El valor de la diferencia
Los chilenos valoran cada vez más lo distinto, pero ven con desconfianza las definiciones de lo político, un mundo al que aprecian como un obstáculo. La clase política, especialmente la parlamentaria, debiera atender mejor que su inmenso descrédito debe ser resuelto y abordado. La nación, más compleja, exige respeto y reconocer las diferencias.
"La mayoría de las diferencias que evaluamos no solo no polarizan, sino que son un aporte al diálogo", explicó Hernán Hochschild, director ejecutivo de Tenemos que Hablar de Chile -la plataforma de participación ciudadana impulsada por la U. de Chile y la UC-, que realiza un interesante trabajo de conversación con distintos actores del país.
La organización realizó una medición -encuesta a 1.500 personas de todo el país- cuyos resultados son bastante interesantes: por lo pronto, los chilenos muestran una valoración positiva de la diversidad cultural; en un 70% se aprecia como un aporte al debate público.
El asunto es interesante porque revela una óptica mucho más pausada y sabia de parte de la gente ante un fenómeno que a muchos asusta o convierten en una grieta para remarcar sus puntos y anular los otros.
La diversidad y la diferencia puede apreciarse como una riqueza de la sociedad, como algo que contribuye a ampliar nuestras miradas, lo que es definitivamente mejor, que observarla como una brecha insalvable que debe ser resuelta con proselitismo verbal o incluso violento.
"La diversidad, en especial la cultural, es una oportunidad. La mirada es que nuestras diferencias no nos tienen por qué dividir. Hay un valor a rescatar en ellas", citó el autor.
El 74% de los participantes tiene esta percepción sobre las culturas de los pueblos originarios, un 73% sobre las culturas de los distintos territorios de Chile y un 46% sobre las culturas de los inmigrantes. También un 48% señala como un aporte las diferencias entre hombres y mujeres, y un 52% valora la diversidad desde la identidad de género u orientación sexual.
¿Dónde se produce el problema, entonces?
Las ideologías políticas fueron identificadas como un obstáculo en el 56% de los casos y las diferencias sociales lo hicieron en el 49%. Y esto es grave pues la política -una de las bases del diálogo democrático- es observada por los chilenos como un obstáculo y no como el recipiente donde confluyen las distintas visiones para generar bien común mediante el acuerdo.