Apoyo para la gente en situación de calle
La cifra regional es de 932 personas que viven en carpas o "rucos" en espacios comunitarios, pero se estima que podrían ser el doble los que están en esa situación y requieren de ayuda. Habilitar albergues temporales puede ser una buena solución para quienes no tienen nada y viven en la calle y de la caridad. Allí se podría ayudar a pasar el crudo invierno a estas personas que hoy la están pasando mal.
Este año ha sido particularmente frío debido al fenómeno climático de La Niña que propicia la llegada de masas frías en esta parte del continente. Las temperaturas han caído y eso lo han sufrido todos los habitantes de la zona, pero con mayor reciedumbre los más vulnerables, aquellos que por diversas razones viven en situación de calle y se cobijan con cartones y desechos en carpas o en los denominados "rucos", que no son más que improvisados refugios levantados con algún tipo de escombros de construcción.
No son pocos, de hecho el informe oficial describe que son 932 personas aunque la estimación es mucho mayor y superaría con creces el doble de lo oficial. Falta un nuevo catastro para conocer a ciencia cierta la cantidad de gente que vive en la calle y determinar sus necesidades más allá de la obviedad.
El mismo informe revela que en los últimos tres años el número de habitantes de la calle ha aumentado fruto de las condiciones económicas y la migración, principalmente proveniente de Venezuela. En la mayoría de los casos familias con hijos pequeños.
Es allí donde se hace necesaria una política de apoyo que llegue a este sector vulnerable con el apoyo requerido.
Habilitar albergues temporales puede ser una buena solución para quienes no tienen nada y viven en la calle y de la caridad. Allí se podría ayudar a pasar el crudo invierno a estas personas que hoy la están pasando mal por el frío y el olvido de una sociedad que suele marginarlos sin entender las verdaderas razones de su indigencia.
Lo albergues se presentan como la solución más idónea porque junto con brindarles abrigo y alimentación se podría coordinar visitas médicas y de asistente sociales de las reparticiones públicas para que levanten la información de cada uno de ellos y ver posibilidades que abandonen las calles. Especialmente las familias con menores de edad.
Lo que no puede ocurrir es que miremos hacia el lado o con desdén al sufrimiento de este grupo de personas que no tiene más aspiraciones que vivir el día a día, algo que se pone muy complicado en temporada de invierno cuando el frío arrecia y no contamos con el suficiente abrigo. La sociedad en este sentido deber ser solidaria.