esta vía suman $3.384.627 millones de dólares, es decir, se registra un alza de 634%. Chile está muy por debajo de Australia y supera a China y Argentina. Aunque algunos investigadores creen que el nivel de crecimiento nacional no será comparable con el de otros países. 0
E-mail Compartir

Hace algunas semanas que se venía comentando que este año el litio entregaría una remesa de recursos al fisco sin precedentes. Su actual valor y, principalmente, la alta demanda en los mercados internacionales explican este verdadero "boom" del mineral que está entregando importantes réditos económicos al país, gracias a los contratos de concesión con las empresas SQM y Albemarle.

Según publica El Mercurio, las cifras arrojan que en el acumulado del año los recursos fiscales por esta vía suman $3.384.627 millones de dólares, es decir, registran un alza de 634%.

Son cifras impensadas y ni presupuestadas que llegan para paliar la baja de otro materia prima como lo es el cobre.

Es muy probable que esta alza en los ingresos no se vuelva a ver, pero el mercado del litio seguirá creciendo y las extracciones que se realizan en nuestra región seguirán fortaleciendo el erario nacional.

Desde un tiempo que se esperaba una mayor demanda por el litio y los involucrados llamaban a que el país estuviera preparado para esa bonanza y hasta el momento esa industria ha respondido a las exigencias, pero se vienen desafíos mayores.

Chile está muy por debajo de Australia y supera a China y Argentina en la producción de litio. Algunos investigadores estiman que el nivel de crecimiento nacional no será comparable con el de otros países y es muy probable que Argentina supere en el corto plazo a Chile en el tema productivo.

De allí que se recuerde el discurso durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera, en el que se citaba que Chile necesitaba aumentar su producción de litio y por ello la necesidad de acelerar nuevos contratos. Lo malo que el proceso realizado no fue del todo transparente y tuvo que anularse y llamar a otro que aún no se resuelve, dejando atrás una oportunidad que podría haber entregado importantes recursos para el país.

En consecuencia es urgente que se retome el mecanismo de adjudicación para que el país no pierda la oportunidad que hoy vive el litio y que deben ser bien aprovechada.

Se estima que este "boom" será corto, de hecho para el próximo año se espera una menor demanda y un aumento en la producción mundial. No obstante, el panorama a mediano plazo es auspicioso y para ello es muy necesario que se logre poner en movimiento nuevos contratos para no perder el liderazgo en esta industria.

Producción de alimentos, ¿cuánto contribuyen a la huella de carbono?

"Si quieres reducir la huella de carbono de tu dieta, evita los alimentos transportados por aire siempre que puedas".
E-mail Compartir

Mucho se habla de la huella de carbono y su impacto sobre el efecto invernadero que genera en el cambio climático, algo bastante perjudicial para nuestro medio ambiente. ¿Qué es la huella de carbono y como se asocia a la producción de alimentos?

La huella de carbono se define como el conjunto de emisiones de gases de efecto invernadero producidas, directa o indirectamente, por personas, organizaciones, productos, eventos o regiones geográficas, en términos de CO2 equivalentes, y sirve como una útil herramienta de gestión para conocer las conductas o acciones que están contribuyendo a aumentar nuestras emisiones, cómo podemos mejorarlas y realizar un uso más eficiente de los recursos.

La huella para productos o servicios se obtiene mediante la media de las emisiones de gases GEI (gases de efecto invernadero) que se generan en las distintas fases de la cadena de producción. Por ejemplo, en todos los alimentos, el uso de la tierra y las etapas agrícolas de la cadena de suministro representan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Por ello, para captar todas las emisiones de GEI procedentes de la producción de alimentos, los investigadores las expresan en kilogramos de "equivalentes de dióxido de carbono". Esta métrica tiene en cuenta no sólo el CO2, sino todos los gases de efecto invernadero.

En la producción de carne de res, por ejemplo, hay tres factores clave que contribuyen a la huella de carbono en estas etapas: alimento para animales, conversión de la tierra y producción de metano a partir de las vacas. Fuera de esto, se debe considerar que se requieren 15 mil litros de agua para producir 1 kilógramo de carne, y esto genera 60 kilogramos de gases de efecto invernadero (equivalentes de CO2), según estudios de la FAO.

Sin embargo, no sólo los productos animales tienen una huella de carbono alta: el café instantáneo y el chocolate negro emiten entre 20 y 30 kilogramos de CO2 equivalente por kilogramo, una huella similar a la de producir queso parmesano. Entre los que menos emiten están, por ejemplo, los guisantes que sólo emiten 1 kilo de CO2. El pan, las bananas y las patatas, que producen cada uno menos de un kilo de CO2 equivalente por kilo.

