Las instrucciones de Marta Brunet para ser mujer
Los cuentos de Marta Brunet acaban de ser reeditados y prologados por la escritora Cynthia Rimsky´, quien en esta entrevista habla del tiempo que le tocó enfrentar a la escritora chilena.
De anteojos oscuros redondos, emulando al clásico modelo Wayfarer, de Ray-Ban, collar de perlas, blusa de seda y pelo recogido, la cara de la escritora y diplomática chilena Marta Brunet hoy aparece hasta en las poleras que diseñadores independientes venden a estudiantes de Letras y Artes. "Creo que hay una etapa del crecimiento en que se necesita tener como referentes a mujeres que han construido algún pensamiento y llevarlas en las poleras, también hemos tenido de Kurt Cobain", dice sobre la autora de la antología "Cuentos escogidos de Marta Brunet", Cynthia Rimsky (conocida por "Ramal" y "El futuro es un lugar extraño", entre otros textos), recién publicada por Alfaguara.
"Los meses que tuve cerca el tomo de cuentos me interrogué continuamente por las y los jóvenes que leerán estos cuentos, si alguna vez se habrán sentido como sus personajes o si la cárcel que usted pinta maravillosamente quedó, a partir de los movimientos feministas de los últimos años, vacía, inutilizable. ¿La lectura de esta antología se convertirá en una visita a las ruinas prehistóricas para entender y no olvidar de dónde venimos o las mujeres continuaremos pasando por la cárcel para conseguir nuestra libertad cada vez?", se pregunta Rimsky en la presentación a las páginas decantadas luego de revisar una obra de 1.925 hojas, que pesa 2.285 gramos.
-Sentí muy íntimo el prólogo, casi como que le estaba hablando a una amiga…
-Estuvimos juntas varios meses, sus libros son gigantes: los llevé acá al almacén del pueblo (Rimsky vive en Azcuénaga, cerca de Buenos Aires, Argentina) y los pesé (ríe). Siempre parto de lo material. Además, este trabajo lo hice en el verano y ella estuvo hasta mayo en mi escritorio, la sacaba al patio a veces, pero es una presencia bastante fuerte, entonces tuve ganas de conversar con ella, porque siempre estuve preocupada de cómo leer su obra.
-Brunet maneja una psicología bastante compleja…
-Sí, y a la vez es simple porque ella escribe aparentemente muy transparente, muy directa. (…) Deben haber sido situaciones que vio, escuchó. Cuando era chica vivió mucho tiempo en el campo y luego trabajó varios años en revistas de mujeres, esa fue su manera de ganarse la vida. Creo que por ahí debe haber conocido bastante la complejidad de la psicología femenina.
-La última película de "Mujercitas" en un punto coincide con la novela de Louisa May Alcott: una de las niñas, Amy, afirma que "el matrimonio es una propuesta económica". Dado el éxito de la cinta, pareciera que la historia sigue funcionando, al igual que la imagen de la jaula que usó en el prólogo, esa en la que como mujeres entramos, salimos, pero sigue ahí.
-Es algo difícil porque hay algo de crianza, un relato interior muy fuerte de cómo ser mujer que fue transmitido por nuestras madres, abuelas. Es una tensión que siempre está en una, eso no ha desaparecido porque existe el movimiento feminista, porque mostramos las tetas: esa narrativa interior se pone en tensión, pero no se borra. Varios análisis afirman que Brunet era feminista, pero yo no estoy tan de acuerdo. Lo que sí me parece súper interesante es cómo complejiza el discurso y lo pone en objetos como un fonógrafo, un libro de cuentas, eso me parece muy moderno en términos de literatura. Ella no parte del 'ay, soy feminista y escribo', ella parte de objetos a los que va cargando, complejizando, dando vueltas y eso es muy lindo, alegórico si quieres.
-Los personajes de Brunet buscan salvarse a través del amor, ¿por qué cree que ella no se casó?
-Vaya a saber uno (ríe), pero tuvo un hijo sin estar casada. Me parece que casarse no es sinónimo de compañía, creo que ella lo plantea muy bien. Y, en esa época, a una mujer que tomaba distancia de sus contemporáneos le implicaba también tomar distancia de sus opciones, donde una era el matrimonio. Me da la impresión que entonces el matrimonio era una gran soledad, por lo cual imagino que una mujer como Brunet, que logró ganarse la vida cuando ese era uno de los grandes argumentos para casarse, podía tener esa libertad frente a la ilusión. Imagino que tuvo amantes, porque cómo tuvo un hijo. O quizás fueron mujeres. O quizás era bisexual, quién sabe. Me pareció interesante no meterme en su biografía, pese a que tuve la tentación, pero creo que fue más interesante trabajar su mirada.
-Sus textos vivieron años en silencio, circulando sólo entre círculos académicos, y ahora comenzó a volverse pop…
-Sí, y no solamente ella, (María Luisa) Bombal ('La amortajada') también estuvo muchos años oculta, (Gabriela) Mistral… Lo que pasa es que Chile es un país demasiado conservador, donde la premio Nobel era los 'Piececitos de niño': nos tenían negada su poesía que ahora se empieza a descubrir. Como Chile estaba más atrás respecto a Argentina en la liberación de la mujer, pienso que eso hizo que las que escribían fueran más radicales con sus vidas, como Bombal, Brunet, Stella Díaz Varín ('Sinfonía del hombre fósil') o María Carolina Geel ('Cárcel de mujeres'), en respuesta a un mundo en que todo estaba mucho más prohibido para la mujer.
-¿Cómo ve la literatura femenina, actual siendo una exponente de ella?
-Yo no me considero literatura de mujeres. Yo soy escritora, hago literatura. No escribo literatura de mujeres ni leo libros de mujeres. Me parece súper bien el redescubrimiento de autoras, pero para que un día lleguemos a hablar de literatura, no de literatura de mujeres.
Brunet usaba anteojos, collar de perlas, blusa de seda y pelo recogido. Nunca se casó.
Por Valeria Barahona
Memoria chilena