Lo Público
Dra. Francis Espinoza F. Académica UCN
Las series surcoreanas, por burdas que parezcan, muestran duros dramas psicológicos de familias asfixiantemente tóxicas y un abandono significativo de un estado que sólo privilegia a las clases acomodadas y estresa a quienes pertenecen al eterno 'baile de los que sobran'(Pateando Piedras, 1986). La ganadora de cuatro premios Oscar, Parásitos (2019, Bong Joon Ho), es el fiel reflejo de un "humor negro" que manifiesta con dramatismo las profundas diferencias en las clases sociales y el daño generacional que el neoliberalismo deja [como herida de guerra] en sociedades inequitativas. La escasa cohesión social es algo que desgarra y produce mayores niveles de delincuencia, inseguridad, violencia y una serie de enfermedades societales que aíslan al individuo y lo dejan a merced de algo que a su vez lo excluye, el mercado.
Karl Marx nunca le quitó el valor al mercado, pero su preocupación en términos coloquiales fue que no podía arrasar con todo lo humanamente construido. El hecho de poner límites al mercado es lo esperable al menos en tiempos de crisis (John Maynard Keynes, 1919), y la experiencia ha demostrado que un mercado sin control es tan peligroso como un gobierno autocrático. Esa vigilancia sólo puede estar dada desde el aparato público y no desde el mismo mercado. Una lectura interesante de Keynes se ve en Joaquín Estefanía (2015) cuando plantea que ya es tiempo de pensar en las posibilidades económicas que le heredaremos a nuestros nietos, y eso pasa por un país con mayor equidad.
Últimamente, varios 'tintes izquierdosos' se han ido sucediendo en Chile y en América Latina. El triunfo estrecho del Partido de los Trabajadores en Brasil con Lula Da Silva a la cabeza, la visita de la gurú económica del gobierno actual, Mariana Mazzucato y su polémicas palabras de Chile como un experimento que le pudiese ganar al mercado, y la presentación de la Reforma de Pensiones con su pilar solidario y el tan anhelado 'fin de las AFP'. Estas expresiones políticas más bien nos entregan antecedentes de lo que el liberal estadounidense Michael J. Sandel (2013) expresa como "lo que el dinero no puede comprar". La negación de Mazzucato a participar en un seminario financiado por SQM y el libre albedrío de muchos académicos/as (entre los/as que me incluyo) de no aceptar las becas que ofrece Andrónico Lucksic para estadías investigativas en Estados Unidos, son signos fundamentales de estos tiempos, y no necesariamente la arremetida de nuevas izquierdas.
En un mundo cada vez más desbordado, los límites a todo lo que no se considera ético está siendo la carta de navegación política de las clases que gobiernan en países con mayor crecimiento y desarrollo equitativo. La buena política no se interpreta desde el éxodo de partidos políticos hacia la creación de nuevos, la política responsable se estructura sobre la base de las necesidades de la ciudadanía. En este sentido, celebro que el actual gobierno al menos nos haga desear una sociedad justa, que a las mujeres se nos reconozcan las injusticias sociales a las cuales nos hemos visto sometidas por años (y siglos), como la corresponsabilidad parental, la diferencia en los años de jubilación respecto a los hombres y los planes sin maternidad que muchas debimos pagar para tener mejores beneficios en salud. Es que ya el 'estómago ciudadano' no puede con tanta brecha social.
La visión de Mazzucato es muy atrayente, la vengo siguiendo desde hace años junto a las premisas históricas de Thomas Piketty y otros/as 'economistas sociales'. De acuerdo a la economista ítalo-estadounidense Tesla recibió desde el Estado U$465 millones para empezar su negocio, que si bien podría no ser tan significativo, pero sin este apoyo, el empresario no habría desarrollado su imperio. La concepción del 'Estado Emprendedor' de Mazzucato es que el aparato estatal debiera no sólo ser un facilitador, sino tomar riesgos, hacer grandes acuerdos para mejorar las cadenas de valor y generar ecosistemas de servicios. El ejemplo es Dinamarca, que se ha convertido en el líder mundial de servicios verdes digitales que vende a China. "El Estado no tiene que ser dueño, esa es la antigua visión, donde se habla de lo estatal y lo privado o de nacionalizar. La idea es gobernar una perspectiva de crear valor desde lo público" (DF Mas, 29/10/2022). Debemos recobrar el valor de lo público y su articulación con lo privado, la gobernanza ética nos llama a avanzar en darle valor a nuestro país y sus recursos naturales, porque más que vender litio, podríamos ser productores de baterías.
"La buena política no se interpreta desde el éxodo de partidos políticos hacia la creación de nuevos, la política responsable se estructura sobre la base de las necesidades de la ciudadanía. En este sentido, celebro que el actual gobierno al menos nos haga desear una sociedad justa, que a las mujeres se nos reconozcan las injusticias sociales a las cuales nos hemos visto sometidas por años (y siglos)".