Los sobrevivientes del covid-19 Los sobrevivientes del covid-19
PANDEMIA. Las molestias físicas no fueron menores, pero mucho más difícil de abordar han sido los impactos sicológicos de lo vivido. Hay miedo de volver a enfermar, casi tanto como los días posteriores a su detección, cuando desconocían cómo reaccionaría su cuerpo al ataque de un virus que hoy tiene doblegado a medio planeta.
Comer un asado y sentirlo como una papilla, bañarse en colonia y no sentir aroma alguno, agotamiento físico severo, dolor de cabeza, tos, son algunos de los síntomas padecidos por los sobrevivientes del covid-19.
La Organización Mundial de la Salud estimo que ocho de cada diez afectados tienen síntomas leves. Más aún, de acuerdo con una investigación realizada por un grupo de científicos del Centro de Investigación Scripps (California, Estados Unidos) y que fue publicada en la revista Annals of Internal Medicine, alrededor del 45% de los contagiados nunca tiene efectos asociados al coronavirus.
La complicación es que entre un 10 y 20% tiene problemas graves, en especial dificultades para respirar.
Este Diario conversó con cuatro personas que padecieron la enfermedad, afortunadamente, ninguno tuvo mayores complicaciones, aunque el miedo a un desenlace fatal, siempre estuvo presente.
La mayoría supo en enero de la enfermedad conocida en Wuhan, China y conforme pasaban las semanas fueron comprendiendo de que se trataba de algo grave, aunque jamás pensaron que golpearía a Chile en la magnitud que lo ha hecho; menos que ellos serían protagonistas.
El concejal más joven de Chile no quiere revelar su edad precisa. Estudiante de Filosofía en la UCN, fue en enero cuando escuchó por primera vez de la existencia del covid-19, pero como ocurría en China, lo apreciaba como algo demasiado lejano. Hasta que el virus avanzó por Europa, se conoció su letalidad y en marzo arribó a Chile. A partir de entonces, comenzó a tomar una serie de medidas preventivas. Fue en ese mes cuando un día se dio cuenta de que no tenía olfato; pero no era algo tan extraño, ya que sufre problemas en su tabique nasal, así que lo relacionó con aquello. Poco antes su padre, profesor en el Colegio Padre Le Paige, le informó que habían detectado un caso positivo en el establecimiento y eso lo motivó a hacerse el examen por prevención. "Fui a la Clínica Antofagasta y no me querían hacer el examen. Me revisaron y me detectaron una rino faringitis aguda, pero insistí tanto en el examen que me lo hicieron. Me fui a casa y me encerré. El jueves Santo estaba viendo la misa y me llamaron notificándome que era positivo. Di mi correo y sentí como un hielo en el cuerpo de la pura impresión". Pozo estaba contagiado, también sus padres, pero no su abuela, con quien vive en una vivienda aledaña. Se fue con sus progenitores y entonces comenzaron una estricta cuarentena. Afortunadamente, nunca tuvo nada significativo durante ese mes, salvo la pérdida del olfato y del gusto por dos días. Su papá padeció tos seca, pero nadie tuvo fiebre, ni complicaciones respiratorias. En su caso, no tenía patologías base, pero sí sus progenitores: diabetes su padre y diabetes, hipertensión y trombosis la mamá. El edil sostiene que hoy lo mueve la gratitud: están apoyando con lo que pueden las ollas comunes, como una forma de agradecer el cariño recibido. "Me escribió y llamó mucha gente, incluso una vez me dieron el pésame, otros pensaban que estaba entubado porque no contestaba el teléfono. Agradezco a todas las personas que se preocuparon".
Ignacio Pozo, Concejal