Correo
Nuevo Código Penal
Informaciones de prensa señalan que el Gobierno está en vías de crear una comisión para reformar el actual Código Penal, cuya vigencia data del 1 de marzo de 1875. Obviamente, en estos 147 años de vigor se han introducido muchísimas modificaciones y se ha dictado una prolífica legislación penal que lo complementa. Por otra parte, la idea de reemplazar nuestro Código Penal por otro que lo modernice y recoja sistematizando la frondosa legislación punitiva no incluida en éste no es nueva y los ensayos fallidos son ya parte de su historia. Es de esperar que este nuevo intento prospere y los expertos redactores nos doten de un texto que nos enorgullezca como sociedad y sea una herramienta eficaz para combatir el delito y la delincuencia, colaborando a entregar a la ciudadanía una tranquilizadora sensación de seguridad.Ahora bien, para el éxito de la gestión encomendada, el Gobierno y la comisión redactora deberán alejarse de las tentaciones ideológicas tanto en la composición de ésta el primero, como en su trabajo la segunda. Las primeras noticias que conocemos sobre esta iniciativa, sin embargo, no resultan alentadoras, ya que el Gobierno al anunciarla hace gala que la comisión quedará formada mayoritariamente por mujeres -como si aquello fuera condición necesaria para alcanzar el resultado esperado- y agrega que el nuevo Código será redactado "con perspectiva de género".
Los sesgos feministas de estas declaraciones nos ponen en alerta, ya que un texto de estas características debe asegurar a todos los ciudadanos el mismo tratamiento y las mismas garantías sin distinción de sexo, nacionalidad, estirpe o condición. Por lo demás, no se debe olvidar que la exageración de criterios de género como los nombrados fue una de las causas que llevó al desprestigio de la Convención Constitucional y del texto que nos presentaron.
Bien hará la comunidad jurídica en estar atenta acerca del desarrollo de esta muy necesaria e interesante iniciativa para que ella no se frustre por exacerbados juicios feministas.
Francisco Bartolucci Johnston
Proceso constitucional
Una eventual nueva Convención Constitucional -o como se le llame- me recuerda una frase atribuida a Albert Einstein: "Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes".Adolfo Paúl Latorre
Prevención
En su Diario y en la prensa se leyó y escuchó el lamento del alcalde de Rapa Nui por el incendio provocado por los mismos isleños y que dañó gravemente a los moáis. Culpó a las autoridades por el "abandono" que permitió este incendio y de las dificultades para su contención. Es más fácil quejarse que actuar. El señor alcalde debiera prevenir haciendo cortafuegos y todas las acciones que recomiendan las autoridades de Conaf, tal como se debiera hacer en lugares como Valparaíso y la región que están expuestos a este problema. Mejor obras que quejas. Jorge Testart T.
Involución
El término involución se usa hoy para describir un sentimiento general de frustración, cuando el propósito de competir es eliminar en un juego en que nadie gana. Sin logros significativos, la sociedad desciende en espiral hacia un estado de fricción interna, pero sin expansión, donde el crecimiento de la población no conduce a un aumento de la productividad o a un estado de economía positiva.
En nuestro país es claro que los estratos sociales de menores recursos buscan mejorar su destino; en contraste, las clases media y alta más bien se sienten afectadas por un temor a perder lo que han logrado hasta hoy en un mercado libre y competitivo. Y eso es fácil de comprobar cuando vemos una juventud ganando menos que su generación anterior con el mismo nivel de educación.
¿Y para dónde vamos con esta involución? Diría que, lamentablemente, a una atomización de la sociedad, donde la lealtad sea solo para uno mismo; donde se desconozca el valor del sacrificio por los demás y el profundo sentido de la amistad; todo lo anterior independientemente del color político que tengamos. Los resultados están a la vista transversalmente en las redes sociales. Conceptos tales como patria, bandera, hogar, religiosidad son relegados a una posición casi inexistente porque no contribuyen a superar la suma cero.
Pienso que los chilenos de corazón demandamos evolución y no involución; una mejor calidad de vida, proyección al futuro, respeto por nuestras tradiciones y seguridad. Solo así creceremos y lograremos un grado de felicidad espiritual y racional que nos ayude a ser cada día mejores y a tener un mejor país.
Gustavo M. Astorquiza