La Organización Mundial de la Salud advirtió que el covid 19 seguirá propagándose por el mundo, incluso con una vacuna, que podría aplicarse masivamente desde inicios del próximo año, e instó a los países a prepararse para inmunizar a la población cuando corresponda, pero sin bajar la guardia con las medidas que se han tomado hasta ahora para frenar los contagios.

Los expertos han dicho que debido a que la ciudadanía ha descuidado la prevención, es probable que en los primeros meses de 2021 venga una segunda ola de contagios de covid 19 en nuestro país, tal como ha ocurrido en países europeos. El equipo Icovid Chile, iniciativa liderada por la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad de Concepción, presentó el jueves un nuevo informe sobre el avance del virus en el país, observando un aumento de 8% en los casos nuevos, mientras que las regiones que presentan un mayor incremento en este indicador son La Araucanía, Biobío y Coquimbo. En la Región Metropolitana, se observa un crecimiento de 22,5 casos promedio diarios con respecto a la semana anterior, equivalente a un 7,4% de aumento en los nuevos casos.

El equipo Icovid Chile observó signos de aceleración de la pandemia con indicadores de contagio al alza o consistentemente altos en la mayor parte de las regiones, pero en especial en la zona centro-sur del país, y en el caso de la Región Metropolitana, que también retrocedió hace unos días en el Paso a Paso, se debe a un alza de la enfermedad en el Gran Santiago.

Hasta ahora, el coronavirus detectado en China en diciembre del año pasado, ha contagiado a 70 millones de personas en el mundo, y ha dejado al menos un millón y medio de muertos. Estados Unidos, India y Brasil han sido las naciones más golpeadas. Si bien el avance de la pandemia se había mantenido relativamente estabilizado en los últimos meses, al relajarse las medidas de contención se ha generado una nueva ola, por lo que los países comienzan a retomar disposiciones que pueden ser impopulares y que desatan protestas.

La situación sigue delicada y no podemos olvidarlo.

Considero que la frase con la cual se titula esta columna es completamente ejemplificadora respecto a los hechos que hemos visto hace unos días en el Congreso Nacional, aunque me referiré específicamente a lo ocurrido con un grupo de senadores de la oposición, encabezado por la Presidenta de la Cámara Alta, Adriana Muñoz, quienes presentaron un proyecto de ley para brindar un indulto general para las personas que han sido imputadas -dice el texto - por supuestos delitos causados en el marco de las protestas del estallido social de octubre del 2019.

Es más, se señala que su fundamentación está dada en la "promoción y defensa de los derechos humanos (…) y la búsqueda urgente de una solución política, con sentido humanitario a la situación en que se encuentran, desde hace más de un año, las personas, especialmente jóvenes".

Respecto a aquello, refuerzo la idea que solo se está viendo el árbol y eso les imposibilita ver el bosque completo y las implicancias que tiene esto, dado que, ante una lógica de querer instalar que los detenidos durante el estallido social son presos políticos, cuestión que no lo es; se daña gravemente nuestra convivencia democrática, ya que se termina normalizando la violencia y la delincuencia.

No olvidemos que quienes se encuentran privados de libertad, no lo están por sus ideas, ni pensamientos políticos, sino más bien, por cometer delitos vinculados a daños/quema de propiedad pública y privada, saqueos, instalación de aparatos explosivos e inclusive homicidio frustrado. Todos los chilenos fuimos testigos de esa violencia desatada. Esto, sin duda trajo un debate sobre el actuar del poder judicial, quienes han sido categóricos y enfáticos en establecer que "los jueces no fallan de acuerdo a la postura política o ideológica de un imputado" e inclusive se ha llegado a descartar la existencia de presos políticos en nuestro país. A su vez, se sumó al debate la información entregada por el ex Defensor Nacional, quien estableció que de los 72.350 casos que atendieron entre el 18 de octubre y el mes de diciembre del 2019, relacionados con el estallido, sólo 3 estarían sujetos a indulto.

Con estos datos, sin lugar a dudas, se refuerza lo establecido en la alegoría del árbol, debido a que se han centrado solo en lo particular, de querer instalar dentro de la opinión pública, una visión de quienes cometieron delitos durante el estallido social, pero no ven que por querer instalar esta tesis están incendiando el bosque, no solo por la normalización de la violencia, sino porque también se podrían dejar sin efecto, según establece el Ministerio Público, causas como la conocida condena a 11 años de presidio impuesta a John Cobin, por homicidio frustrado y Ley de Control de Armas, por disparar en la vía pública en la comuna de Viña del Mar o la persecución de quienes se encuentran en prisión preventiva por la instalación de artefactos explosivos en el edificio Tánica, en la comuna de Vitacura.

Querer avanzar hacia indultos generales, como lo he mencionado, no solo socava la institución del indulto y nuestra propia convivencia, en razón a que perseverar en instancias como estas podría llevarnos a que, posteriormente, estemos hablando de una suerte de homologación de libertades condicionales exprés dada la normalización del delito y la violencia, de avanzar en proyectos como el presentado por senadores de la oposición.

En este contexto, no me cabe ninguna duda que el veto presidencial es de toda lógica.

El mes de diciembre alberga diversas celebraciones que buscan unir a las personas, siendo la Navidad la más significativa, especialmente para los niños de Chile y América Latina, y porqué no decirlo, para el mundo entero. Otro ejemplo igual de trascendental es el que se conmemoró este 20 de diciembre: el Día Internacional de la Solidaridad Humana.

Tal como reza la Declaración del Milenio efectuada por la Organización de las Naciones Unidas, "la solidaridad es uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre los pueblos en el siglo 21" y, en base a esto, la ONU decide proclamar el 20 de diciembre de cada año como el Día Internacional de la Solidaridad Humana.

¿Cuál es su objetivo? Erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano y social en los países menos industrializados.

Frente a esta declaración, no me cabe duda que el crecimiento del ser humano debe ser integral. Es decir, trabajemos por dejar atrás las carencias materiales y alimentarias de millones de personas, pero al mismo tiempo hagamos un esfuerzo mayúsculo para la entrega de herramientas socioemocionales que nos lleven a entender de mejor forma lo que es la solidaridad, la empatía, la compasión amorosa.

Busquemos que cada uno de nosotros y la sociedad entera pueda manejar sus competencias emocionales. Éstas son un conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes, muy necesario y relevante para la toma de conciencia, en este caso para discernir sobre la importancia de la solidaridad en el desarrollo de la sociedad.

Hoy, en que la solidaridad es un valor tan necesario para sobrellevar crisis tan grandes como la que significa la pandemia generada por el Covid-19, hagamos de esta conmemoración una oportunidad para empezar a celebrar nuestra unidad en la diversidad; para promover el manejo de nuestras emociones y comprender, de mejor forma, el valor que tienen la solidaridad para lograr objetivos en común.

En tiempos en que la globalización y la creciente desigualdad parecen avasallarnos, fortalecer la solidaridad es un desafío indispensable.