Antisociales
"Acá, se está instalando la cultura del monólogo, donde no se tolera la contradicción".
Desde que surgió el lugar común de hablar de "vieja" y "nueva política", no faltan los que se quieren (auto)identificarse con lo novedoso. Desde siempre, hacer política consiste en lo mismo. Una tragedia en tres actos. Llegar, gestionar y mantenerse en el poder. En todos esos tramos se debe imperativamente recurrir al "debate", cosa que los actuales postulantes al Congreso, parecen un poco huir. En efecto, en el programa "Yo decido", en Antofagasta Tv, varios candidatos, esencialmente de sensibilidad de centro izquierda; dilatan en hacer llegar su respuesta en cuanto a su participación o no en ese espacio, para finalmente, como ya ocurrió en una oportunidad esta semana, desistirse.
Acá, alguien hizo escuela y ese fue el actual alcalde Jonathan Velásquez, quien no necesitó participar en debates para ganar. Prefirió, en la campaña municipal, emitir monólogos desde sus redes sociales (rrss), desde el jardín de su casa, sin contrapunto, divisando complots por todas partes e insultando a medio mundo de "ratas"… lo que anticipaba un poco lo que luego iba a suceder con los funcionarios municipales, este siguiendo insultando a través de sus rrss, pero esta vez ya electo. El Juzgado de Letras del trabajo reprendió tal actitud.
Dominique Cardon, socióloga, ha planteado la cuestión de la contribución de la tecnología digital a la expresividad de los individuos. Explica que la tecnología digital ha propiciado la aparición de espacios de debate público que superan el marco institucional. En el caso del edil, es exactamente eso. Todo es redes sociales para él, lugar donde la moderación no existe y las reglas son relativas. Para la investigadora, el debate en línea carece de implicación y autenticidad. Por ejemplo, en el caso de nuestro alcalde, este difunde, el 8 de septiembre pasado, en su pagina facebook, un video donde indicaba que había "recuperado" el Barrio Brasil, eliminando a todos los juegos inflables en esa área En realidad, solo fue por un día; a los dueños de esos juegos se les había pedido dejar el lugar porque iban a limpiarlo. Los invito, hoy, a ir a avenida Brasil, y verá que lo difundido en su video era absolutamente falso, una "mise en scène", una "fake news". Ese fenómeno del activismo para un "me gusta" (un "like") y la locura por los "click" (pinchar), esa carrera desenfrenada a las multiplicaciones de las visitas, degrada indiscutiblemente el debate público. Lo anula en realidad.
Acá, se está instalando la cultura del monólogo, donde no se tolera la contradicción. En ninguna página del edil, se dejan publicados los comentarios negativos. Como lo explica R. Badouard, considerando esas "burbujas ideológicas" y la violencia expresada en las rrss, se termina planteando la cuestión del "embrutecimiento" que producen los intercambios en línea. Es preocupante cuando sabemos que el debate es la clave de la democracia. Es mucho más que un beneficio de aquella, es su condición existencial. Porque el debate hace visible el desacuerdo que se encuentra en el corazón mismo del proceso democrático. Esa inevitable contradicción, esos desacuerdos que atraviesan todo cuerpo social. Eso que toda dictadura trata de ocultar, callar y eliminar. Al igual que una mirada exclusivamente electoralista de nuestra democracia.