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El nacimiento de la Universidad Católica del Norte

"El "Acta Fundacional", de 29 de mayo de 1957 que se encuentra en el actual Salón de Consejo del edificio de la Rectoría de nuestra UCN".
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La Universidad más antigua de Antofagasta cumple 66 años. Fue en la década del `50 que se dio inicio a un proyecto de Universidad para el Norte, en la ciudad capital de la hoy Segunda Región, y que tuvo el apoyo de la Compañía de Jesús, de la entonces Universidad Católica de Valparaíso (hoy PUCV), y del legado dejado por doña Berta González de Astorga.

Si revisamos las actas del Consejo Superior de la Universidad Católica de Valparaíso podemos leer que en la ciudad de Valparaíso, con fecha 4 de junio de 1956, del Acta número 47 de la "Sesión Conjunta de los Consejos Universitario y de Administración", uno de los puntos de la tabla fue la propuesta de una Universidad Católica de Antofagasta. En esta se informa del viaje que hizo hasta el Norte el padre González Föester, Rector de la Universidad, quien de manera especial quiso informar sobre las necesidades universitarias de esta zona. Fue así que tomó contacto con el comité que se había formado en nuestra ciudad para apoyar y trabajar por esta iniciativa que había despertado un verdadero entusiasmo en la comunidad, en especial los círculos más intelectuales.

Este comité estaba integrado por el padre Gustavo Arteaga Barros -rector del Colegio San Luis-, y los señores Joaquín Barros Matte, Francisco Gómez Sáez. Ildefonso Pérez Zujovic, Enrique Humeres Verdugo, Vinko Jeicic Karstulovic, Fernando Briceño, Ovilla Meunier, y las señoras Elvira Daniel de Carranza y Elsa Heras Martínez.

Volviendo al Acta del Consejo se deja registro en ella que el padre González Föster estima que para empezar con un proyecto de Universidad se debía crear una Facultad de tipo Humanístico, con pedagogía en letras y otra Facultad de Ingeniería, especializada en minas, electricidad, mecánica y química. Se precisa además que desde Antofagasta se desea una Escuela semejante a la de Negocios que existe en la Universidad Católica de Valparaíso; sin embargo esta idea no prospera dentro del Consejo porque, según indica el Decano de la Facultad de Comercio y Ciencias Económicas, no es oportuno crear otra escuela hasta que no se conozcan los resultados propios de la creada por ellos. Lo mismo ocurre con la petición de una Escuela de Servicio Social solicitada desde el Norte, porque recién se había creado una en Valparaíso.

Luego leemos en el Acta, a la que hemos hecho mención, de fecha 4 de junio de 1956 que después de un cambio de opiniones entre los consejeros, "sobre los estudios con que contará en su comienzo la Universidad Católica del Norte", el Consejo aprueba ampliamente la proposición que formuló el padre González, o sea, comenzar con dos facultades: una Humanística y otra de Ingeniería especializada. Siendo las 20:45 horas se levanta la sesión.

Con este acto solemne y resolutivo del Consejo, se daba inicio a la "Universidad Católica del Norte" (como dice expresamente el Acta), que si bien fue conocida, en esos años, por el nombre de "Escuelas Universitarias" -dependientes académicamente de la Universidad Católica de Valparaíso-, constituían por sí misma una Universidad. La Universidad del Norte.

El "Acta Fundacional", de 29 de mayo de 1957 que se encuentra en el actual Salón de Consejo del edificio de la Rectoría de nuestra UCN, es el documento solemne que atestigua la existencia de la Universidad creada eso sí, un año antes, en junio de 1956.

El reconocimiento legal vendría con posterioridad, mediante la promulgación de la Ley 15.561 publicada en el Diario Oficial del 4 de febrero de 1964. Esta Ley fue fundamental para nuestra Universidad, porque en su artículo 32, expresamente nos "constituyó" como Universidad Particular reconocida por el Estado, como Universidad del Norte.

Reglas claras, conservan la amistad

"Hasta ahora, los arrendadores estaban en total indefensión, siendo víctimas de un importante menoscabo económico y emocional".
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Quienes invirtieron en departamentos para arriendo, están sacando cuentas muy alegres por estos días. El mercado está especialmente dinámico: dada la alta demanda por arrendar, los precios se han ajustado al alza más allá de la inflación y, a pesar de ello, se logran ocupar a los pocos días.

