La dispar realidad en los clubes de fútbol
Las instituciones profesionales del balompié regional viven procesos distintos y mientras el CDA se consolida en la Primera A, Cobreloa se hunde en la B. No es descabellado pensar en que se puede contar con dos potentes equipos en la región, que sumen espectáculo y lleven alegría a los miles de hinchas.
El momento que viven los principales clubes profesionales de la región es muy diferente. Mientras que en la capital regional, Deportes de Antofagasta, está con posibilidades de llegar a copas internacionales en Calama, Cobreloa atraviesa por su peor momento y está al fondo de la tabla de posiciones de la Primera B y con posibilidades de descender a la segunda profesional.
Si hace una década la realidad era a la inversa, los derroteros seguidos han sido disímiles y son los que hoy explican su actual nivel deportivo.
El paso a sociedad anónima, pese a su controversia, sirvió para que el CDA se consolidara y enfocara en conformar planteles competitivos para no pasar zozobras en la serie de honor, algo que se ha conseguido con éxito y que lo ha mantenido siempre desde la medianía de la tabla hacia arriba, con opciones de llegar a las competencias internacionales, paso que lograron dar y que era un sueño para sus aficionados.
En la vereda del frente ocurrió lo contrario. Años con crisis de gobernanza y de enfrentamientos internos provocaron que la institución loína se fuera desmembrando desde su interior lo que repercutió en los resultados deportivos.
La debacle llegó en el 2015 con el descenso, algo nuevo para un club que sólo en su inicio y, por reglamento, partió en la segunda categoría pero que la salvó en un año y después se convirtió en uno de los grandes del fútbol chileno con vicecampeonatos de América y ocho títulos nacionales.
Se pensó que sería un paso fugaz por la serie B, pero los años transcurren y hoy más que nunca está más cerca de seguir cayendo que de ascender.
Frente a esa realidad surgen voces que llaman a emular lo que se hizo en Antofagasta, y la gran mayoría de los clubes profesionales, quienes aprovecharon la legislación para transformarse en sociedades anónimas y abrirse a la inversión privada. Cobreloa funciona como una corporación, tiene una SA pero no se ha abierto a los capitales privados.
A la luz de lo visto pareciera lo más acertado. Tal vez se pierda identidad, pero permitirá una mayor gobernabilidad y una nueva visión de mercado y del negocio. No es descabellado pensar en que se puede contar con dos potentes equipos en la región, que sumen espectáculo y lleven alegría a los miles de hinchas.