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Dueños de gimnasios al borde de la quiebra por la pandemia

CRISIS. Propietarios no han podido abrir sus negocios en los últimos seis meses. Deudas por arriendos y créditos impagos son algunos de los problemas que los aquejan.
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No será sino hasta alcanzar recién la fase cinco del plan "Paso a paso", y solo al 50% de su capacidad de aforo, que los dueños de gimnasios podrán reabrir sus puertas al público.

Una larga espera que se suma a los casi ya seis meses en que este tipo de negocios han permanecido cerrados, esto debido al alto riesgo de contagio que presentan estos locales.

Durante todo este tiempo, estos recintos de acondicionamiento físico no han generado ingresos, situación que ha mermado económicamente a sus dueños quienes actualmente arrastran cuantiosas deudas a la espera de retomar sus actividades en algún momento.

En el caso de Antofagasta la opción de volver a abrir para estos emprendimientos es aún lejana, ya que la comuna pasará recién este lunes a la fase 2 del plan de desconfinamiento gradual del Ministerio de Salud.

Desempleados

Con 50 años en el rubro el Gimnasio Carvajal, ubicado en calle Galleguillos Lorca, es uno de los negocios locales afectados por la pandemia. Este negocio cerró sus puertas el pasado 18 de marzo y con ello 10 trabajadores quedaron sin su fuente de trabajo.

"Estamos sin ingresos desde hace seis meses. Los profesores que teníamos quedaron todos sin trabajar. Actualmente tengo un crédito hipotecario con el banco que tengo que empezar a pagar ahora en octubre una cuota altísima (cerca de $2 millones). No sé realmente lo que voy a hacer porque está en peligro la propiedad. Este es un gimnasio que construyó mi papá en su casa. Es una situación muy triste", explicó la dueña Muriel Carvajal.

Según detalla la propietaria, debido a su complejo estado financiero, accedió a un crédito con una institución bancaria como parte del plan impulsado por el gobierno para ir en ayuda de las pymes, dinero que ha destinado para pagar deudas (agua y luz) que se han ido acumulando.

"Para un gimnasio es muy difícil reinventarse bajo estas circunstancia porque trabajamos directamente con las personas. Lo único que pedimos es poder volver a abrir con todas las medidas sanitarias necesarias. No tenemos otra opción", enfatizó la emprendedora.

Arriendos impagos

Ronny Hidalgo es dueño del gimnasio Body Fitness y cuenta con dos sucursales en Antofagasta. Tras el cierre obligado de su negocio el pequeño empresario intentó generar ingresos recurriendo al arriendo a domicilio de máquinas para ejercicio. Una idea que asegura le sirvió para sostenerse un par de meses y que luego decayó cuando la gente comenzó a preferir comprar sus propios implementos para ejercitarse.

Hoy el escenario financiero de Hidalgo es complejo. Adeuda varios meses de arriendo de ambos inmuebles que por el momento solo están siendo utilizados como bodega.

"En uno de los gimnasios logramos llegar a un acuerdo con el dueño para que nos redujera los costos hasta una fecha estimativa. Con el otro edificio aún no llegamos a un acuerdo por lo cual arrastramos una deuda desde marzo. Nosotros somos un rubro que nos hemos visto afectados enormemente porque trabajamos con un volumen importante de público y no vamos a poder abrir hasta que se establezca un protocolo que nos permita funcionar", puntualizó.

Pese a ello, este emprendedor se resiste a bajar los brazos y guarda la esperanza de retomar su actividad una vez pase la tormenta.

"Estamos esperando volver a abrir y así responderle a la gente con la que tenemos compromisos. En lo personal este es mi proyecto de vida. Estamos buscando diversas alternativas para continuar. Al igual que yo hay muchas personas que han apostado todo lo que tenían por este negocio", precisó.

Entre los propietarios de este tipo de emprendimientos también hay quienes ya se están preparando para una posible reapertura. En ese sentido, han comenzado a acondicionar sus negocios para afrontar una "nueva normalidad".

