Dibujos
En mis días de maestro en el Liceo de Niñas de Antofagasta, conocí muchos colegas, personas gratísimas, entregadas con vocación y devoción a formar esas adolescentes que se empinaban por la vida, deseosas de "elevar las almas", de crecer en espíritu y conocimientos Debo destacar, indudablemente, a su Directora nuestra querida Nora Vera de Ramos, con quien compartimos hermosas luchas por el futuro educacional de Antofagasta,
Entre dichas colegas, conocí a Elvia Sierralta, profesora con inquietudes superiores, quien decidió ampliar sus tareas, fundando la Galería de Arte "Signo" para que, levantando sueños, los artistas contarán, ahí, con un cobijo cordial. Fue una empresa heroica, con altibajos; pero, que nunca dejó de sostener la esperanza. Luego avanzó, con generosa valentía, a la impresión de dibujos y viejas fotografías de Antofagasta, conformando de este modo, una especie de memoria gráfica de la vieja ciudad de nuestros padres. No conforme con esta faena, nos habló, resueltamente, de lanzar una colección de nuestros dibujos, en una carpeta, "a la europea". Nos resistimos, argumentando una verdad:
-No sé dibujar. Mis dibujos los hago, como tocando el violín de Ingres…
Pero, Elvia Sierralta insistió, casi dos años. Y la carpeta ha comenzado a vivir, espléndidamente, editada por gráficos antofagastinos. Hoy será entregada al juicio del público.
Cuando el dibujo gobierna esta mano, siente el placer de los pájaros que descubren que el cielo principia en sus alas y cabe dentro de sus ojos cruzados por una nube de viento.
Creemos que es honrado confesar que dibujamos desde que éramos estudiantes de Humanidades y que esta pasión creció, acá, en 1953, cuando decidimos quedarnos para siempre en medio de nuestro mar y nuestros cerros. Pero, ya, en Santiago, Antonio Romera y Leoncio Guerrero, Byron Gigoux y Albino Quevedo, Ramón Miranda y Neftalí Agrella, nos habían planteado que dibujásemos, sin temores, como nos surgían las líneas, sin preocuparnos de academias y modelos. Seguimos el consejo y hemos vivido la alegría de crear, todos los días, nuestras figuras, atentos, únicamente, al dictado que las líneas nos ofrecen. Nuestro amor por las imágenes literarias se equilibró con las imágenes dibujadas-.
Andrés Sabella, 13.12.1988