Alerta por crisis alimentaria global
Según la ONU América Latina no queda libre de esta amenaza y es necesario que se tomen medidas para afrontar la falta de alimentos. La pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania agudizaron un problema que se avizoraba hace un par de años por los expertos internacionales.
No atender las señales internacionales respecto a temas sensibles como la escasez de alimento no es el mejor camino para los países que viven de la exportación de gran cantidad de productos de su canasta básica. Pensar que son problemas puntuales y que se resolverán rápidamente suele llevar a errores que pueden impactar negativamente en la población.
Antes de la pandemia ya existían estudios que alertaban sobre la crisis alimentaria y quienes resultarían más afectados. Principalmente países del continente africano donde la hambruna es combatida a diario en situaciones mejores que las actuales.
Sí, porque si el problema se avizoraba, éste recrudeció con la pandemia y ahora recientemente con la guerra entre Rusia y Ucrania, países que producen hasta el 30% del trigo que se consume en el mundo.
El panorama de hoy es más complicado y requiere de inmediata atención porque no se resolverá una vez que acabe la guerra o cuando se dé por superada la pandemia. De ningún modo, incluso los valores de los granos como el trigo que se cotiza casi al doble que hace un par de años o del maíz que subió más de un 50%, no se estabilizarán hasta después del 2024.
Y lo más grave, es que la ONU ya no solo centra el problema en África, América Latina y El Caribe también serán afectados por la falta de alimentos, energía y finanzas.
Por ello la voz de alerta está lanzada y dependerá de los países esforzarse en acuerdos para minimizar los efectos de esta crisis en ciernes.
Nuestro país no está ajeno a estos vaivenes y a las crisis globales, ejemplos de ello hay varios. En consecuencia, deben promoverse algunas medidas que tiendan a apoyar la producción de alimentos, principalmente en la agricultura.
Las estrategias internacionales también apuntan en ese sentido. Entregar herramientas y espacios para impulsar la actividad que está complicada por la estreches hídrica y la falta de fertilizantes, es una obligación.
Allí habría que poner el foco y desarrollar políticas en ese sentido, pero también se necesitará estabilizar la economía para que estén los recursos para sustentarse. Y esa es la otra pata de esta mesa que se debe asegurar para no verse sobrepasados.
Las recetas mágicas no existen, y nadie puede dar por descontado que podrá salir bien de esta posible hambruna. Lo aconsejable es seguir apostando al abastecimiento y a la recuperación económica, como ejes de prevención.