"Yo me voy a morir sufriendo por lo que le hicieron a mi hijo Aliro"
La señora Leonor Armijo Aguilera aún guarda las pertenencias de su hijo Aliro Álvarez. Sus corbatas, chaquetas, las cosas que usaba a diario. Así lo siente más presente, aunque ya han pasado 19 años de su asesinato.
La mujer, de familia antofagastina y cuyo padre falleció cuando ella aún era niña, asume que se trata de una herida que siempre estará abierta, pese a lo que dicte la justicia.
El martes un llamado telefónico alteró la rutina en el hogar que actualmente comparte con su hermano en el sector norte de Antofagasta.
Al otro lado de la línea estaba la secretaria de su abogado para informarle que la Corte Suprema había resuelto condenar a Israel Álvarez Tapia como autor material del crimen de su hijo mayor, ocurrido en 2001. Se revertía así el fallo de la Corte de Apelaciones de Antofagasta que absolvió al acusado en 2018, y se confirmaba el del Tercer Juzgado de Letras que lo declaró culpable en 2017.
Las cosas se enderezaban para esta mujer, de 70 años, separada, madre de Alexis (un trabajador minero) y abuela de dos nietos, quien nunca tuvo dudas respecto a las responsabilidades en este caso.
¿Cómo se entera de esta noticia?
- En la mañana (martes) me llamó la secretaria del abogado avisándome que había una condena. Me cayó como un balde de agua fría, porque tenía el antecedente de la Corte de Apelaciones. No sé, me sentí por una parte bien, porque había una condena, pero por otra parte mal, porque eran pocos años. Fue un momento de contradicciones. Seis años de condena para él (Israel Álvarez), por 19 años de sufrimiento para mí. Es nada en comparación con lo que he sufrido, pero tengo que conformarme. Ahora estoy bien, mejor, por lo menos justicia se hizo, después de tantos años.
¿Cuando la Corte de Apelaciones absolvió a Israel Álvarez, usted pensó que ahí terminaba todo?
- No, yo siempre tuve la esperanza que me iba a ir bien, por eso pasaba llamando al abogado, a la secretaria, les preguntaba todo el tiempo, cada vez que iba al centro pasaba a la oficina y revisábamos si había novedades. Fue terrible, esperar tanto para que después saliera absuelto, y con tantas pruebas, pruebas que eran certeras, a las que nunca les dieron la importancia, esa era una impotencia para mí. Pero nunca perdí la fe, y ahora, con esto, puedo decir que sirvió la fe, y la espera.
¿Cómo fueron estos 19 años aguardando una condena?
- Fue un calvario que no se lo doy a ninguna madre. Tuvimos que sobreponernos a muchas cosas, pero había que luchar, porque de lo contrario la causa iba a quedar así.
¿Temió que nunca se supiera qué pasó con su hijo?
- Yo por dentro siempre me daba ánimo, me decía a mí misma que tenía que llegar hasta el final. Por lo menos mi hijo ahora descansa en paz.
¿Queda totalmente satisfecha, cree que Israel Álvarez es el único responsable del crimen?
- No tengo dudas. Carabineros siempre me dio la certeza que una persona con esa personalidad puede hacer varias cosas a la vez. Los peritajes que hicieron, todo indicaba qué fue lo que pasó y la frialdad con que preparó todo.
¿Cómo cambia su vida ahora que se cierra esta etapa?
- No lo sé aún, simplemente vivir un poco más tranquila, pero siempre queda la herida, sobre todo por la forma en que lo hicieron, que fue muy cruel. Por eso yo tenía rabia e impotencia. Me daba rabia saber cómo mataron a mi hijo y que todo quedara así, y la persona estaba libre, eso era me parecía una tremenda injusticia. Yo sé que con esto no me van a devolver a mi hijo, pero al menos algo de justicia tendrá.
¿Cuál fue la etapa más dura?
- La búsqueda, los peritajes, encontraban a una persona en Calama y allá íbamos, en ese tiempo estaba la jueza Gabriela Soto, que me ayudó mucho. Yo viajé con ella a Calama, siempre acompañada por mi hijo Alexis (hermano menor de Aliro), todo eso fue muy fuerte, saber detalles de la investigación, cómo lo mataron, los peritajes que se realizaron en la casa de esta persona, todo eso fue fuerte. Y después saber que me lo fueron a botar a Roca Roja como un perro, eso es lo que más me dolió.
¿Siempre tuvieron la presunción que el culpable era Israel?
- Siempre lo supe, siempre. porque yo lo buscaba, lo buscaba, y nunca quiso hablar conmigo, solamente una llamada telefónica de cinco minutos. Recuerdo que lo fui a buscar a la oficina para preguntar por unos cheques y él no se encontraba, y después cuando llegué a mi casa me llamó, cinco minutos. Me dijo que él tenía negocios con mi hijo y que eran muy amigos, pero el amigo nunca se acercó. Yo lo veía en los tribunales y agachaba la cabeza. Un día me lo encontré, lo tenían detenido, y no me dijo nada. Y la historia que contó, que lo había dejado en el centro, nunca le creímos.
¿Después de tanto tiempo, cómo vive la ausencia de su hijo?
- He aprendido a vivir con el dolor, siempre lo recuerdo, yo me quiero hacer la idea que mi hijo anda viajando, pero no es así, la realidad es otra. Aterrizo cuando voy a verlo al cementerio. Por eso digo, a nadie le doy lo que yo he pasado.
¿Se ha puesto a pensar cómo sigue la vida de ahora en adelante?
- No he pensado nada, es muy pronto todavía, y son muchos años. Ahora lo único que pienso es que Aliro descansará en paz, después de tanto tiempo. Y yo, bueno, tengo que buscar la forma de hacerlo también. Hay que vivir el dolor, yo me voy a morir sufriendo por lo que le hicieron a mi hijo, tengo nietos que no he podido disfrutar bien, es algo que sigue, pero a la vez, estoy un poco más tranquila.