A partir de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, las encuestas con todo su aparataje metodológico reaparecen majestuosas determinando la 'supuesta' voluntad de votos y transformándose en un instrumento poderoso de propaganda, porque finalmente la gente apuesta a 'caballo ganador'. De acuerdo a las últimas mediciones, Activa, Cadem, Criteria, Feedback y DataInfluye, el posible próximo presidente de Chile sería el abanderado de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric. Sin embargo, la medición Black & White muestran un empate técnico. La brecha entre Boric y José Antonio Kast oscilaría entre dos y 13 puntos porcentuales (Valora Analitik, 07/12/2021), una lucha compleja que yo he denominado 'no voto a voto'.

Respecto a los sondeos de primera vuelta, sólo dos de las siete mediciones dieron por ganador a Gabriel Boric (Interferencia, 22/11/2021). La más cercana a los datos del Servel (97,5% de mesas escrutadas) en el caso de José Antonio Kast fue DataInfluye con 27% (28,01% Servel), y de Boric fue Criteria con un 25% (25,64%). La encuesta más lejana para ambos fue Active Research con 21,7% para Kast y 17,7% para Boric. Nos encontramos, entonces, con la primera confusión, a qué instrumento le podemos creer, pensando que los encuestas de opinión como una carrera de fórmula 1 daban semana a semana a un ganador sobre otro.

Un análisis interesante es el del periodista Daniel Matamala en su columna "El Porvenir de la Patria" sobre la brecha de género en la próxima elección y el análisis histórico de la importancia del voto femenino (La Tercera, 04/12/2021). De acuerdo a las encuestas publicadas, Kast ganaría por 2 puntos entre los hombres (Black & White), 4 (Cadem) y 6 (Criteria). Por su parte, Gabriel Boric encontraría un amplio apoyo en el grupo femenino, 6% arriba (Black & White), 12% (Cadem) y 18% Criteria). Es decir, estaríamos en una carrera política al puro estilo de la "Guerra de los Roses" (1989), la comedia negra estadounidense que enfrenta a los géneros a través una pareja que se quiere divorciar. En nuestro caso, estaríamos haciendo la comparativa respecto al género y la intención de voto.

Mirando a la vereda de la derecha, el medio EMOL (08/12/2021) hace un análisis comparado de los resultados obtenidos en primera vuelta de ambos candidatos y Kast obtiene a nivel país un 27,91% frente a un 25,83% de Boric, Kast gana en 9 regiones y en 223 comunas (9 y 88 de Boric respectivamente), y la comuna con más votación para el republicano es Las Condes (frente a Maipú de Boric). Las regiones con más votos y mayor preferencia para Kast fueron Metropolitana y la Araucanía (Metropolitana para Boric). Por ende, el sur fue el paraíso del abanderado del Partido Republicano y el centro para Apruebo Dignidad. El desafío es, sin duda, conquistar el norte esquivo, pragmático y 'Parisiano' (Franco Parisi) para ambos candidatos. En el extranjero, Kast ganó en Estados Unidos y Bolivia, mientras que España y Cuba prefirieron a Gabriel Boric. Las menores votaciones para ambos presidenciables se observaron en las zonas de sacrificio como Colchane, Aysén y Atacama.

Una elección de tal envergadura es mucho más que una 'tiranía de los números', lo que Amartya Sen llama 'los Tontos Racionales' (1976), dado que las decisiones se podrían tomar sólo basándose en los resultados de pesquisas de opinión como lo plantea la Teoría de la Acción Racional (Rational Choice Theory). Los datos son una relato importante para mostrar resultados, pues "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7: 16 - 21). Como creía Karl Popper (1959), son las 'cuantificaciones' las que nos llevan a la 'falsación' de las generalizaciones. Sin embargo, la 'dictadura de la elección' (Janan Ganesh, Financial Times, 21/06/2019) nos cuenta una historia compleja de representatividad. Como bien decía Ernesto Ottone, si bien "el sistema político no está al borde de un ataque de nervios" ("La Segunda Vuelta, tiempo de Moderación", 04/12/2021), pero sí en una profunda ideologización política encarnada por los liderazgos de extremos. Esta ideología electoral nos llevará a elegir un presidente con el 'raspado de la olla', y con un triunfo de la abstención, los votos blancos y nulos. Sin duda, esto constituye una primera urgencia para una democracia enferma (Zavala Echavarría, 2010).

