Aumento de los homicidios
Los asesinatos, consumados o tentados, subieron en 2020 y además creció su ocurrencia en las calles, lo que denota un fenómeno que merece observarse. Antofagasta, Calama y el resto de las ciudades de la región son aún tranquilas y seguras, dejémoslo claro, pero esa convicción no debe adormecernos, sino al contrario, movilizarnos para seguir así.
La Fiscalía y el Ministerio del Interior coincidieron hace unas semanas en la entrega de datos que son preocupantes, pues dicen relación con la gran cantidad de homicidios que se registraron en la región de Antofagasta durante 2020.
Según las cifras de Interior fueron 40 los sucesos registrados en la zona el año pasado, lo que representa el número neto más alto en 15 años y la tasa más alta del país de casos por cada cien mil habitantes (5,8).
En paralelo, el fiscalía presentó un informe que detalla que las denuncias relacionadas con la "familia de los homicidios", es decir, casos en sus modalidades consumado, frustrado o tentado, fueron 85 en el periodo, un tercio más que en años anteriores.
Los datos en sí mismos inquietan, pero si se los observa en profundidad adquieren ribetes aún más oscuros. Veamos, por ejemplo, el lugar donde se comenten los delitos.
Según lo revelado, el 60% de los ataques ocurrió en la vía pública, y se ha observado un aumento en el uso de armas de fuego.
¿Qué significa esto?
Desde la fiscalía se ha explicado que existe ahí un cambio de patrón fundamental.
En la región hasta 2019 la gran mayoría de los delitos de homicidios eran intradomiciliarios, o sea, se producían al interior de un inmueble, y en ellos normalmente intervenían personas que tenían vínculos entre sí.
Ahora, en cambio, la tendencia se invirtió y los casos se producen mayoritariamente en las calles y entre personas que no tenían tales contactos.
El tema es delicado, porque hay un cambio en los patrones delictuales que implica mayores niveles de inseguridad para la comunidad en general, porque, en definitiva, si éstos ocurren en la calle o los espacios públicos, se infiere que a cualquiera le puede ocurrir.
La fiscalía ha hecho un potente llamado de atención al respecto, y tomando un rol que merece destacarse, ha anunciado gestiones con autoridades regionales para ponerlos al tanto de la situación y planificar un respuesta desde las instituciones.
Las ciudades de la región son aún tranquilas y seguras, dejemos eso muy claro, pero aquella convicción no debe adormecernos, sino al contrario, movilizarnos para seguir así.