Una generación muy golpeada
La pandemia de covid ha sido especialmente dura con la tercera edad. Allí se concentra el grueso de las víctimas fatales, a nivel regional y mundial. "También hay que hacer hincapié en que cuando se retome la vida normal, se requerirá estar atentos y mantener las medidas de precaución", citó la doctora italiana Giuseppina Liuzzi.
La destacada infectóloga italiana Giuseppina Liuzzi del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Lazzaro Spallanzani (Roma), puso un mensaje que no puede pasar desapercibido en medio de la pandemia que sacude al planeta.
"Nuestros ancianos representan una parte importante de nuestra historia, de nuestro país y acabamos de vivir casi la pérdida total de una generación que todavía tenía mucho que dar al pueblo italiano (...) humanamente todo esto ha sido una experiencia muy fuerte".
Las palabras de la especialista apuntan al enorme daño causado por el coronavirus con ese segmento de la población: por lejos los más afectados en cada uno de los países que quieran analizarse.
A nivel regional es lo mismo. En promedio, siete de cada diez muertes afecta los más viejos, en especial a los varones. En mayor detalle, a nivel regional, el 28% de las muertes se circunscribe a las personas de entre 60 y 69 años; el 23,6% a los de entre 70 y 79 años y el 20% a quienes están entre los 80 y 89. Por comunas, la más afectada es Calama, seguida de Antofagasta, de acuerdo a los datos disponibles en Salud.
No cabe duda de que muchas naciones -la nuestra incluida- están en deuda con los adultos mayores. Llegar a esa etapa no es sinónimo de descanso y tranquilidad. En la mayoría de los casos, se trata de una etapa determinada por las enfermedades, las precariedades económicas y la soledad. Por ello, la pandemia ha puesto una dimensión aún más triste al afectar en especial a estas personas.
La adultez implica un rico historial, experiencias, sabiduría, consejos, que se van con la muerte, que se pierden en el ocaso del punto final. Pierde toda la sociedad cuando, de repente, ya no tenemos a los más grandes de nuestro grupo. No son decesos cualquiera (todos son tristes, por cierto), pero al tratarse de los reservorios vivos de la historia, debemos conceder que es algo más difícil de asimilar.
Es cierto que los indicadores hoy son mejores y bien podríamos decir que lo peor ya pasó; sin embargo, debemos seguir alertas, tal como lo sostiene a misma Giuseppina Liuzzi. Sin cuidados máximos, el peligro sigue latente.