Más de la mitad de las ollas comunes cerró por falta de recursos
APOYO. Solo 35 comedores siguen activos en la ciudad. Organizaciones acusan una baja en las donaciones.
Una olla común es una instancia de participación comunitaria entre vecinos y pobladores que buscan resolver la necesidad más básica que es comer. En Antofagasta, vuelven aparecer luego del estallido social y posterior crisis sanitaria-económica, tanto fue el impactó que causaron en la comunidad que en su peak llegaron a ser más de 90 solo en la ciudad.
Con el transcurso del tiempo muchas tuvieron que dejar de funcionar por diferentes motivos, algunas porque sus voluntarios se enfermaron de covid, otras porque no tenían los recursos para financiar la entrega de comida.
No obstante, aún existe un importante número de personas que acuden a estos puntos de apoyo como única opción de alimento. Actualmente alrededor 35 comedores populares funcionan activamente.
Dificultades
Ese es el caso de, Patricia Monardes, una de las muchas voluntarias y voluntarios de ollas comunes que tuvieron que dejar de funcionar. "Decidimos cerrar con mucha angustia, no fue fácil porque sabíamos que dejábamos a muchas bocas sin comida. Pero en definitiva, terminé sola, cocinando, haciendo las raciones, y entregando sola. Esto causó un gran agotamiento. Igual se ha formado un grupo de amigos y amigas que nos hemos ido ayudando entre todos", explicó la dirigenta sobre la difícil decisión que tuvo que tomar.
Alexander Araya, representante de la olla "El corazón del Golf", comentó que también han tenido problemas: "Al comienzo no teníamos los permisos, era como si le estuviéramos pidiendo por favor al gobierno (…) después por las credenciales que no tienen una firma válida, y hay que estarla renovando todos los meses y no te las dan altiro siempre se demoran de una semana a 10 días, hay que andar con la antigua y con temor por las calles".
Sin embargo, los permisos no son sus únicos problemas. Jonathan Morales, de la olla común Félix García, en sus casi diez meses de labor y con más de 35 mil raciones de alimentos entregadas, comentó que en un momento llegaron a coordinar 35 ollas comunes, pero que actualmente solo quedan 15 en funcionamiento. Lo que perjudica a las familias que dependen de las ollas comunes para sobrevivir.
"La mayoría tuvo que cerrar por la falta de recursos. La mayoría de las ollas se sustentan a través de donaciones, rifas y actividades. Las que muchas veces no dan abastó (…) Nosotros funcionamos en un 80% por la ayuda de las mismas personas de los barrios y comunidad. Solo en tres oportunidades el municipio nos ha entrega 500 mil pesos para funcionar", expresó Morales.
Crisis alimenticia
La importancia de los comedores populares en estos tiempos de pandemia, pobreza y riesgo de contagio ha sido vital para ir en ayuda de los que más han sido golpeados ya sea por aislamiento, pérdida de trabajo o cuarentena obligada. Tanto así que los voluntarios de las ollas comunes de Antofagasta consideran que "hay un problema que aún las autoridades no quieren reconocer, además de una crisis sanitaria, hay una crisis alimenticia, ya que muchas familias que están pasando necesidades económicas y que no tienen ni siquiera un plato de comida para darle a sus familiares y ahí está la labor de las ollas comunes", comentó Alexis Contreras, uno de los gestores de las ollas comunes en Antofagasta.
"Aún vemos que vecinos, adultos mayores y niños están pasando por momentos súper difíciles, emocionales, de salud y económicos de sus familias, donde hay algunas familias que solo tienen pan para alimentarse. Entonces, es importante poder brindarles a estas familias que están pasando todas estas necesidades, el poder entregar nuestro tiempo y darlo a estas familias a través de un plato de comida, una caja de alimentación y poder aportar a la comunidad", mencionó el voluntario.