Casuística política y derechos humanos
Dra. Francis Espinoza F. académica UCN
A raíz de la cuenta pública entregada por el Presidente Sebastián Piñera esta semana, como parte de su último año de gobierno, es que renacen discusiones ideológicas contrapuestas que viajan en paralelo y que difícilmente se encuentren para entender un solo Chile. "El discurso de la derrota" lo llamó Carlos Peña (El Mercurio de Antofagasta, 02/06/2021) a la extensa alocución del primer mandatario, una instancia de reflexión, pero no de autocrítica precisaron diversos personeros de la oposición. Ésta no estuvo exenta de polémica y dejó en evidencia que la clase política lee nuestra sociedad desde veredas contrarias, y los/as ciudadanos somos una vez más el 'jamón del sándwich'.
El Ejecutivo nunca se apartó de la idea de libertad individual, a mi juicio mal entendida desde las diversas teorías del liberalismo, que conceden propiedades especiales a un ente regulador como el mercado para determinar inclusive la vida política y social de quienes habitamos este territorio. Esta libertad mal conceptualizada inclusive por Axel Káiser (2015) otorga al individuo el mérito de hacer el camino propio (un/a meritócrata), pero también 'rascarse con sus propias uñas' y asumir los costos de los infortunios, nos precisa Carlos Peña. Esto último pudiera ser asociado al paradigma bio-ético del Personalismo Comunitario, donde se le da valor a la persona, pero a su desarrollo en comunidad (H.T. Engelhardt, 1986). Por lo tanto, el liberalismo no puede ser mal traducido como un individualismo egoísta propio de las condiciones de existencia de los modelos neo-liberales.
Así como la 'tiranía de las minorías' ya no le conviene a la elite que nos gobierna, una necesidad de libertad individual para analizar los casos de los presos del estallido social tampoco resulta como vía factible. Una 'casuística' nos ayudaría , al menos, a ser suspicaces respecto del modus operandi del sistema judicial chileno cuando NO se trata de casos de 'cuello y corbata'. Muy por el contrario, se propone una ley indulto que finalmente quiere meter en el mismo saco delitos de otra naturaleza, y que va a terminar de 'podrir' el deseo de juicios justos en un estado histórico de derecho como ha sido el nuestro. El indulto implicaría un Principialismo mal concebido, basado en los principios fundamentales y universales (o prima facie) tales como: respeto a la autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia (Tom L. Beauchamp y James F. Childress, 1979). Sin embargo, como dice la academia bioética, los principios de beneficencia o el de justicia, solo se pueden dar a nivel de las comunidades particulares, es decir, que estos universales se deben volver en particulares (Zizek,2009a), porque tanto el mundo político y judicial se deben a la ciudadanía y no a la inversa.
A este liberalismo mal leído, se suma, el amarillismo de los/as parlamentarios/as de la zona, en especial, del Senador Pedro Araya, quien sin tener una mayor investigación de los procesos, osa definir como 'supuestas' injusticias (El Mercurio, 24/05/2021) a la batalla que están dando distintos sectores de la sociedad chilena para hacer justicia con evidencia clara a los llamados 'presos políticos' del 18/O. Quiero pensar que el Senador Araya fue mal entendido por el medio de comunicación, y no que está buscando algún 'negociado' o rédito con la derecha para su futuro político.
Son las madres de la Plaza Colón, con una actoridad política traída desde sus espacios privados (sus hogares), quienes se constituyen a sí mismas como una maternidad beligerante para luchar contra las injusticias de un estado 'libertario' que no se hace cargo de hacer una justicia justa, y sin duda ellas ponen la cordura en esta bipolarización ideológica. A diferencia de las 'Madres de Mayo', no buscan hijos detenidos desaparecidos, sino que nos enrostran la necesidad de entender los derechos humanos a través de una Comisión Regional, al más estilo de los informes Rettig (1990) y Valech (2003), para investigar la violación y vulneración de los/as ciudadanos/as durante el estallido social. Son ellas con sus actos público-privados que nos advierten sobre el peligro de las policías que operan bajo la lógica de la 'pesca de arrastre', cuya inoperancia será defendida por la institucionalidad, porque finalmente son los 'aparatos represores' del Estado (Loius Althusser, 1988).
La casuística constituye el enfoque práctico de la moralidad, aquella ética aplicada que basa su actuar en el estudio de casos y que se contrapone a aquellos razonamientos basados en principios o reglas universales. Ésta nos llevará a entender los derechos humanos desde paradigmas más contemporáneos y personalizados que individualizan las injusticias (justicia individual y justicia social), y que podrían orientar el funcionamiento de la nueva Fiscalía en Derechos Humanos anunciada por Fiscal Nacional Jorge Abbott y por el Presidente Piñera.