Roberto Matta y América Latina
Los pintores ejercen una artesanía que, en el artista auténtico, va amasada de una reflexión profunda en torno a su quehacer y a los tiempos que le ha tocado vivir, incluso, profetizando eventos futuros.
Roberto Matta estudio arquitectura en la Universidad Católica de Chile en Santiago, a inicios del siglo pasado. Al derivar al campo del arte, se trasladó al Paris de entreguerras, donde participó en el advenimiento de todos los ismos, siendo él un creador en la primera línea de vanguardia. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial se trasladó a Nueva York, donde se codeó con los creadores de la época. En su etapa final, vuelve su mirada hacia América Latina y la riqueza del Arte Pre Hispánico. Se adentró en el universo Maya: su incienso y su selva. En la década del 70 y 80 se interesó por el proceso político de la Unidad Popular y por la experiencia de la revolución Nicaragüense, visitando ambos procesos. Era el tiempo en que el monje y poeta Ernesto Cardenal era ministro de Cultura en Nicaragua.
En la Historia del Arte de Milan Ivelic y Gaspar Galaz, se transcribe una entrevista al pintor bajo el título: "Amar el Amor". Allí se refiere al fenómeno cultural de América Latina: "Ahora, si uno quiere ver un poco el panorama histórico, ¿dónde podría producirse hoy un Renacimiento? Es en América Latina donde me parece que puede ser, si las condiciones se presentan: en esos pueblos hay una situación como de estar preñados, como una necesidad. Y no saben parir. América Latina está muy mal definida. Porque la cultura no es Latina, es cultura greco - romana, judía, egipcia, africana del Norte, es decir es todo el Mediterráneo, que se vació en América. Y, siendo más preciso, yo creo que es la misma gente en todo el continente, incluso la de América del Norte, que han venido del mediterráneo o del sobaco Atlántico vasco, bretón, irlandés, o de la propia Europa. La misma gente con administraciones distintas."
En estos tiempos en que las culturas originarias o ancestrales recuperan espacios y vamos calando hondo en nuestro patrimonio cultural, es una reflexión que debemos profundizar cada vez más "para llegar a ser".
Waldo Valenzuela Maturana, pintor