Cuidado con los mensajes
Debe quedar claro que no habrá recuperación económica sin antes resolver lo sanitario. Y el gobierno debe parar sus recurrentes llamados triunfalistas. La experiencia mundial nos demuestra los positivos resultados del confinamiento. Es eso lo que hoy ha permitido cierto respiro al país en medio de terribles y lamentables resultados sanitarios.
Una leve mejoría presentan las cifras de contagiados y decesos a nivel nacional -no así a nivel regional- y solo es de esperar que la cautela impere en las autoridades, para no cometer los mismos y graves errores de las semanas pasadas, en orden de relajar a la población.
Ya en los meses anteriores se apuntaron mensajes equívocos de "nueva normalidad" o llamados a tomar café con distancia. Todo eso fue un rotundo fracaso. La autoridad no puede acometer la misma equivocación ahora, cuando el saldo de contagiados activos es aún altísimo.
El gobierno se ha equivocado repetidamente en la comunicación, primero emitiendo señales confusas, también comparándose con otros países (hace ya varios meses), como si esta fuera una carrera o competencia. Nada se ganó, salvo quedar como una de las naciones más dañadas del planeta.
Es cierto que hay premura por dinamizar la economía, pero la experiencia de otros países nos demuestra que sin solucionar lo sanitario, no habrá posibilidad alguna de avanzar sobre las reaperturas parciales y totales de las distintas actividades.
Como es sabido, la Región Metropolitana concentra casi el 80% de los casos, entre contagiados y decesos y nuestra región parece la más complicada considerando el número de habitantes.
Hasta ahora el saldo, para una población de 18 millones de habitantes, considera 271.982 casos (34.263 activos) y 5.509 decesos. La reducción de los números es puntual y aún está lejos de confirmarse como un control de la pandemia.
Debe citarse que el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington proyectó que al 4 de agosto habría 8.331 fallecidos por coronavirus en Chile. La tasa de mortalidad descendería a 45,78 por cada 100 mil habitantes (probablemente la mayor de América Latina).
Afortunadamente la curva mejoró respecto a la revisión anterior, lo cual se explica solo por las medidas restrictivas que se están aplicando en gran parte del territorio nacional, con toques de queda y cuarentenas. Aún queda un largo trecho por recorrer.