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"Para ser honesto, esto no me sorprendió"

JUSTICIA. La autoridad ha cumplido un rol fundamental en este escenario.
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"Ese día 18 de octubre de 2019 nosotros habíamos recién celebrado los 20 años de la Fiscalía. Yo estaba en Antofagasta y las primeras noticias de lo que estaba pasando en Santiago me llegaron a través del teléfono. Mi familia me llamó comentándome lo que estaba sucediendo allá, y para ser honesto, no me sorprendió, porque era parte de lo habíamos conversado una semana antes.

Recuerdo que en una conversación habíamos discutido que existía un sentimiento de desazón e inequidad que podía desembocar en una forma de rebelión que no mantuviera los causes y la serenidad que requiere un Estado democrático para solucionar sus problemas.

Miedo no sentí. Yo viví una dictadura. Sé lo que es tener amigos desaparecidos, familiares desaparecidos, entonces tengo una realidad que dista mucho de lo que pasó en estos meses. Sí da pena verificar que hayamos llegado a esos niveles de enfrentamiento e injusticia.

Lo cierto es que había una realidad en Chile que era indignante, miremos lo que pasa en los consultorios, donde la gente se amanece para tener una hora; las tomas, los campamentos, los problemas habitacionales, las pensiones, cientos de problemas que se venían acumulando, no ahora, hace cuarenta años, y que eran una olla a presión. Creo que hemos venido construyendo una sociedad donde dios es el mercado, y eso ha llevado a inequidades tan grandes que incluso el estallido pudo ser mayor. Eso lo tenemos que cambiar. El Estado no puede estar ausente en algunas materias, especialmente en educación, vivienda e incluso en materias económicas.

Yo creo que en definitiva la sociedad chilena tomó un camino que me parece correcto, estamos ad portas de una elección importante, como es la del 25 de octubre. Hubo un llamado a plebiscito donde hay que optar si queremos o no una nueva Constitución, es decir, esta democracia chilena se ha trazado un camino que es legítimo y que está dentro de los causes de una sociedad civilizada.

Ahora lo único que espero como chileno es que esto siga avanzando de manera pacífica. Chile no es de un grupo, ni de un lado ni de otro, y entre todos tenemos que construir una sociedad más justa, más igualitaria.

Lo que no podemos permitir es una violencia irracional, porque el país ha demostrado que existen canales, es cosa que nos sentemos a conversar. Tengo plena confianza".

"Lo que no podemos permitir es una violencia irracional, porque el país ha demostrado que existen canales, es cosa que nos sentemos a conversar. Tengo plena confianza".

Alberto Ayala, fiscal regional del Ministerio, Público, Alberto Ayala Gutiérrez,, fiscal regional

"No fue difícil comprender lo complejo del escenario"

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Ignacio Barrientos,, defensor penal público

"El día 19 de octubre estaba en casa disfrutando del día de descanso. Nadie podía sustraerse a las informaciones de las RRSS acerca de lo ocurrido el día anterior en Santiago. A las 14 horas comencé a recibir información sobre personas detenidas en la Tercera Comisaría. Previo a algunos contactos con defensoras/es llegué hasta esa unidad policial. Allí, en las afueras ya habían apostados muchos familiares de los/as detenidos/as. No fue difícil comprender lo complejo del escenario. De manera espontánea llegaron defensoras/es con los que nos dispusimos a realizar las primeras entrevistas a las personas detenidas. También había colegas privados que preguntaban por los detenidos y con los que desde ese día y en los posteriores estableceríamos una muy buena coordinación que perdura hasta hoy. En Calama la situación no era distinta".

El primer acercamiento con los funcionarios policiales no estuvo exento de problemas. Hubo demora en el ingreso, pues se nos decía que atendida la cantidad de detenidos era riesgoso permitirnos entrar. Ante la demora, como a las 15 horas, me comuniqué con el juez de turno, a quien le pedí que concurriera al cuartel para verificar las condiciones de los/as detenidos/as. Cuando finalmente pudimos ingresar, nos informaron que la mayoría estaba detenido por desórdenes públicos y que el fiscal de turno había ordenado su libertad, previa citación. Según nos dijeron desde la Fiscalía, esta información se entregó a la policía alrededor de las 16:30 horas. Sin embargo, las horas seguían pasando y la libertad no se hacía efectiva por lo que comenzamos a requerir la liberación de los detenidos. A pesar de ello y frente a la dilación, a las 20 horas reiteré el llamado al juez, quien ya había concurrido al cuartel, y le pedí que ordenara la liberación".

Dos horas después, a través de mi propio celular, el juez le ordenó al jefe policial con el que yo estaba dialogando que dispusiera la inmediata libertad de los detenidos que aún permanecían en dicho recinto. Con el tiempo comprendimos que este sería un nudo crítico y respecto del que debimos seguir accionando ante los tribunales de garantía a lo largo de los meses que nos mantuvimos en los cuarteles policiales.

Desde ese día la Defensoría Regional programó turnos de defensores/as para la atención y defensa de las personas detenidas, el que generalmente se realizaba desde el atardecer hasta, en algunas ocasiones, la madrugada del día siguiente, con permanente contacto con las familias interesadas. Fue un gran esfuerzo institucional que contó con un notable compromiso personal de los/as colegas y profesionales de la Defensoría y que fue reconocido por organismos internacionales".

En un clima de mucha crispación social y con la perspectiva de los meses, creo, que cumplimos nuestra misión institucional con un claro acento en la promoción y respeto de los DDHH. El cumplimiento de esa misión se refleja en un recuerdo: una noche al comenzar una entrevista uno de los jóvenes detenidos le dijo a otro: "viste yo sabía que iban a venir los defensores".

"En un clima de mucha crispación social y con la perspectiva de los meses, creo, que cumplimos nuestra misión institucional con un claro acento en la promoción y respeto de los DD.HH".

Ignacio Barrientos, defensor penal público