Las dos voluntarias que recorren la ciudad ayudando en las ollas comunes
Aunque las acciones sociales que realizan Ruth Seemann y Lina Brizuela se remontan a tiempos más antiguos que la actual crisis sanitaria, la pandemia hizo que estas dos mujeres concentraran sus esfuerzos en las ollas comunes que durante los fines de semana llegan a 77 en la ciudad.
Gran parte de las ollas están al interior de los campamentos, donde la cuarentena, afecta principalmente a aquellos que viven del trabajo diario, además de los miles que han sido despedidos.
Seemann y Brizuela son conocidas como las "mamás capucha" porque la primera salió a marchar durante el estallido social.
"La mayor necesidad, de acuerdo a las situaciones que uno ve, o las cosas que se escuchan a diario en las ollas comunes, es la falta de recursos para comprar alimentos, algo así como yo puedo tener para un día, pero no para el resto de la semana", relató.
Añadió que muchos vecinos en distintos campamentos no tienen ni para el día, situación por la que se ven en la obligación de salir a buscar. "Son situaciones verdaderamente muy complicadas".
En el caso de Ruth, su historia con lo social comenzó en 2004, cuando era dirigenta en el campamento Angelmó, en Puerto Montt.
"Sé lo que es vivir en un campamento. Viví cinco años en uno, hasta que me organicé, organicé a mis vecinos y poco después logramos tener nuestras casitas", dijo.
En Antofagasta está desde 2016. El estallido volvió a surgirle la inquietud de hacer labor social.
"Salí a marchar, sin ser parte de ninguna agrupación o tendencia política, más que nada, porque sentí que había mucha desigualdad e injusticia; y en esas andanzas conocí a diversas personas, a quienes nos convocó la necesidad de ayudar, creando posteriormente (en marzo) la agrupación Movimiento Urbano, con quienes hemos llevado ollas comunes incluso a las caletas", precisó.
Seemann agregó que la olla que trabaja la agrupación, es una olla itinerante, que hasta el momento ha recorrido 10 campamentos (además de las caletas Errázuriz y Constitución), trabajo que necesita apoyo.
"Lo único que podemos pedir a las grandes mineras, apelando a su buena voluntad, es que si nos pueden ayudar con un "food truck", para no tener que andar con los implementos de la olla entre casa y casa, y poder llegar a más lugares. Hemos ido a caleta Errázuriz y Constitución, pero hay más caletas", dijo.
Vocación
En el caso de Lina Brizuela, de 57 años, el inicio de sus actividades solidarias se dan en 2013, en el marco del apoyo a la gente en situación de calle, quienes eventualmente con los años, dice, pasaron de concentrarse en el centro, a espacios más ocultos, ubicados en el borde costero. Si bien no ha descuidado sus rutas de calle, el trabajo en campamentos, tomó significativa importancia.
"Estamos viendo mucha falta de trabajo, la falta de recursos, especialmente en el segmento de los adultos mayores, es grande. He visto a muchos, muy solos, y ahora con todo esto, más solos aun, no tienen acceso a salir o tomar aire, he visto mucha depresión y mucha angustia. Y creo que esto es lo más fuerte que uno puede ver en este momento, además de la falta de recursos que, como sabemos, trae un montón de vulneraciones más", precisó.
"Hay jefes de hogar sin recursos, madres solteras a cargo de sus hijos que antes podían trabajar porque sus hijos estaban en el colegio y ahora no. Hay casos en donde lamentablemente hay personas agresivas que tienen que estar conviviendo obligados dentro del mismo espacio, y eso también ha traído grandes problemas", añadió.
Seguridad
Respecto de las medidas de seguridad que tanto ella como su amiga Ruth toman en estas labores sociales, Lina manifestó que "en mi caso, seré bien sincera, no pienso mucho en eso. Pero eso no quiere decir que porque no lo piense, no me cuide. Tomo todas las precauciones del caso, siempre ando con mis elementos de protección, pero la verdad es que eso no me inquieta. No lo pienso, no me quita las ganas. Mi foco está en la necesidad de la gente y si puedo ayudar, ahí estoy. Estos son tiempos en donde únicamente si nos apoyamos entre todos, saldremos adelante", dijo.
Ruth Seemann y Lina Brizuela, quienes son parte de la ONG Movimiento Urbano, están apoyando las ollas comunes en los campamentos y caletas de Antofagasta.