Baja ejecución presupuestaria
No solo es falta de gestión, también es parte del proceso de nueva instalación de esta institucionalidad en el país. Hoy ha cambiado el proceso de conformación de equipos técnicos y la coordinación con los municipios se está recién afinando. Es un engranaje nuevo que requerirá tiempo para que funcione bien.
La primera dificultad del proceso de descentralización que se esperaba pudiera ocurrir y que hoy comprobamos se dio, es la relacionada con la correcta administración de los recursos. No hay que olvidar que una de las principales consignas de este cambio de institucionalidad era precisamente contar con mayores fondos para destinarlos a las prioridades locales.
Se solía discutir que no había financiamiento para lo que realmente hacía falta y que las decisiones, entre cuatro paredes, tomadas en Santiago no se condecían con las necesidades que esperaban ver resueltas los habitantes de las distintas comunas.
Y ese gran plus es el que no se puede perder de vista, porque cuando hoy vemos que la ejecución presupuestaria de la mayoría de los gobiernos regionales no supera el 30%, queda instalada la preocupación. Y regresan antiguas voces sobre la falta de capacidades en las regiones u otras como "no basta con pedir plata, si no saben en qué gastarla".
Ambas afirmaciones son erróneas. Primero fuera de la capital hay profesionales capacitados para delinear una estrategia regional de futuro y cómo implementarla en sus distintas etapas, como lo sabemos que hoy existe.
Lo segundo, las necesidades locales son bien sabidas y muchas veces la piedra de tope se encuentra en la burocracia estatal y la ausencia de necesarias coordinaciones.
Estamos frente a una nueva institucionalidad y las competencias a los gobiernos regionales no han sido transferidas en su totalidad. No se puede comparar con lo que hacían los intendentes, quienes seguían mayormente los lineamientos del poder central, los que eran articulados de acuerdo a la evaluación de cada zona del país.
Hoy ha cambiado y el proceso de conformación de equipos técnicos y la coordinación con los municipios se está recién afinando. Es un engranaje nuevo que para que empiece a funcionar requiere mucho más que las voluntades de las autoridades locales, también de la participación de las distintas carteras.
Por ello, todo está dentro de un proceso de puesta en marcha que obviamente en su primera etapa presentará dificultades, las que debieran solucionarse con el correr de los meses y estar afiatadas para mejorar los resultados en las nuevas mediciones de cumplimientos.
Son etapas de aprendizaje que se deben cumplir indefectiblemente. Se debe confiar que ya en 2023 las cifras de ejecución presupuestaría estarán cerca del 100%.