Minería e Innovación: círculo virtuoso y necesario
"Debemos trabajar con una lógica público-privada que responda al cuestionamiento de cómo incentivar una mayor inversión". Juan Pablo Matsumoto, Mentor Endeavor
La actual discusión sobre la Reforma Tributaria y el royalty minero vuelve a poner al sector en la mira del debate público. La interrogante sobre cómo la principal industria del país contribuye con mayores recursos para financiar los programas sociales que nuestra sociedad demanda es un tema ya recurrente.
Una conversación que es clave poder abordar, en especial si se tiene a la vista que la minería posiciona a Chile como el principal productor de cobre del mundo, siendo responsable del 12% del PIB nacional. A ello se suma que la minería alcanza el 52% del PIB la región de Antofagasta, el 55% de nuestras exportaciones y, de acuerdo con algunas estimaciones, genera el 10% del empleo formal.
En medio de todo este debate surge también la discusión, no menos lógica, sobre cómo el rubro puede generar un mayor aporte en las regiones donde opera y, con eso, la importancia de lograr un buen balance entre mayor contribución, además de seguir siendo un destino atractivo para las inversiones que la industria requiere en su desarrollo.
Las cifras y antecedentes señalados demuestran que hoy la minería es un motor para el desarrollo del país, si bien para que ésta pueda seguir creciendo, más allá de la aplicación de reformas o desde la discusión del royalty, tiene que interiorizar una mirada de futuro. Ésta se relaciona con la necesidad de seguir evolucionando hacia una industria más sustentable, fuertemente apalancada en la innovación y el desarrollo tecnológico.
¿Cómo hacerlo? Es difícil definir un solo camino, pero una respuesta está en la proliferación de distintos emprendimientos, startups y scaleups, amplificando así el encadenamiento productivo que genera la industria minera, pero con una particularidad distinta a la actual: la tecnología e innovación como protagonistas de su actuar.
El ranking Global Innovation Index (GII), que mide a través de múltiples factores el nivel de innovación en las economías del mundo, ubicó a Chile en el lugar n° 50 de 132 países, un avance de cuatro posiciones respecto de 2020, transformándonos en líderes en América Latina y el Caribe. Específicamente en la región de Antofagasta, se viene generando un impulso relevante a nuevos emprendimientos enfocados en soluciones para una minería sustentable, destacando un alto interés y participación en las distintas iniciativas y convocatorias para consolidar a la zona como un referente en la evolución tecnológica del país.
Los emprendimientos, que años atrás partieron tímidamente en soluciones puntuales, hoy cubren un amplio rango de oportunidades: en servicios para centros integrados de operación remota, automatización de procesos, uso de inteligencia artificial, blockchain, big data, transformación digital, robótica, ciberseguridad, eliminación de riesgos de exposición y georreferencia, entre otros.
Lo anterior es una clara muestra del valor que la minería puede generar, en particular, en torno a nuevos espacios para el desarrollo de servicios en las regiones en las cuales se encuentra. Por tanto, estamos ante una oportunidad que tenemos y que debemos aprovechar, especialmente si sabemos que la industria tiene un fuerte compromiso por afrontar el cambio climático y reducir las emisiones. Esto teniendo al cobre como metal indispensable para llevar a cabo la descarbonización y descontaminación de las ciudades, lo que requiere sin duda de soluciones disruptivas.
De este modo, junto con discutir una mayor recaudación tributaria, debemos también trabajar con una lógica público-privada que responda al cuestionamiento de cómo facilitar e incentivar una mayor inversión y desarrollo en soluciones innovadoras y emprendimientos de alto impacto. Lo anterior, para que aporten al desafío de hacer una minería cada vez más sustentable y de mayores oportunidades. De esta forma, los emprendedores mineros abrirán camino hacia otros sectores productivos, permitiendo así una economía más rica y diversificada, y generando un terreno fértil para las startups y scaleups que, con creatividad y esfuerzo, quieran sumarse a este reto.