Los gimnasios Temple y Dominique son dos de ellos. En el caso del primero de propiedad de Héctor Farías, está trabajando en la habilitación de un sistema online que les permita a sus socios agendar horas para hacer uso de las instalaciones y así evitar aglomeraciones.

"Nosotros sabemos que los gimnasios vana a ser los últimos en abrir porque el contacto estrecho que hay con la gente. Por lo mismo hemos aprovechado este tiempo desarrollas algunas medidas como la reserva de hora para cuando se pueda trabajar con los nuevos protocolos sanitarios", explicó Farías.

Por su parte, Luis Álvarez, dueño del gimnasio Temple, también ha invertido sus ahorros en reacondicionar su emprendimiento. "Hemos cotizado luces ultravioleta, sanitizadores y ampliado las instalaciones para estar listo cuando nos autoricen a trabajar. Incluso, antes del cierre nosotros ya contábamos con personal exclusivo para limpiar las máquinas después que eran utilizadas", comentó.

Debate abordó si debe existir el Tribunal Constitucional

CONVERSACIÓN. Actividad online fue organizada por El Mercurio de Antofagasta junto a la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Antofagasta.
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Los pro y contra de mantener el Tribunal Constitucional en una nueva Constitución Política del Estado concentró el debate online de la sexta charla del ciclo 'Dilemas Constitucionales', que organizan 'El Mercurio de Antofagasta' y 'El Mercurio de Calama' junto a la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Antofagasta y su Centro de Estudios para la Descentralización y el Proceso Constituyente.

El debate fue iniciado por el exdecano y actual profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Diego Portales, que además integró el Tribunal Constitucional, Jorge Correa Sutil, quien dijo que este organismo atraviesa por dilemas teóricos, ya que la democracia es una paradoja porque obedece al gobierno de las mayorías como principio fundamental, después del debate e intercambio de ideas.

Agregó que este principio exige que las reglas del juego democrático, o sea, cómo se constituye, ejerce y controla el ejercicio del poder, no estén disponibles para las mayorías, sino que sean reglas supramayoritarias, como por ejemplo, las precondiciones para la democracia.

"Ahora, cuáles son las materias que debe resolver la democracia por regla de las mayorías es el gran desafío de cualquier proceso constituyente. Esto es un principio básico para que las mayorías no sobrepasen los límites de las democracia y que son las reglas que constituyen las mayorías, pero las someten en forma permanente al control popular", precisó.

Sutil destacó que las democracias contemporáneas, cuál más o cuál menos, han establecido controles jurisdiccionales a las decisiones de las mayorías o el control constitucional de las leyes. "En ese control de la constitucionalidad de la ley radica la competencia más controversial del Tribunal Constitucional. Esto porque puede resolver conflictos de competencias, como puede suceder con los gobernadores regionales en sus momento. Sin embargo, el control constitucional de ley, porque deja sin efecto o invalida una determinada ley, es siempre problemático", comentó.

Precisó que este control puede ser preventivo, donde el Tribunal Constitucional revisa la normativa y la invalida si es contraria a la Constitución, ya sea a petición de una minoría en Congreso, que debería mantenerse. "La otra es un control a priori, que no debería existir. No deberían existir las leyes orgánico constitucionales, o sea leyes supramayoritarias que exijan mayorías más allá de aquellas en ejercicio. Este control debería desaparecer, además de los controles a posteriores, ya que no se justifican", afirmó.

En el debate también participó la abogada Amaya Álvez Marín, magíster en Derecho de la University of Toronto-Canadá, doctora en Derecho de la York University- Canadá, profesora asociada de la Universidad de Concepción e integrante del Grupo de Investigación en DD. HH. y Democracia. (GIDH);

Los moderadores del encuentro fueron Víctor Toloza Jiménez, director de 'El Mercurio de Antofagasta' y 'El Mercurio de Calama'; Constanza Caldera, periodista de 'El Mercurio de Antofagasta'; y Jorge Molina Cárcamo, académico de la Universidad de Antofagasta.