Primera vacuna contra el covid
El inicio de las inoculaciones en el Reino Unido, cuando recién ha pasado un año de la aparición del virus, no es el triunfo de un laboratorio, sino de la humanidad. La cooperación mostró ser más eficiente que la competencia, y mantener esa colaboración internacional para el desarrollo de vacunas o terapias es una clave para enfrentar este desafío.
El 80% de las muertes por coronavirus en todo el mundo han afectado a personas mayores de 65 años, y fue precisamente una representante de este segmento la primera en recibir una vacuna aprobada para uso masivo en el mundo. La británica Margaret Keenan, quien la próxima semana cumplirá 91 años, fue inoculada el martes con el producto desarrollado por Pfizer y BioNTech en el Hospital Universitario de Coventry, de Gran Bretaña, frente a las cámaras de decenas de periodistas.
Con rostro calmo, entregó su brazo a la enfermera, que sin mucho trámite le aplicó la dosis. Sin duda una imagen que, en sí misma, no tiene nada de extraordinario, pero que debe valorarse como lo que es: un gran paso de la humanidad en el camino por superar la peor amenaza a la salud global en un siglo. De acuerdo con la OMS, actualmente se desarrollan más de 169 vacunas contra el covid-19, 26 de las cuales se encuentran en fase de ensayos clínicos en seres humanos, y al menos cuatro podrían sumarse en las próximas semanas a la de Pfizer y BioNTech, como alternativas probadas y certificadas para ser administradas a la población mundial.
Debemos recordar que sólo un año ha pasado desde que en Wuhan, China, se reportaban los primeros casos de coronavirus, y diez meses desde que se logró secuenciar el ADN del nuevo virus. Es decir, lo que normalmente tardaba décadas, la comunidad científica lo logró en diez o doce meses.
Es clave insistir en esto último. No se trata del logro de un laboratorio, sino de la humanidad. Posiblemente nunca antes el mundo tuvo mayor conciencia de su fragilidad y, por lo mismo, de la necesidad de trabajar en conjunto para alcanzar una meta.
El nivel de colaboración e interacciones que hemos visto en el desarrollo de vacunas para el covid-19 es bien extraordinario. Justo cuando la segunda ola se expande por el mundo, la cooperación mostró ser más eficiente que la competencia, y mantener esa colaboración internacional para el desarrollo de vacunas o terapias es una de las claves para responder a las próximas amenazas, que de seguro enfrentará el ser humano.