Es curioso como decía Ottone que en mayo estábamos refundando el país y unos meses más tarde caímos en una contra-revolución. Diversos hechos nos han llevado a esto, así como también la instalación de discursos polarizados en nuestro 'cerebro político' (Drew Wester, 2008), y muchos actos de contrapropaganda y de un 'todos en contra un candidato', lo que puede provocar un efecto boomerang finalmente. Comparto plenamente la visión de Ottone que los grandes perdedores son la centro-izquierda y el liberalismo de la derecha. La ideología electoral acabó con la democracia político partidista en definitiva.

"Comparto plenamente la visión de (Ernesto ) Ottone que los grandes perdedores son la centro-izquierda y el liberalismo de la derecha. La ideología electoral acabó con la democracia político partidista en definitiva".

Con el pretexto de la pandemia que nos aqueja, se han coartado nuestras libertades a través de cientos de cambios, uno a la vez, casi imperceptibles para las grandes mayorías. Una reducción hoy (cuarentena, restricción al desplazamiento, libertad de reunión), otra mañana, de manera que la gente se acostumbre y no perciba que sus derechos y su libertad se están conculcándose, hasta que se atraviesa el umbral donde las libertades individuales ya no se pueden reponerse.

Son demasiados los compatriotas que no perciben esta perniciosa realidad que estamos viviendo. Llegan nuevas variantes del Covid y lo primero que se escucha es una batería de fuertes restricciones a las libertades, que ya hemos perdido a raudales sin que nadie levante la voz, sin que nadie se preocupe por los peligros que esta situación encierra para el sistema democrático como un todo. Obviamente, el coronavirus es dañino y hay que combatirlo; por ello, la inmensa mayoría de la gente está vacunada. Pero lo que estoy tratando de recalcar acá es tanto o más grave que la pandemia propiamente tal, pues va más allá de unas cuantas medidas sanitarias. La cruda realidad es que ninguna de las naciones más avanzadas del mundo que integran la OCDE, por ejemplo, (donde también está Chile), han tomado medidas coercitivas como nuestro país: Pase de Movilidad, Pasaporte Sanitario, Declaración Jurada, etc. Muy pocas tienen un "pase verde", con restricciones mucho menores a las nuestras. Ninguno de esos países ha estado bajo una permanente vigilancia de la policía, cuando no de las fuerzas armadas. En ninguno han visto restringidas las libertades civiles, el desplazamiento, o tantas otras órdenes como sucede en Chile. Nosotros, que nos preciamos de vivir en un Estado libre y soberano, hemos aceptado todo aquello sin reclamar, "agachando la cabeza".

Creo que ha llegado el momento en que las personas más lúcidas de Chile se pregunten y analicen hacia dónde nos dirigimos, y qué tipo de "despeñadero" nos espera si continuamos por este sendero. No es razón suficiente la lucha contra el coronavirus, no lo es si el resultado de esa ecuación es la pérdida constante de la libertad. Ahora que deberemos elegir un nuevo Presidente, nos preocupamos por el desarrollo económico, la seguridad ciudadana, la justicia social. Y claro, es necesario que así sea. Sin embargo, no veo a ningún candidato a la presidencia interesarse mínimamente por nuestra libertad perdida. Pensarán, me imagino, que más temprano que tarde la volveremos a recuperar. Pero no da lo mismo, pues el riesgo de perderla de manera definitiva está mucho más presente cuando nos dejamos atropellar de esta manera.

Alzo mi voz en protesta por lo que está sucediendo. Chile merece recobrar su forma libertaria de ser, a través de un Estado menos represivo y más democrático.

"Mi hija mayor quiso irse de Chile cuatro años atrás, cuando tenía sólo 22 primaveras, ya que se cansó de vivir en una sociedad tan inmensamente agresiva y discriminatoria".