La frustración educativa
Es imperativo que el próximo año la educación pública sea prioritaria en cuanto a la inversión de recursos. Equilibrar la cancha post pandemia, será crucial para detener esta injusticia socioeducativa. Hay que recordar que fue la falta de equidad la que nos llevó a un quiebre social.
Ya es una frase muy repetida, pero no por eso menos cierta: "La pandemia nos reveló las diferencias sociales". Diferencias que se ampliaron principalmente en dos áreas: el empleo y la educación.
En el segundo punto es notorio que los niños que asisten a escuelas públicas tuvieron menos acceso a clases, en gran medida por falta de conectividad o equipos tecnológicos en sus hogares.
Los datos de deserción son preocupantes: según el seremi de Educación de Antofagasta, son 4 mil los estudiantes de enseñanza básica y media que habían desertado del sistema escolar en la región a noviembre de este año. La gran mayoría son de establecimientos públicos.
A esto se suma la frustración latente en profesores y directores que -en su mayoría- están haciendo lo humanamente posible por retener a estos niños y jóvenes, pero que no lo logran en todos los casos.
Es muy común escuchar experiencias de docentes en estos días en que explican que este año no han visto las caras de sus alumnos, a pesar de tener clases online con ellos, ya que estos prefieren mantener las cámaras y micrófonos apagados. Así, una de las bases del proceso educativo, el intercambio de ideas entre profesor y estudiantes, la retroalimentación, no se ha logrado. A esto se suma que en los establecimientos municipales, buena parte del alumnado ni siquiera tiene posibilidades de conectarse.
Por lo mismo, es mucho más difícil que un niño pueda preguntarle al profesor esa parte del texto o del ejercicio que no entendió. Así que simplemente se quedará con una duda no resuelta.
Es un año en que la brecha entre alumnos de colegios ricos y colegios vulnerables se ampliará.
Equilibrar la cancha post pandemia, será crucial para detener esta injusticia socioeducativa. Hay que recordar que fue la falta de equidad la que ya nos llevó a un quiebre social.
El próximo año es imperativo que la educación preescolar, básica y media sean prioritarias en el gasto público. Que se invierta en equipos y conectividad, además de capacitación en uso de herramientas para profesores y alumnos. Si no, toda una generación quedará dañada.