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"Debemos tener un espíritu solidario"

ANTOFAGASTINIDAD. Pedro Ziede Díaz, médico cirujano.
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El doctor Pedro Ziede Díaz fue un niño inquieto y de mente ágil, características que lo siguen distinguiendo ahora que ya es mayor.

Incluso a sus 68 años, le cuesta quedarse quieto, y por eso destina gran parte de su tiempo a la atención de sus pacientes, sus actividades académicas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antofagasta y la planificación de los operativos médicos solidarios que hace ya dos décadas organiza, y que lo han hecho merecedor de distintos reconocimientos, como un Ancla de Oro el año 2015, y en 2017 el título de "Camiseteados", un concurso organizado por TVN precisamente para distinguir a los chilenos que aportan al país.

¿Cómo fue su infancia y qué recuerdos guarda de ella?

- Fui un alumno de desempeño académico normal, nunca ocupé lugares destacados en el colegio. En la adolescencia me encantaba salir a acampar e ir a la playa y también me gustaba hacer experimentos. Un día mi padre me regaló un laboratorio básico. Recuerdo que destilaba vino y fabricaba alcohol y también realizaba electrólisis y hacía hidrógeno y oxígeno descomponiendo el agua. Otro experimento que hacía era fabricar pólvora porque quería construir un cohete, una vez haciendo pólvora casi incendio la casa de mis padres. Finalmente logré fabricar un auto que funcionaba con pólvora, corría muy rápido echando llamas.

¿Cuáles fueron las grandes lecciones que aprendió de sus padres?

- La primera lección que aprendí de mi padre fue el compromiso con la sociedad. Mi padre, Edmundo Ziede Abud, además de su profesión de médico, se preocupó llamando la atención de las autoridades de salud sobre el tema del arsénico en el agua potable. Además, cuando fue rotario participó en la campaña para hacer un monumento a Arturo Prat y posteriormente a Bernardo O'Higgins. También potenció la actividad del waterpolo, siendo Antofagasta un líder de este deporte.

Mi madre, Olga Díaz, como toda mamá, muy preocupada por sus hijos y entregando siempre un buen sentido familiar, dando a entender que la familia y sobre todo la unión familiar son los pilares de la felicidad.

¿Es más difícil ser solidario en estos tiempos de pandemia?

- Esta pandemia tiene dos aristas, nos golpea y nos muestra lo insignificante y débiles que somos frente a un virus que solo se logra ver e identificar con un microscopio. Por otra parte, nos entrega la oportunidad de buscar una forma de ayudar a nuestra sociedad. Sin dudas todo se hace más difícil en tiempos de pandemia, el temor a contagiarnos, la lucha extensa agota las fuerzas de los seres humanos y desde luego la incertidumbre de cómo viene el año 2021 también nos afecta.

¿Como académico, qué intenta transmitir a sus alumnos de medicina, más allá de lo técnico?

- La parte técnica y académica es importante para el avance de los estudiantes, sin embargo también es necesario que ellos, sobretodo los que trabajan en salud, tengan un espíritu solidario. La tecnología ha llegado a tal nivel que todo lo que uno enseña está en Google, pero hay algo que no se aprende en internet y es la capacidad de empatizar y solidarizar con el que está al lado, con el ciudadano de la calle, aquel que no solo nos necesita frente a una pandemia o un terremoto, sino que nos necesita en el día a día.

Siempre les hablo a mis estudiantes sobre el trabajo que significan los operativos Sembrando Salud de la Universidad de Antofagasta y los insto a participar como parte de su formación profesional.

¿Quiénes han sido su inspiración para su desarrollo en la vida, en lo humano y lo profesional?

- Partiendo por mis padres, mi familia, los pacientes con los cuales llevo más de 40 años trabajando, y por supuesto una parte muy importante y vital han sido los más de 250 médicos y odontólogos que se han sumado año tras año a esta campaña de solidaridad.

A ellos hay que sumar los más de 200 estudiantes de medicina y odontología que también han participado, y voluntarios como enfermeras, técnicos en anestesia, arsenaleras, pabelloneras, personal de esterilización, personal administrativo, secretarias, etc., quienes han depositado su confianza en este proyecto y me han dado la energía necesaria para seguir con esta actividad. Ellos son los verdaderos motores de este proyecto, son el alma y el combustible que da movimiento a esta máquina solidaria.

¿Qué aprendizajes debemos internalizar de esta emergencia que nos ha golpeado?

- Respetarnos entre nosotros cuidarnos para cuidar a los demás y sobre todo aprender a no solo cuidar, sino también respetar a las personas de la tercera edad.

¿Cuáles son los grandes desafíos que enfrenta nuestro país?

- Pienso que el mayor desafío de la sociedad es terminar o al menos disminuir el grado de corrupción que existe, la transparencia del quehacer humano hoy se ve limitada frente a todos los casos de corrupción, hemos tenido casos en diversas instituciones y lamentablente se ha instalado en el adn de algunas personas, causando con ello un gran daño al país, y a la sociedad. La falta de transparencia ha impregnado a las instituciones públicas, privadas, empresas, civiles, militares, autoridades que ocupan todo tipo de cargos públicos, etc. ¡Pero atención! no son las instituciones las que le han fallado al país, sino solo algunas personas. El virus de la corrupción es más letal que el virus del covid 19, por lo menos contra el covid 19 tenemos una vacuna para destruirlo.