Jonathan Villella C.

Cecilia tiene 67 años y trabaja en un local establecido ubicado en pleno paseo Matta de Antofagasta.

Para ella, las fiestas de fin de año son el escenario perfecto para alcanzar la recuperación económica después de meses de cuarentena. No obstante, el notable aumento del comercio ambulante en el centro pone en riesgo sus planes.

"Este año hay muchos más vendedores ambulantes, demasiados. Nos ha bajado demasiado la venta; tengo varios locales desocupados, porque al final los vendedores ambulantes le quitan la venta al negocio establecido, que son los que pagamos impuestos, patentes, cumplimos con las medidas sanitarias, pero afuera no se cumple con nada. Si tú ves en la calle, están todos los puestos uno al lado del otro. Se produce aglomeración, yo no sé qué es lo que están pensando las autoridades", dijo.

La mujer acotó que si bien todas las personas tienen derecho a trabajar y a recuperar sus finanzas, "el comercio ambulante no puede estar por sobre el comercio establecido, puesto que ellos (ambulantes), no pagan nada. Para ellos todo es ganancia, y eso nos perjudica a todos, porque nosotros pagamos".

En un recorrido realizado por este medio, pasado el medio día de ayer, se pudo contabilizar la presencia de al menos 240 vendedores ambulantes, desde la plaza Colón hasta la plaza Sotomayor, sin considerar calles aledañas.

La gran mayoría de ellos se concentran a los largo de tres filas entre Maipú y Uribe.

Para la dueña de una peluquería del centro, quien para esta nota solo se identificó con las iniciales M. L. B., permitir la actividad ambulante durante las celebraciones de fin de año, es una muy mala práctica en tiempos de pandemia.

"Yo no lo puedo creer, antes habían 3 o 4 puestos fuera del local, hoy tengo una corrida de gente, locales que no están cumpliendo con las recomendaciones, que no guardan distancia y donde la gente va a comer sin ningún tipo de fiscalización. Yo no sé qué pasa con las autoridades, o si creerán que la pandemia dejó de estar presente hasta el 1 de enero", manifestó.

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El presidente de la Cámara de Comercio de Antofagasta, Antonio Sánchez, explicó que según los datos del gremio, en el centro de Antofagasta, considerando todo Maipú, Ossa, Latorre, Condell, Prat, Matta y la plaza Sotomayor, hay poco más de 800 vendedores ambulantes, lo que por supuestos es un perjuicio para los trabajadores formales.

"Es lamentable esta situación, porque involucra una tremenda cantidad de ilícitos, partiendo por el hecho que entre los ambulantes hay inversionistas grandes que están moviendo grandes capitales y que no han pagado ningún tipo de tributo. Se están vendiendo productos falsificados que no han pagado impuestos al momento de ingresar al país para venderlos en la calle sin pagar impuestos", precisó.

"Se están vendiendo alimentos -continuó-, cosa que de por sí es una infracción a la ley, se venden juguetes para niños y cosméticos sin autorización sanitaria, que pueden provocar daños a la salud de las personas... se están cometiendo una cantidad gigantesca de ilícitos en la vía pública, y tenemos una autoridad que los está avalando ¿cómo es eso posible?", preguntó.

Sánchez exigió a las autoridades tomar cartas en el problema, el cual -aseguró- lleva semanas y se agrava día a día con la llegada de más personas.

Sergio Ortiz, segundo a cargo del local Kokase, también en el paseo Matta, manifestó que es urgente, a fin de no elevar riesgos de contagio, que exista una buena organización de los comerciantes ambulantes en el casco central.

"Encuentro muy mal dispuestos y organizados a los vendedores ambulantes, ya que con el posible rebrote, se ve cada vez más difícil el escenario. Tal vez sería mejor con menos de ambulantes, tal vez solo una fila de ellos, eso haría que el sector en general pudiera ser más respirable. Pero al no haber esas medidas y ese resguardo, se forma un caos", manifestó.

Como una forma de pagar la manda que llevan adelante, desde el 9 de noviembre (Mes de María), un grupo de madres y algunas de las parejas de los jóvenes detenidos en incidentes posteriores al 18 de octubre de 2019, se reunieron a eso de las 14.30 horas de ayer para pintar la fachada de la catedral, vandalizada semanas atrás.

El grupo de mujeres hace varias semanas concurre al templo para orar a la Virgen, pidiendo la liberación de sus hijos. Algunas de ellas, no los han visto en siete meses.

Así lo explicó Maribel Gaete, mamá de Bastián Campos (detenido el 25 de noviembre del 2019), quien manifestó que pedirle a la María por la seguridad de sus hijos, es lo último que podían hacer.

"Nosotras, las mamitas, cuando comenzamos todo esto de la oración del Mes de María, fue en realidad porque ya hemos golpeado muchas puertas, pero no hemos tenido resultados. Hemos ido a Fiscalía, pero los jueces están muy cerrados e inflexibles respecto al estallido social y los chicos que se encuentran presos", dijo.

La mujer acotó que a la fecha su hijo todavía no tiene un juicio. "Tenía 19 años. El 5 de diciembre del 2019 cumplió sus 20 años preso y ahora, cumplió sus 21 años, estando preso también", explicó.

Lucía, madre de Carlos Gallardo, es otra de las mamás que participó en la actividad en la catedral. Para ella, cada segundo sin su hijo, es una eternidad. "Nos sentimos frustradas, con pena y rabia contra la justicia. El castigo que le están dando a los chicos por salir a marchar, es muy grande. No lo veo hace siente meses (...) cuando hablo con él, sé que intenta ser fuerte, pero donde está (Nudo Uribe), no es un buen lugar, se generan peleas. A veces no lo escucho bien", precisó.

"Estamos esperando un milagro de Diosito, para que a las autoridades se les ablande el corazón y dejen libres a estos jóvenes. Hoy hemos venido a pagar esta manda, que nace de una bonita idea, para pedir por favor a la Virgen, que proteja a nuestros hijos", relató.