Una prohibición anacrónica
Definitivamente quienes hoy se oponen al matrimonio igualitario, en un futuro mirarán hacia atrás y se sonrojarán con vergüenza. "Que alguien pueda casarse con una persona de su mismo sexo, no es una imposición. Nadie será obligado a lo mismo"
Algún día esto no será noticia. Y cuando miremos atrás nos daremos cuenta de que negar este derecho era algo tan absurdo, como alguna vez lo fue negar el voto a las mujeres o prohibir el divorcio. Y quienes ahora se escandalizan, cuando en unos años más revisen sus opiniones pasadas, se sonrojarán o no podrán creer que en el año 2021, cuando se reanunció un proyecto de ley para por fin establecer el matrimonio igualitario, ellos se negaron a esa posibilidad. Tal vez incluso nieguen que alguna vez se opusieron, como muchos hoy niegan haberse opuesto al divorcio (uno que otro incluso se divorció en estos años).
Pero más temprano que tarde, el matrimonio igualitario será una realidad y sí, cuando revisen cómo argumentaron, definitivamente se sonrojarán. Que Dios, que la naturaleza, que la familia es para concebir hijos y por lo tanto el matrimonio solo es de un hombre y una mujer.
Si Dios existe, es imposible saber si siquiera le preocupan estas cosas terrenales. Pero hay algunos que dicen representar la voz de Dios en la Tierra, y que aseguran que en textos sagrados escritos por personas que alguna vez escucharon una voz divina que les dictaba, aparece claramente que la homosexualidad es un pecado. Mismos textos que dicen que comer cerdo o mariscos es pecado. Adiós al curanto.
También argumentan que el matrimonio igualitario es una imposición de un grupo y que atenta contra la libertad religiosa. Ese es uno de los argumentos más extraños. Si mi religión no me permite comer fideos con salsa, o curanto, que alguien coma estos platos no es un atentado a mi libertad religiosa. Lo mismo: que alguien pueda casarse con una persona de su mismo sexo, no es una imposición. Nadie será obligado a lo mismo.
Un conocido sacerdote explicó alguna vez, cuando le preguntaron asombrados por qué bendecía uniones homosexuales si esto iba contra los dogmas católicos, que a los curas les pedían bendecir autos, oficinas e incluso armas, ¿por qué entonces no bendecir una unión de amor?