A lo anterior, se suma una nueva normativa legal, conocida como ley "Devuélveme mi casa", que se hace cargo de una espina que existía en este negocio: cómo abordar las moras en los pagos. La ley robustece los derechos de los propietarios de inmuebles ante los denominados "arrendatarios rebeldes", lo que sin duda se traducirá en mejores condiciones para los inversionistas.

Con la pandemia, el problema frente a arrendatarios morosos se hizo insostenible. Aumentaron las deudas impagas y las ocupaciones informales, donde por lo general además se provocan importantes daños al mobiliario. Hasta ahora, los arrendadores estaban en total indefensión, siendo víctimas de un importante menoscabo económico y emocional, debido a un proceso judicial con plazos extensos y sumamente engorrosos

La ley viene a corregir estas debilidades del sistema, facilitando los procesos para el cobro de rentas o para el definitivo desalojo de estos "arrendatarios rebeldes" de los inmuebles, creando procedimientos mucho más ágiles y expeditos para que los arrendadores puedan recuperar su bien raíz y obtener el pago de las deudas bajo este concepto.

¿El efecto? Un impulso a la venta como inversión. Y es que ahora mejorarán sustancialmente las condiciones para invertir en propiedades, algo muy bienvenido ante las actuales condiciones del mercado, como un aumento sostenido de la inflación y el alza en las tasas de interés.

Así, la compra como inversión se transforma en una gran oportunidad en medio de las volatilidades de la economía. Tiene buenos retornos, en la medida que se seleccionen bien todos los componentes, desde el inmueble que se va a adquirir, cómo hacerlo, y por supuesto, el perfil del arrendatario. ¿Cómo hacerlo de una forma segura? Con la asesoría de brokers expertos que conocen en profundidad el mercado.

Víctor Danús

Gerente general de PROurbe

Una nueva etapa bajo pandemia

A contar de hoy, no será obligatorio el uso de la mascarilla en espacios abiertos en los que se pueda mantener el distanciamiento social. En lo esencial estas medidas más permisivas anticipan que estamos en el ocaso de la pandemia y que debemos empezar a trabajar en como se retoman las actividades previas a los contagios.
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Hoy será un día histórico para gran parte de los habitantes del país luego de más de dos años de una pandemia activa. Desde esta madrugada, definió el Minsal, el uso de mascarilla no será obligatorio en lugares abiertos donde se pueda mantener el distanciamiento físico de al menos un metro de distancia.

Gran noticia, porque el uso de este artículo de seguridad se había transformado en el más fiel símbolo de que vivíamos en pandemia y que era necesario preocuparse de los contagios en los lugares de afluencia. Sólo en nuestros hogares - si es que no había un contagiado- era posible liberarse del barbijo y compartir como antaño.

Hoy las nueve comunas de la Región dejarán esa obligatoriedad y volveremos a vernos a los rostros, principalmente en las calles y parques, donde primordialmente será posible transitar a cara descubierta.

Las autoridades y expertos se han apresurado en comentar que los contagios siguen y es posible que sigan en el futuro, la diferencia es que ya no serán tan agresivo y habrá menos casos graves y muertes. No obstante, habrá que seguir con resguardos principalmente en el ámbito de la convivencia social.

De hecho, muchas personas seguirán utilizando la mascarilla porque entienden que es una forma de protección que va más allá de la presencia viral del covid.

En lo esencial estas medidas más permisivas anticipan que estamos en el ocaso de la pandemia y que debemos empezar a trabajar en como se retoman las actividades previas que acostumbrábamos a desarrollar. En los trabajos, en la recreación y en la convivencia diaria.

Estar sin mascarilla es fundamental para sentir el paso a otro estado pandémico y terminar con los problemas derivados de las medidas restrictivas como los largos encierros que se definieron para controlar los contagios.

Se creyó que este día llegaría antes, pocos pensaban que tardaría más de dos años y el covid sorprendió a todos instalándose por largos meses y con graves secuelas.

Habrá que sacar enseñanzas de lo acontecido, tal vez no en lo inmediato, porque los golpes del virus aún están presentes y el deterioro en la salud mental no lo aconseja, pero es una etapa que hoy se inicia y que debiera acarrear resultados positivos para nuestra sociedad.