Molestia en vecinos por emanaciones de creciente cementerio de mascotas
CIUDAD. Animalistas piden solución del problema a las autoridades municipales y de Salud.
No es agradable el aroma que expele el cementerio de mascotas, ubicado en el sector costero norte de la ciudad, frente a las poblaciones Peña Blanca y Los Pinares de Antofagasta. Todos los días transitan cientos de personas haciendo deportes por el sector. Pasar por el lugar, significa muchas veces "taparse la nariz". Carmen Aguirre, quien sale a trotar los fines de semanas, dice que el aroma se ha hecho insoportable a medida que hay más calor, y que descompone a los animales enterrados.
Eliana Castillo, vicepresidenta de la Junta de Vecinos de Los Pinares, dice que "el tema", los entierros de los animales, empezó hace algunos años, pero que se ha ido acrecentando en el último tiempo. "El cementerio crece sin ningún control. El lugar no está adaptado para ese efecto. Hay otros lugares, incluso fuera de la ciudad, para enterrar mascotas. A nosotros, como vecinos, nos afecta, principalmente por el hedor. Nosotros pasamos por el sector. Vivimos aquí. Muchos vecinos hacen deporte. Había un pequeño cerro ahí, y las tumbas de los animales, ya pasaron al cerro y van en dirección hacia el norte. No es raro que lleguen hasta las rocas", afirmó.
Jorge Velásquez, quien vive en el sector de Peña Blanca, argumentó que el cementerio está descontrolado, "o sea, cualquiera llega y entierra a sus mascotas ahí. No tengo nada contra los animales, es más tengo un perro en la casa, pero el asunto es hacerse responsable cuando los regalones fallezcan. Aquí agarraron que es un cementerio de perros, y no es así. Falta mayor fiscalización de la municipalidad y Salud".
Medidas urgentes
La situación de los cementerios de mascotas ilegales, que ya alcanza características de problema sanitario, no ha pasado inadvertida para la Agrupación por la Protección y el Derecho de los Animales (Prodas). Janette Adonis, presidenta de la agrupación, afirmó que el entierro de animales en diversos sectores de la ciudad es una situación que se arrastra de años.
"Lo más probable, que de un tiempo a esta parte, algún organismo público los saque o desentierre. Por lo anterior es importante regular este problema a nivel público o privado. En ese sentido desde hace un tiempo surgió la posibilidad, privada, de un crematorio para mascotas. Sin embargo, cremar una mascota no está al alcance del bolsillo de todos. Sabemos que no son legales los cementerios de mascotas, pero tampoco es agradable que personas lleguen de la nada y los destruyan", afirmó.
Sostuvo que es relevante para la comunidad resolver el dilema, "porque son muchos los animales que se van a enterrar y la ciudad están en constante crecimiento de personas, y por consiguiente, de mascotas. Unos animalitos son enterrados por sus dueños. Otros, los animalitos que no tuvieron familia, son enterrados por agrupaciones que se hacen cargo. Lo ideal es que la municipalidad organice un sector específico para enterrar a los animales, y con lo anterior terminar con la proliferación cementerios".
Roca Roja
Respecto al cementerio frente a la población Peña Blanca, dijo que como está la situación ahí, es fácil que pronto lo saquen. Esto arrastra el tema emocional para los dueños de las mascotas. "Hay otros lugares más alejados, como Rinconada, o Roca Roja, donde el aroma no se siente tanto porque es más alejado del radio urbano. Incluso hay un cementerio particular, también por Roca Roja, que no cuenta con espacio para expandirse. En ése, hay que pagar de manera anual", afirmó. Sobre reuniones para abordar el tema con organismos públicos, Janette Adonis afirmó que por el momento no se han producido; pero reconoce diálogos hace años con la municipalidad.
"Falta conversar este tema con las autoridades, por eso importante que se plantee", dijo. A juicio de Janette Adonis, la mejor manera de despedir a una mascota, es a través de los crematorios cuya limitación son los precios. A la vez, la manera más común es cavar una fosa profunda, echarle cal y después tierra. La idea es que el orificio en la tierra sea profundo, de unos 30 centímetros al menos, y no por encima; de lo contrario surgen los molestos aromas a descomposición.
Este diario realizó las consultas pertinentes sobre la situación sanitaria a la municipalidad y a la seremi de Salud, sin embargo, ninguno de los organismos respondió.