El problema de la deserción escolar
Según el Mineduc, el año pasado 2.066 alumnos dejaron el sistema educativo en la región, una cifra que no puede quedar sólo como un dato más. Cada joven o niño o niña que deja el sistema, no solo interrumpe su proceso educativo y de formación, sino que además queda expuesto a peligros y desprotección que amenazan su desarrollo.
El Ministerio de Educación informó hace unos días que el año pasado 2.066 estudiantes desertaron del sistema educativo en la región, lo que viene a representar algo así como el 4% de toda la población matriculada en la zona.
Se trata de una realidad dolorosa. Cada joven o niño o niña que deja el sistema, no solo interrumpe su proceso educativo y de formación, sino que además -en muchos casos- queda expuesto a peligros, desprotección, explotación, vicios y otras circunstancias de alto riesgo para su desarrollo.
Por eso la noticia no puede pasar inadvertida, todo lo contrario, debe llamar a la acción, no solo para evitar que más estudiantes sigan el mismo camino, sino que también para lograr la reincorporación de aquellos que por el motivo que sea, cortaron contacto con sus establecimientos educativos.
El detalle entregado por el Mineduc indica que 1.108 alumnos desertores son hombres y 958 mujeres, mientras que el nivel educativo con mayor índice de abandono escolar fue primero medio con 408 casos a nivel regional.
Por otra parte, y en base a datos aportados por la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS), la mayor deserción de estudiantes se concentró en los establecimientos públicos de Antofagasta, con un total de 1.420 alumnos que no continuaron matriculados en el sistema de educacional municipal.
Los factores que conducen a la deserción escolar son múltiples. Dificultades económicas, ausencia de redes familiares, falta de ambientes estimulantes, ruralidad y, por supuesto, en el caso de 2020, un rol importante lo jugó la pandemia de covid-19.
Hay que tener presente que un alto porcentaje de los estudiantes, sobre todo de la educación municipal, no tuvo los medios tecnológicos para adaptarse a las clases online, lo que limitó su aprendizaje y en muchos casos los llevó a la deserción.
Este 2021 otra de las metas que nos impone la pandemia será entonces crear redes de protección al alumno, de acompañamiento, asesoría y apoyo para frenar este éxodo, que amenaza con seguir, si no se toman medidas urgentes y profundas.