Adultos mayores en pandemia: los riesgos de salir a trabajar para subsistir
TESTIMONIOS. La necesidad de generar ingresos debido a las bajas pensiones es el principal motivo.
Son el grupo de la población de mayor riesgo ante un posible contagio por coronavirus. Aun así algunos adultos mayores se han visto en la necesidad de salir nuevamente a la calle a trabajar, exponiendo con ello su salud, para llegar a fin de mes.
La mayoría de las personas de la tercera edad que hoy se encuentran vendiendo algún producto en el centro de la ciudad, lugar de mayor aglomeración de gente, son conscientes que existe una alta probabilidad de contagiarse con el virus. Pese a ello, los mismos aseguran que "no hay alternativa" y coinciden en que simplemente la pensión que reciben no les alcanza para vivir dignamente.
Con 67 años a Marcela Muñoz se le ve a diario empujar un pesado carro por las calles del centro. Su actividad es la venta de té y café a locatarios y transeúntes del sector. Ella cuenta que lleva 10 años en este trabajo. Un ingreso extra que explica le sirve para complementar con los 170 mil pesos que recibe de jubilación.
"Yo he trabajado toda mi vida. Nunca me ha gustado pedirle algo a los demás, ni siquiera a mis hijos. Con la ayuda de Dios aún tengo fuerzas para mantenerme sola", enfatizó la antofagastina.
La mujer detalla que pasó casi tres meses encerrada en su casa cuidándose del virus y que tras el fin de la cuarentena decidió salir nuevamente a trabajar para recuperar los ahorros que ocupó para mantenerse durante ese periodo de inactividad laboral.
"Si no salgo a trabajar no tengo para comer o cubrir mis necesidades. Sé que es un riesgo para mí andar en la calle pero mientras me cuide tengo que seguir vendiendo. No queda otra", puntualizó.
Los adultos mayores que se ven obligados a trabajar por lo general lo hacen para costear la compra de medicamentos, además de pagar las cuentas básicas y los alimentos.
Esfuerzo
Mariela Matamoros tiene 68 años y asegura que siempre ha trabajado en la calle. Actualmente vende humitas y pastel de choclo en el sector del Mercado Municipal. Afirma que gran parte de la plata que logra reunir la destina para mantener a su hijo de 15 años, quien según explica, le fue entregado en adopción por una mujer con problemas de adicción. Mientras que el resto del dinero lo utiliza para la compra de remedios para tratar un cáncer óseo que la aqueja desde hace tiempo.
"Me levanto a las 6 de la mañana a preparar las humitas y los pasteles de choclo para salir a vender. Ahora estoy trabajando los miércoles y viernes solamente porque el cuerpo no me da para más. Además estoy criando a un hijo que adopté y hay que comprarle todo lo que necesite, desde la ropa hasta la comida. Nadie me va a venir a dar para comer o pagar los gastos de la casa, por eso tengo que trabajar", precisó Mariela.
En estos momentos la septuagenario mujer recibe mensualmente 103 mil pesos de pensión que le fue heredada por su esposo fallecido hace ya dos años. "Mi única preocupación hoy en día es que a mi hijo no le falte nada. Tengo varios achaques en el cuerpo pero aún puedo trabajar para mantenernos a ambos", insistió.
Riesgos
Las bajas pensiones es un denominador común entre las personas de la tercera edad que están obligadas a trabajar en medio de la pandemia.
Según el último CENSO de 2017, en Chile hay casi 3 millones de adultos mayores que representan cerca del 16% de los habitantes del país. Se calcula que en el año 2025, este segmento alcanzará el 25% de la población.
Pese a esta realidad, Chile se encuentra en los últimos lugares de la lista de países de la Organización de Cooperación y Desarrollo (OCDE), con las pensiones más bajas.
Hasta antes que se desatará la emergencia sanitaria Nelson Zamora, de 67 años, vendía dulces afuera de la Universidad de Antofagasta, sede Coloso. Hoy tras el término de la cuarentena y debido al cierre temporal de la casa de estudios, se encuentra ofreciendo sus productos en los paraderos del transporte público.
"Sí, claro que tengo miedo de contagiarme pero no hay alternativa. Esa es la verdad de las cosas. Con la jubilación que recibo yo y mi esposa no se hace nada. Hay que pagar luz, agua, gas y remedios. Si uno no se mueve, las cuentas se acumulan. No se pagan solas", comentó el hombre.
Nelson detalla que los dulces que vende le dejan una ganancia de 8 mil pesos, "prácticamente para salvar el día. Gracias a Dios no pagamos arriendo", aclaró.
Julio Ramírez es otro de los adultos mayores que frecuenta el centro para vender chocolates artesanales junto a su esposa. A sus 81 años aún tiene energía para salir a trabajar, aunque él mismo reconoce que no lo hace por gusto, sino que por necesidad.
"A mi edad nadie debería estar exponiendo su salud para poder vivir. Lamentablemente hay muchas personas como yo que aún deben trabajar para mantenerse. Más aún si existe el riesgo de enfermarse por el virus. Nosotros nos cuidamos durante todo el tiempo de la cuarentena pero tuvimos que volver a vender chocolates para cubrir nuestros gastos", explicó Ramírez, quien durante su juventud se desempeño como obrero de la construcción y hoy recibe la pensión mínima.
El hombre señala que el mayor gasto que tienen es el pago de arriendo el que alcanza los 400 mil pesos. A eso deben sumar servicios básicos, alimentación y medicamentos.
Según los últimos datos del Ministerio de Salud respecto al perfil de los pacientes fallecidos por coronavirus por rango etario, entre el 21 de marzo y el 7 de octubre, un 21,08% corresponde a personas de 60 a 69 años, 28,41% tenía entre 70 y 79 y un 25,47% entre 80 y 89%.