Anclar la fundación de Antofagasta
"Un poblamiento que convierte a Don Juan López Alfaro y a Doña Carmen Zabala como los legítimos fundadores de Antofagasta".
En noviembre de 1866, Don Juan López Alfaro, hijo de don José López y Rosario Alfaro, que para algunos historiadores abría nacido por el año 1825 en la ciudad de Quillota y para otros estudiosos era oriundo de la ciudad de Copiapó. Se radica definitivamente en "su" conocida y querida caleta de "Peña Blanca", explorada por primera vez por López en 1845. Posteriormente esta misma caleta es llamada "La Chimba" y consecutivamente comenzaría a ser conocida como Antofagasta.
Este histórico asentamiento lo realiza con su señora Carmen Zabala, con quien contrajo matrimonio el 24 de mayo de 1851 en la parroquia "Nuestra Señora del Rosario" de Copiapó, según certificado de matrimonio descubierto el año 2013 por dos destacados historiadores locales.
La familia llega con la hija de ambos de unos 4 o 5 años. Lo acompañan en esta aventura el hijo del primer matrimonio de la Señora Rosario, un joven de apellido Caballero de unos 23 o 25 años de edad y la señora de éste.
Es entonces que le corresponde la señora Carmen Zabala el mérito de ser la primera mujer que se radica en estas tierras junto con su nuera. Ambas mujeres que, con años de esfuerzo y sacrificio, van consolidando una familia en circunstancias muy adversas de clima, geografía y abastecimiento, son sin duda un gran ejemplo para las generaciones futuras de Antofagastinos. Ambas féminas no han sido debidamente reconocidas por la historia de la ciudad. Con posterioridad a su arribo a las costas de Antofagasta, Juan López realiza una serie de extensa y arriesgadas expediciones más, que lo llevan a distintos sectores de la costa de Mejillones, Tocopilla y al sur del Perú. Por estos años también estará entregado a sus exploraciones y a la extracción de cobre y a sus esperanzas de Minero.
"Los estudiosos de la historia de Antofagasta no pueden pasar de largo por este asunto, que urge dilucidar para que, de una vez, seamos puerto con el ancla puesta en donde es debido". (Andrés Sabella, El Mercurio 1979).
Ricardo Rabanal, Profesor, historiador