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Participación de la sociedad civil

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Hace una década se promulgó la Ley 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública. Se trata de una normativa que ha resultado decisiva en el fortalecimiento de la democracia en Chile y en el desarrollo de una institucionalidad que dé respuesta a la mayor demanda ciudadana por ser protagonista en los procesos de definición y toma de decisión de las políticas públicas que impactan en la calidad de vida y las expectativas de las personas y comunidades.

En el país existe un creciente interés de los chilenos y chilenas por tener mayor injerencia en los asuntos públicos y la promoción de liderazgos locales, que se vinculen de manera directa y transversal con el Estado, sus autoridades y con el resto de las organizaciones de la sociedad civil.

En este sentido, la Ley 20.500 apuntó precisamente a abordar esas demandas. Por un lado, impulsando la asociación entre las personas, estableciendo el marco legal, sus límites y el rol del Estado en el apoyo a la asociatividad, con el propósito de facilitar la asociatividad a los ciudadanos, robusteciendo así el tejido social.

Y por otro, la Participación Ciudadana en la Gestión Pública, donde el Estado reconoce a las personas el derecho a participar en sus políticas, planes, programas y acciones, para lo cual, los órganos de la administración deben establecer los mecanismos de participación que tienen las personas y organizaciones sociales en el ámbito de su competencia.

Desde la División de Organizaciones Sociales estamos enfocados en liderar, robustecer y acompañar este proceso, desplegando una serie de programas, medidas y acciones destinadas a lograr una mayor y mejor participación de la sociedad civil. En pandemia, el rol de los dirigentes y organizaciones sociales ha sido fundamental para enfrentar este enorme desafío de combatir el Covid-19, de manera inclusiva, solidaria y colaborativa.

Los esfuerzos deben seguir en esa dirección, ya que la confianza entre los ciudadanos y las instituciones son un pilar fundamental para configurar espacios de participación que encaminen a Chile a la construcción de una sociedad más integrada, próspera y con un alto compromiso de todos los ciudadanos en el desarrollo del país que anhelamos.

Nuestra ingente capacidad organizativa

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El país ha demostrado una gran eficiencia en la Operación Vacuna Covid-19, amén de una importante habilidad para conseguir provisiones con naciones donde tenemos buenas relaciones diplomáticas y comerciales: China y también Estados Unidos. Todo esto ha vuelto a poner el nombre de Chile en los primeros lugares mundiales de países exitosos en la gestión de salud pública. Y hemos recuperado el sitial que siempre tuvimos en materia de organización y gestión de políticas públicas.

Lo anterior ha sido resaltado por la prensa internacional, que ha aplaudido el proceso de vacunación del país, el cual supera lo realizado por la mayoría de las naciones desarrolladas del mundo. Con el actual proceso de inoculación en curso, se piensa que más de 5 millones de personas tendrán su vacuna completa para el 31 de marzo, cubriendo casi toda la población de riesgo y aproximadamente un 30% del total. Todo un record logrado en tan solo dos meses. De seguir con esta tendencia, se estima que 15 millones de personas estarían vacunadas al término del primer semestre del 2021, lo que implicaría una cobertura superior al 80 % de la población. Sería un tremendo logro, que dejaría a Chile con una inmunidad prácticamente total y en óptimas condiciones para enfrentar la pandemia, en términos generales.

Es realmente destacable lo hecho por el Estado y por el gobierno en este ámbito. Lo primero que salta a la vista es la amplia red de contactos internacionales impulsados por la Cancillería chilena durante las últimas décadas, lo cual ha facilitado mucho la obtención de vacunas e información fidedigna; y de manera especial cabe resaltar la privilegiada relación con China de más de 40 años, desde donde vendrán la mayoría de las dosis de vacuna. El gigante asiático ya ha sido un proveedor habitual de todo tipo de vacunas para Chile durante mucho tiempo, vínculos que hicieron posible un rápido y exitoso desplazamiento diplomático. Pero también ha existido una diversificada búsqueda de otros proveedores fiables, lo que está permitiendo la actual campaña de vacunación.

Y tan importante como lo anterior es la cobertura en salubridad pública, que ha sido posible gracias a la experiencia acumulada del país desde hace más de medio siglo. Cada año se realizan vacunaciones masivas a lo largo de Chile, por ejemplo, contra la influenza entre niños y adultos mayores, con una implementación muy rápida y eficiente a través del sistema primario de salud, mayoritariamente a nivel municipal. Así, se ha podido erradicar el sarampión, la peste cristal, la poliomielitis, y tantas otras patologías, con operaciones masivas de vacunación desde hace décadas.

Hemos podido constatar, una vez más, que el éxito de una campaña de salud preventiva y de emergencia como la actual, depende de la eficiente mantención del sistema de salud pública del país, reforzado cuando sea necesario por la infraestructura y el esfuerzo privado.