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"Mi hija dice que soy una mamá osa"

ANTOFAGASTINIDAD. Aixá Redunante Federay, periodista e instructora de pilates.
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Aixá Redunante Federay es periodista y trabaja en una universidad local, pero a la par se desarrolla en la danza y la actividad física.

Desde niña tuvo ese interés y nunca ha dejado que se extinga. Estudió ballet y bailó piezas clásicas como la Sílfide, Cascanueces, Sirenas, Straussiana, Rapsodia en blue en el Teatro Municipal, pero una lesión la alejó del escenario.

Ahora combina su actividad universitaria con la práctica de pilates y stretching, y su próxima meta es sacar el instructorado de Barre Clásico, que combina estas disciplinas con un poco de ballet.

¿Dónde naciste y qué recuerdos guardas de tu infancia?

- Nací en Salta Argentina, pero mis padres son chilenos. Llegué a Chile en el año 80 y, según cuenta mi mamá, el viaje de regreso fue en tren y tuve que ingresar como turista. Después de vivir en Chuquicamata, La Ligua y Santiago, a fines del 83 llegamos a Antofagasta, de donde no me he movido más, pese a que he tenido opciones de irme a otras ciudades.

¿Cómo comienzas a conectar con el arte y en especial con la danza?

- Un buen día cuando tenía 7 años, mi mamá me peinó con un tomate y me llevó a dar la audición para entrar a la escuela de ballet del Teatro Municipal. Así que partí chiquita. Tuve la fortuna que me formaran las maestras María Eugenia Candia, ex primera bailarina del Municipal de Santiago, y la maestra Raquel Mújica. De ellas aprendí la disciplina y el amor por el arte, la música clásica y por lo sublime y etéreo de la danza.

En el año 89 entré como aspirante al Ballet de cámara y el 90 pasé a ser parte del elenco, por lo que tuve la oportunidad de bailar bajo la dirección de Paco Mairena (QEPD) y Alicia Targarona. A los 15 años me lesioné y tuve que dejar las clases, pero ese nexo con el ballet y el arte se mantuvo intacto en los años. Cuando era parte del equipo de la Revista Fin de Semana, siempre pedía cubrir las noticias culturales y fue maravilloso, cuando pude entrevistar a mi maestra, porque fue como un tributo de mi parte.

¿En qué campo o disciplina te desarrollas actualmente?

- Soy periodista, Magister en Comunicación Estratégica, pero hace 5 años trabajo en gestión universitaria, lo que me ha permitido especializarme en la vinculación con los egresados, especialmente con miras en la acreditación institucional de la casa de estudios de la que formo parte.

De manera paralela saqué mi instructorado en Pilates y en Stretching. Y como los lazos del Ballet son para siempre, la vida nuevamente me juntó con ex compañeras, por lo que he trabajado junto a Lía Contador en su Estudio Pilatart, y a Militza Molina, con quien además retomé las clases de Ballet, pero ahora para adultas.

Mi próxima meta es sacar el instructorado de Barre Clásico, que mezcla un poco de Pilates, Ballet y stretching, y que permite a cualquier persona fortalecer su condición física, mejorando tonicidad muscular, resistencia y elongación, un regalo para la salud sobre todo después de estos meses de encierro.

¿Cómo te definirías a ti misma como persona?

- Uy, es difícil autodefinirse. Pero, lo que más procuro es ser consecuente en la vida para poder mirar a mis hijos directo a sus ojitos, con total tranquilidad cuando los aconsejo y les oriento en lo que deben o no deben hacer. Soy agradecida y leal, mi hija dice que soy una "mamá osa" que defiendo a mi familia y amigos, con todo. Procuro siempre autorregularme y ser empática con las personas y situaciones; y he desarrollado una gran resiliencia con cada episodio vivido.

¿Quiénes han sido tu inspiración en la vida, a quiénes admiras?

- He conocido gente maravillosa que me ha inspirado desde distintas formas. Por ejemplo, mi madre por su resiliencia y su fe inquebrantable, y mi padre, quien es un hombre muy trabajador y de gran astucia en la vida. Sin embargo, quien más me inspiró fue mi bisabuela, aunque no la conocí, por su tesón que trasciende hasta las generaciones más recientes. Ella se vino de Valparaíso junto a mi bisabuelo, dos hijos pequeños y un par de maletas. Desembarcaron en el Muelle y cruzaron a tomar el tren directo a Chuqui, donde echaron raíces y eso dio paso a una familia en las que somos más de 200. Hacía flores de papel, cocía ropa, confeccionaba muñecas y muchas otras cosas, para apañar a mi bisabuelo. De ella heredamos que si hay que martillar se martilla, y si hay que cocinar se cocina. Así que cuando he pasado momentos malos, siempre pienso: si ella pudo, si ella se reinventó, si ella creyó en sí misma, ¿por qué yo no?. Ella es una gran inspiración en mi vida.

¿Cómo has vivido estos meses de pandemia?

- Con incertidumbre, pero resguardada con mi familia en nuestro hogar. Lamentablemente, he tenido familiares y amigos con covid y, en enero pasado, falleció un tío por el virus. Lo que me ha hecho ser bien estricta con el tema del quedarse en casa y agradezco mucho que tanto mi trabajo y el de mi marido se pueda realizar de manera remota.

¿Qué crees que nos falta a los chilenos para ser un mejor país?

- Dejar de lado el narcisismo infantil, ya somos una nación con más de 200 años para seguir culpando al otro de nuestra mala ventura. Cada uno de nosotros debemos asumir nuestras decisiones y sus consecuencias, desde lo más mínimo hasta temas trascendentales.

¿Dónde quieres estar en diez años?

- Viendo los logros de mis hijos, sin duda. Y compatibilizando mi familia con viajes para recorrer el mundo. Y obvio me gustaría poder ser testigo de una Antofagasta renovada, moderna, llena de posibilidad para sus habitantes, y sobre todo muy respetuosa y valoradora de su historia y de quienes ayudaron a forjarla.