Tras un año de pandemia capital regional empeora indicadores de desnutrición
SALUD. Cifras de JUNAEB y el INTA indican graves déficit nutricionales en escolares. Niños de cursos más pequeños son los más afectados.
"Acá la mayoría son niños a los que alimentamos porque en general, sus papás trabajan durante el día. Antes de la pandemia, casi todo ellos almorzaban en sus escuelas, pero ahora en muchos de ellos, es su principal merienda del día. Siempre digo que el hambre no espera, no distingue ni nacionalidad, ni edad, ni pregunta dónde vives. Por eso seguimos acá de lunes a viernes, pese a que muchas veces las dificultades son muchas, como cuando nos falta agua en el campamento", comenta Isis Puentes, encargada de la olla común del campamento Nuevo Amanecer que entrega, en promedio, noventa raciones diarias desde junio del año 2020.
La red de ollas comunes que ha operado durante la emergencia sanitaria ha ayudado a paliar las necesidades de alimentación de cientos de familias antofagastinas. Sin escuelas abiertas, la calidad de la alimentación de los estudiantes más vulnerables de la región, se ha visto fuertemente afectada.
De acuerdo a las estadísticas del "Mapa Nutricional 2020" de la JUNAEB, solo en la comuna de Antofagasta el índice de desnutrición se duplicó en los cursos más bajos.
Si el 2010, a nivel de prekinder, la región promediaba un indice de desnutrición de 3.6%, el 2020 la cifra llegó a 5.9% (2019 era de 3.1%). En tanto, el estado nutricional de "retraso de tallas", un indicador que mide crecimiento por edad, la cifra subió desde el 3% en 2010 a 4.5% en 2019 y 6.1% en 2020.
El porcentaje de niños con "bajo peso" también aumentó. En prekinder de 6,8 a 7,3%, y en kinder de 6,5 a 7,0%, comparando el año 2010 y el 2020. En 2019 fue 6.2% y 6%.
En tanto, la obesidad, también asociada a mala nutrición, subió en todos los niveles. En prekinder fue de 19% en 2010, y 21%, llegó a 25,4% en 2020.
Investigación INTA
El director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la U. de Chile, Francisco Pérez Bravo, advierte que dado el crítico escenario, es necesario realizar un análisis de los resultados de las cifras que entrega el "Mapa Nutricional 2020" de manera de implementar acciones que ayuden a suplementar las deficiencias nutricionales observadas en la población escolar de la ciudad.
"De acuerdo a la estadística de JUNAEB, la prevalencia de desnutrición en colegios de la comuna es de 3.7%, que está sobre el promedio nacional que es de 2.4%. A partir de esto surgen muchas preguntas al respecto. Nosotros pensamos que es un reflejo claro de la pandemia. Porque ha pasado un año de la emergencia, de apreturas económicas y de pérdida de puestos de trabajo. Si se piensa que la prevalencia nacional reportada el 2019 era de 1.8, Antofagasta ha casi duplicado su indicador de desnutrición en un año", indicó el académico.
Pérez indica que el resultado refleja la situación de diversas escuelas de la comuna (municipales y subvencionadas) y que está en línea con el estudio que el INTA elaboró el 2018 respecto a deficiencias de micronutrientes y vitaminas en escolares de la ciudad.
"El 3.7% de Antofagasta apoya mucho los resultados que tenemos desde el 2018. Esto podría estar siendo una escalada de déficit que partió varios años antes y que solo se está incrementando en pandemia. Por ejemplo, según nuestro estudio el 33% de los alumnos tenían deficiencia en calcio, lo que es bien impactante. En vitaminas, Antofagasta fue la ciudad más afectada cuando la comparamos con Santiago y Concepción. Encontramos que había un 1.8% de desnutrición y un 61.9% de sobrepeso y obesidad", indicó Pérez.
Jéssica Abarzúa Fuentealba, directora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Pedro de Valdivia, subraya que uno de los factores que incidiría en el aumento de la desnutrición en la comuna dice relación con la necesidad de compartir entre más personas los alimentos entregados por JUNAEB.
"La alimentación ahora es entregada en modalidad de canastas individuales y es proporcionada cada 15 días. Pero se ha observado que esta es compartida por el grupo familiar de los estudiantes, disminuyendo así el consumo calórico estimado para los niños, niñas y adolescentes, tanto para su desayuno como almuerzo. El estado nutricional de bajo peso aumentó, ya que antes lo que era consumido por el estudiante en su establecimiento ahora lo debe compartir en su grupo familiar. No asegurándonos que reciba el aporte calórico necesario para su día a día", indicó Abarzúa.
Faltan evaluaciones
Los especialistas concuerdan en que un aspecto fundamental para contener el avance de la desnutrición en la población menor de 5 años en pandemia es reforzar continuidad operacional del programa nacional de alimentación complementaria (PNAC) en la atención primaria que distribuye leche y otros alimentos lácteos suplementarios.
Otro de los efectos del confinamiento prolongado y las deficiencias nutricionales se observa en la categoría "Retraso en tallas", un estado nutricional que calcula nivel de crecimiento según edad, donde el indicador regional experimentó una significativa alza en los niveles de kínder y prekinder
Karen Sanhueza, nutricionista y referente técnico de la CMDS, sostiene que las dificultades de atención en la emergencia han hecho que programas de salud como el control de niño sano en la APS, registren un 90% menos de atenciones respecto al 2019.
"Con toda la contingencia sanitaria se ha hecho difícil contar con antecedentes para evaluar el efecto que ha tenido el confinamiento. Hay evaluaciones que no se han podido hacer desde el año pasado. Los pocos datos que tenemos no nos permiten hacer comparaciones. Pero lo más probable es que vamos a encontrar grandes diferencias, por el confinamiento, por nuevos hábitos, la ansiedad del encierro entre otros. En realidad, el pronóstico no es muy alentador", indicó Sanhueza.