En relación con las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte terrestre, se ha podido comprobar que representan una cantidad muy pequeña de las emisiones de los alimentos y lo que se come es mucho más importante que el lugar de procedencia de los alimentos.

Por lo tanto, si quieres reducir la huella de carbono de tu dieta, evita los alimentos transportados por aire siempre que puedas. Pero más allá de esto, se puede lograr una mayor diferencia centrándose en lo que se come, en lugar de "comer local". Comer menos carne y lácteos, o cambiar la carne de rumiantes por la de pollo, cerdo o alternativas vegetales reducirá mucho más tu huella.

Claudia Narbona

Académica Nutrición y Dietética UCEN

Ricardo Lagos: el General Cincinato

"Lamentablemente, la soberbia de la juventud y el espíritu refundacional, parecen tener la respuesta a todas las demandas de los chilenos y chilenas". Alberto Torres Belma, Sociólogo y Académico de la UA
E-mail Compartir

Hace algunos días, el ex presidente de la República, Ricardo Lagos, emitió declaraciones a la prensa nacional en donde, en resumidas cuentas, mencionaba que el Chile de hoy no era el mismo de antaño (la nación admirada en el extranjero por su estabilidad sociopolítica), agregando que personas foráneas se preguntan qué fue lo que les pasó a los chilenos.

Pese a las tempestades de los últimos 3 años, Chile es un país que sigue gozando de estabilidad política, pero con vaivenes económicos no acaecidos desde la década de los 90 en cuanto a la inflación. La estabilidad política se refleja en que, hasta el momento, no nos hemos transformado en un país en donde los presidentes renuncian o son despojados de sus funciones por afanes - la mayoría de las veces - conspirativos de la oposición política y no necesariamente por fundamentos objetivos.

Sin embargo, el ex Mandatario acerta en sus dichos, por cuanto nuestro país se ve envuelto en una constante definición de derroteros políticos y económicos que se han hecho dependientes de lo que indican las encuestas y no necesariamente de una visión de largo plazo. Lo anterior, en ningún caso implica desconocer que Chile necesita cambios, pero bajo el paraguas del consenso y la amistad cívica. En aquello ha jugado un rol clave el ex Presidente Lagos, quien meses antes del plebiscito de salida relativo a la nueva Constitución afirmó que ésta representaba un proyecto partisano, alejado precisamente del espíritu de consenso.

Por ello, resulta clave que los sectores políticos escuchen a los antiguos líderes. Lamentablemente, la soberbia de la juventud y el espíritu refundacional, parecen tener la respuesta a todas las demandas de los chilenos y chilenas. ¿Pero que rol juegan los líderes políticos - como Ricardo Lagos- que traen consigo una historia de lucha en momentos complejos de nuestra historia? Ciertamente, hoy parecen ninguneados, pero podría generarse la paradoja que en las próximas elecciones presidenciales, precisamente, por la soberbia de la juventud y el espíritu refundacional, el país acuda a los viejos líderes para resolver sus problemáticas. Si es así, bienvenidos sean, siempre y cuando comprendan que Chile es otro y que no está para generar el gatopardismo de Lampedusa, es decir, "cambiar todo para que todo siga igual", por el contrario: demanda sentido de realidad de la política en responder a las necesidades urgentes de la población y por supuesto que en aquello la experiencia es fundamental.

Todos los sectores políticos deben observar con atención y de forma desapasionada los dichos del Ex Presidente Lagos. De forma involuntaria, el ex mandatario se ha transformado en el General Cincinato de la antigua Roma en el Chile actual. A través de sus intervenciones esporádicas, asoma dicho espíritu de una forma distinta: sale de su "arado intelectual" para alinear huestes de todos los sectores políticos con el fin de buscar el bienestar del país; y hasta la centroderecha busca sus consejos. Lagos promueve - siguiendo la definición del sociólogo Antony Giddens- que la conciencia discursiva vaya unida a una conciencia práctica-, es decir, cómo proyectamos en concreto aquél Chile que deseamos proyectar por los próximos decenios, ya que los discursos grandilocuentes dan para mucho.

Difícilmente, tengamos a un Ricardo Lagos como General Cincinato, asumiendo el poder en un par de años más; pero sus palabras impetran la necesidad de reconocer los avances logrados por nuestra nación en los últimos tres decenios, siendo preciso generar un pacto social que evite ideas polarizadas de la extrema izquierda y extrema derecha.