Pliosaurio: el depredador marino que acechaba las aguas prehistóricas de Calama
CIENCIA. Hallazgo de este gigante -en el sector Cerritos Bayos- será informado en la revista científica estadounidense "Journal of South American Earth Sciences".
Hace 160 millones de años, Calama y sus alrededores estaban sumergidos en un océano jurásico en el que habitaba un enorme depredador marino denominado Pliosaurio, que pudo llegar a medir 15 metros de largo y cuya mordida era mucho mayor que la de un Tiranosaurio Rex.
Presencia en Chile que logró establecerse luego que en Cerritos Bayos, un sector ubicado a 20 kilómetros de la ciudad donde además habitaban otras especies de reptiles prehistóricos; fuera descubierto un esqueleto fosilizado de este tipo de dinosaurio marino.
Hallazgo que, luego del análisis de una serie de especialistas, será publicado en la revista científica estadounidense "Journal of South American Earth Sciences", todo un hito para esta investigación que lidera el paleontólogo de la Universidad de Chile, Rodrigo Otero.
"La semana pasada nos aceptaron para publicación un artículo que da a conocer los primeros restos de pliosaurios, que es un depredador marino del que no se tenía registros concretos en Chile. Los primeros restos los dimos a conocer en un congreso en La Serena en 2018, y esos restos se trabajaron, terminaron de preparar y actualmente sabemos que son parte de un esqueleto más completo que estamos en proceso de excavarlo y sacarlo de terreno", precisó el profesional.
"Esto, agregó Otero, viene a dar la primera información sobre ese hallazgo que esperamos que en el tiempo lo podamos ir investigando de manera más definitiva, completa. Por ahora, lo que hemos podido rescatar es parte de las aletas y queda en terreno gran parte del esqueleto".
Recuperar el fósil
El proceso de recuperar los restos del Pliosaurio, detalló Otero, está prácticamente detenido desde diciembre de 2019, primero por el estallido social, luego por el cierre de la Universidad de Chile durante el mes de febrero, por vacaciones, y a partir de marzo por la emergencia sanitaria generada por el COVID-19.
Labor que de todas formas esperan retomar en cuanto sea posible, aunque las contingencias no han impedido avanzar en otras áreas de la investigación, en que han contado con el apoyo de Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama, y su director Osvaldo Rojas.
Sobre esta tarea, el paleontólogo del Laboratorio de Ontogenia, precisó que "el esqueleto está contenido en una matriz de roca que es muy dura, y para poder limpiarlo de esa matriz se necesitan condiciones de laboratorio. Hay que trabajarlos con martillos neumáticos que permiten remover, de forma precisa, toda la roca que va adherida al esqueleto y ese es un procedimiento que toma mucho tiempo y que requiere de especialistas".
Por segmentos
Por las dimensiones del espécimen hay que sacarlo necesariamente por segmentos desde donde está emplazado. Al respecto, Otero detalló que "se trata de cuidar que sean segmentos con materiales completos, con partes óseas, huesos completos, en general no cortamos un hueso para poder extraer un bloque, sino que rompemos la roca y que quede el hueso contenido".
Con esos criterios, explicó, se hacen una especie de colchones de yeso, equivalentes a los que utilizan las personas cuando sufren una fractura, es decir, las piezas se envuelven en gasa, se hace una cubierta de yeso y se inmoviliza, "así el material no se quiebra mientras es trasladado al laboratorio donde los restos óseos se limpian y quedan liberados para que sean investigados y ahí viene la segunda parte, que es el estudio propiamente tal que también puede tomar un tiempo largo, sobretodo cuando son cosas con las que no tenemos ningún paralelo, son especies nuevas, no hemos visto algo así anteriormente".
Décadas de trabajo
Acerca del futuro que tendrán las investigaciones en este sector de Calama, donde además hay restos de los reptiles marinos Muraenosaurus y Vinialesaurus, Otero dijo que hoy siguen "las pistas que nos dejaron investigadores previos, como la doctora Gloria Tapia y el profesor Guillermo Chong de la Universidad Católica del Norte, que vienen haciendo hallazgos de vertebrados jurásicos desde los años setenta".
"Nosotros simplemente estamos tomando un poco más de información en ciertos grupos que no habían sido estudiados, como los reptiles marinos, develando, a lo mejor, en forma más fina, qué tipo de dinosaurios habitaban ese sector, y cuando el equipo que trabaja es reducido, obviamente contrasta con la inmensidad que tiene el desierto y la cantidad de fósiles disponible. No me cabe ninguna duda que aquí hay trabajo para décadas y la esperanza sería que en los próximos años se sumen más profesionales".
Trabajo de búsqueda
El especialista, consultado sobre cómo han dado con estos restos, precisó que en las primeras visitas a una localidad se pueden hallar astillas de hueso o elementos muy pequeños, como un diente, y en las visitas sucesivas comienza a encontrar restos más completos.
"Es un trabajo que va acumulándose a través del tiempo y que depende, también, de cómo te vas familiarizándote con el lugar", detalló.