"La cultura es un bien de primera necesidad"
ANTOFAGASTINIDAD. Txalo Toloza Fernández, artista.
Txalo Toloza Fernández es hijo de Angela y Víctor Hugo, y hermano de Pablo, abogado y exintendente, antofagastinos de tomo y lomo, muy conocidos en esta ciudad.
El profesional, quien se define como sanluisino, performer, videoartista y director de escena, está casado con Laida Azkona, con la que tiene la compañía Azkona & Toloza y es padre de Lur.
Txalo nació en la capital regional en 1975.
¿Cuál es el recuerdo de tus padres y cuál fue su mejor enseñanza?
- A mis padres les debo gran parte de lo que soy, porque aunque elegí un camino de vida complicado y alejado de lo que para ellos era más normal, mi mamá y mi papá siempre me han apoyado, sin críticas, solo con consejos y preguntas. Con mucho amor y respeto por mis decisiones; decisiones que incluyen no ir a una universidad, emigrar de Chile con 20 años, cambiar de profesión y vida unas cuantas veces… nada fácil para ellos, supongo.
¿Qué poema o canción te identifica?
- Estos últimos años, el texto que más me ronda en la cabeza es uno de Raúl Zurita, pero no un poema, es un discurso. El discurso de aceptación del Premio Iberoamericano de poesía, que encierra todo un universo de ideas enormes, potentes, bellas y delicadas que no hay forma mejor de explicar que como el poeta lo hizo. Búsquenlo en Youtube, está completo y vale la pena verlo y reverlo.
¿Qué es lo mejor de ti?
- Que no suelo hablar de mis cosas buenas. Y que no me gustan mucho las certezas, prefiero las preguntas. Y confío mucho en el error como método de aprendizaje.
¿Cómo llegaste a la actuación?
- Lo cierto es que llegué a través de mi trabajo como videoartista, trabajando para gente del mundo de la danza contemporánea y la performance. A partir de ahí comencé a entender la escena, a estimarla, a comprender qué era lo que yo quería hacer sobre un escenario y debajo de él. Pero nunca he hecho un curso o un taller de actuación, ni de dramaturgia, todo lo he aprendido a base de hacer y cometer errores y aciertos.
Hoy estás en París. ¿Qué significa este logro?
- Para Azkona & Toloza, la compañía que co-dirigimos con la coreógrafa vasca Laida Azkona, es la segunda vez que nos presentamos en el Thèâtre de la Ville. Y aunque lo hacemos en el festival más importante de la ciudad, lo cierto es que lo hacemos en una sala pequeñita. Lo importante es que, luego de seis años de trabajo y varios años girando, por primera vez presentaremos la Trilogía Pacífico al completo. En una apuesta clara del Festival d'Automne de París y del Théâtre de la Ville. Además, hablar de neocolonialismo y barbarie en una de las capitales de Europa es siempre una alegría.
¿Qué obras presentarás y por qué?
- Pacífico es una trilogía de teatro documental compuesta por Extraños mares arden, sobre la relación entre el Desierto de Atacama y la familia Guggenheim; Tierras del sud, sobre el territorio de Puelmapu y el genocidio mapuche; y Teatro Amazonas, sobre el Amazonas brasileño y la idea del delirio de grandeza.
Es una trilogía basada en las nuevas formas de colonialismo, la barbarie sobre el territorio y su gente y su relación con la cultura contemporánea. Cada pieza incluye dos años de trabajo en los que un año y medio lo ocupamos en investigar arduamente sobre el tema que trataremos. Es un arduo trabajo de investigación, profundo y que solo tiene sentido si se puede compartir con el público. Y no por el hecho de subirnos a escena y recibir aplausos, si no por el hecho de compartir conocimientos.
¿Qué objetivos debe plantearse la región para su desarrollo?
- Creo que igual que cualquier región del mundo, Antofagasta no puede vivir solo de un monocultivo, y menos extractivista. Se debe apostar a muchas más cosas al mismo tiempo. La cultura, por ejemplo, debiese ser un bien de primera necesidad y como tal debiese ser tratado y apoyado.
¿Qué espacio de la región es el que más te gusta, el que más extrañas y por qué?
- El desierto, sin duda. Me gusta pensar que mi hija es una mezcla de montes y bosques vastos, y de cordilleras y desiertos atacameños.
¿Qué cosas has aprendido en estas semanas y meses tan inciertos?
- Que las distopías que llevan años metiéndonos a fuego, a base de un sin fin de series y películas, se quedaron cortas. La realidad siempre pude ser más dura, sobre todo para los de abajo. Pero es nuestro deber como artistas recuperar los discursos utópicos, quitarles lo edulcorado y hacerlos carne y cuerpo.
¿Qué sueño está pendiente por cumplir?
- Para mí, poder presentar Extraños mares arden en Antofagasta sería un gran regalo. No me imagino nada más emocionante en mi vida artística que poder hablar de mi desierto y mi familia, frente a mi familia y rodeado de la pampa.
En tiempos tan convulsos ¿qué consejo le darías a personas que no conoces?
- Que no se olviden de los migrantes. En tiempos de crisis la gente se suele olvidar o suele cargar todo lo malo contra los que vienen de afuera. Esa gente son nuestros hermanos y hermanas. Y como tal es nuestro deber cuidarles.