Tras meses sin clases, actividades ligadas a la educación enfrentan crítico escenario
CIUDAD. Pensiones universitarias, transporte escolar y comercio que presta servicio a estudiantes viven sus semanas más complejas, tras un extenso paro de actividades durante casi todo 2020.
Dalia Rivera consiguió un trabajo de medio tiempo para generar ingresos y sumarlos a lo que percibe por esporádicas ventas de cosméticos y productos pasteleros. Buscó empleo ya que de las habitaciones que arrienda a estudiantes universitarios, solo dos están ocupadas prácticamente como bodegas, cobrando por ellas solo el 40% de lo que pedía por el alojamiento.
Hace cinco años instaló una pensión en el sector de la Universidad Católica del Norte y cuenta con inicio de actividades, entregando boleta por sus servicios. Rivera relató que la situación es difícil para todos quienes están en el mismo rubro en esa zona, pero más aún para los adultos mayores que predominan en el sector sur de la ciudad y tienen en el alojamiento universitario el fuerte de sus recursos para vivir.
La contingencia en el país con el estallido social y la pandemia por el COVID-19 han generado una prolongada suspensión de las clases presenciales, lo que ha impactado de manera negativa en las actividades económicas relacionadas con la educación.
Sin clases
"Hace mucho rato que dejaron de asistir a clases, los que están más cerca vinieron a buscar sus cosas y los que no, les cobro el 40% de la habitación para no perderlos como clientes", dijo Rivera. Actualmente solo tiene dos alojamientos en esa condición, por lo que sus ingresos disminuyeron de forma drástica.
En el sector de la Gran Vía, aledaño a la universidad, agregó, viven muchos adultos mayores quienes invirtieron para vivir de este rubro. Además, señaló que ni siquiera tienen la posibilidad de reinventarse ya que no vienen ni trabajadores ni turistas a la ciudad.
"Los estudiantes me dicen que la situación económica de sus padres está mal y ya no pueden sostener la pieza, ya no pueden pagar. Y no hay certeza de cuánto durará, creo que esto no da para tres meses más", reconoció Rivera.
Después de 35 años de funcionamiento en pleno centro de Antofagasta, Rigoberto Valladares cerró el local con el que comenzó su empresa de servicios gráficos.
Ahora solo se quedó con el negocio en avenida Angamos, pero su principal fuente de clientes desapareció con el inicio de las clases online, por lo que las impresiones de libros o empastados de tesis están detenidos.
"En octubre cuando se suspendieron las clases empeoró todo y el coronavirus nos terminó de matar, ya cerramos el local que teníamos en el centro. Teníamos seis puestos de trabajo y actualmente solo quedan dos", explicó el dueño del local "Megabyte".
Valladares apuntó a que ya no ve cómo resistir más este escenario, por lo que con el poco capital que cuenta está planeando cómo reinventarse.
"En el rubro ya no se ve ninguna posibilidad en lo cercano. Acá en la Gran Vía, mis colegas o amigos que dan pensiones todos estamos críticos y esto venía mal antes del covid, desde octubre", indicó.
Transporte escolar
El mismo balance realiza Jhon Olguín, presidente de la Agrupación Comunal del Transporte Escolar, quien aseguró que su gremio atraviesa una crisis que comenzó en octubre del año pasado.
El dirigente indicó que la situación social del país impactó en los transportistas con el no pago de los servicios, lo que entiende, pero añadiendo que su actividad por lo general trabaja con tratos de palabra y sin contratos, por lo que quedan a la deriva con sus compromisos financieros en situaciones como estas.
"Desde octubre a abril son siete meses sin ingresos. Además como región tuvimos un subsidio del Ministerio de Transportes para comprar vehículos con la esperanza de que llegara marzo para pagar los créditos y comenzó esto (la pandemia)", manifestó.
Olguín dijo que afortunadamente su gremio es ordenado, ya que están acostumbrados a vivir todo el año con nueve meses de trabajo, lo que les permitió en cierta forma enfrentar el actual escenario.
Sin embargo, la crisis llevó a que tuvieran que reinventarse y desde el 8 de mayo, 30 furgones escolares prestan servicios al Gobierno Regional y el Servicio de Salud para transportar funcionarios públicos y trabajadores o pacientes de recintos sanitarios.
Puntualizó que los ingresos perciben por estos servicios sirven, prácticamente son solo para comer, considerando que trabajan 24/7 y debe costear el combustible, pero que al menos con ello tienen la posibilidad de alimentarse mientras dure la crisis.
"El contrato lo hicimos pensando en que esto no es lo mismo que trabajar en forma normal, es solamente para salvar el pan diario, es duro decirlo, pero agradecemos las gestiones de la diputada Paulina Núñez y el intendente que permitieron estos contratos para subsistir", manifestó el dirigente.
"Hace mucho rato que dejaron de asistir a clases, los que están más cerca vinieron a buscar sus cosas y los que no, les cobro el 40%".
Dalia Rivera, ofrece pensión
"En octubre cuando se suspendieron las clases empeoró todo y el coronavirus nos terminó de matar. Ya cerramos el local que teníamos en el centro".
Rigoberto Valladares, Dueño de Megabyte