De responsabilidades, cambios e identidad
"Pero el problema no solo viene desde arriba, sino también desde los que podrían exigir cambios".
Últimamente, la Universidad de Antofagasta (UA) emitió un comunicado en el cual indicaba que a partir de los antecedentes recepcionados de la gobernanza anterior, se había detectado un importante déficit financiero. En consecuencia, se había tomado la determinación de implementar una auditoría externa. Ya en octubre 2021, en este mismo diario, la UA llamaba a licitación para la contratación de un empréstito por un monto de $19 mil 450 millones, destinado al refinanciamiento de su deuda financiera. Lo necesario sin duda, para que esta situación conozca un mejoramiento, es que el desempeño de los personajes concernidos deje de parecerse a un juego de silla musical; porque al final, en el microcosmos universitario, uno termina siempre topándose con las mismas personas… y por ende las problemáticas siguen siendo las mismas.
Una idéntica especie de inercia existe en los gremios, agrupaciones, instituciones locales. Esas mismas que participan en la elaboración de grandes estrategias regionales. Yo, estimaría que, anteriormente, habría que interrogarse sobre el desempeño real de estos. En una región que conoció un auge sin común medida; ¿cuál fue el aporte de las universidades, de las cámaras de comercio, de construcción, de la asociación industrial, del mundo privado, de Codelco, de los diputados y senadores, alcaldes, etc….? ¿Estamos frente a un panorama exitoso, de calidad, innovador, pro activo, visionario? ¿O un desempeño mediocre, cerrado, insuficiente, "flojo"? La verdad debe estar entre esas aguas, pero si no se sabe realmente quiénes son "responsables" de la situación de hoy, ¿de qué sirve "dibujar pajaritos en el aire" para 2050? ¿Qué nos dejará, si nos proyectamos hasta 2060, un siglo de actividad extractivista? ¿De qué vamos a heredar en el "espacio común"? Aparentemente, solo de un galpón azul. Como un símbolo del porqué Antofagasta nunca fue lo que debería haber sido. Pero el problema no solo viene desde arriba, sino también desde los que podrían exigir cambios.
Dejemos al gobernador de lado, para ver a fin de año qué nivel de gasto alcanzó. Pero veamos al municipio. Hoy, estamos asistiendo a una clara falta de probidad administrativa por parte del alcalde, y por consiguiente a un potencial "notable abandono de sus deberes", tras permitir que una empresa trabaje con la municipalidad, más de 3 meses, sin contrato. Por otro lado, la incontinencia mediática del edil tuvo como plataforma un incidente con el Club local de fútbol profesional. Sus caprichos y/o acciones, terminaron por ser sancionados por un tribunal. Probablemente, Antofagasta se quedará sin representante en la división de honor para la temporada 2023. Y eso es otro símbolo. ¿Cómo esta ciudad no tiene, con todo el entorno empresarial que existe en la región, un club de estándar internacional? ¿Competitivo, con infraestructuras de alto nivel, con resfuerzos de alto calibre? El dinero hace milagro, hasta podría entrégarle más identidad, a través de un equipo de fútbol, a una ciudad que tiene un serio problema con aquello. ¿Pero a alguien le interesa que Antofagasta reivindique, popularmente, un alma? Sin identidad, no se tiene ninguna fortaleza para enfrentarse a los otros… Sin eso, al cabo de un siglo, si ya no representas más interés, simplemente desapareces. Y las codiciadas reuniones estratégicas se harán en otra ciudad, con nuevos temas. Y otros invitados.
Cristian Zamorano Guzmán
Doctor en Ciencias Políticas