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La desinformación

"Las decisiones políticas, casi por definición, irán más allá de la mejor ciencia disponible, especialmente en tiempos de crisis". Hugo Benítez Cáceres, Médico
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Desde los inicios de la pandemia los profesionales de la salud pública, prensa, agencias gubernamentales e incluso el expresidente Barack Obama advirtieron contra los peligros de la desinformación. Este interés en la desinformación y la precisión es comprensible. La información científica precisa es clave para un debate público significativo en la toma de decisiones.

Por lo tanto, instamos a los políticos, periodistas, científicos y profesionales de la comunicación, que forman parte de la lucha bien intencionada contra la información errónea sobre el COVID-19. A prestar mucha atención a los desafíos principales de la comunicación. ¿Cómo pueden aquellos que toman las decisiones navegar en estos desafíos para comunicar de manera más efectiva sobre COVID-19 y las crisis futuras?

Los científicos, los políticos, los periodistas y los comunicadores científicos al trabajar juntos para informar, podrán tener un discurso público más eficaz en la medida que sean capaces de incorporar de manera significativa la mejor información científica disponible, dentro de la amalgama de valores y la gran desinformación que influyen en los discursos de los políticos entorno al COVID-19. Aunque esta acción cruzada podría ayudar a la comunidad científica a comunicarse de manera más creíble y clara con una amplia audiencia, sin embargo, no está exenta de dificultades, especialmente durante una crisis de salud pública, en la que la mejor ciencia disponible podría contradecir ciertas posturas políticas particulares o campañas de desinformación que en Chile hoy son evidentes. Esto no significa que las decisiones políticas siempre deben estar en línea con lo que la comunidad científica podría recomendar. La idea que los presidentes y los ministerios implementen políticas que a los científicos no les gustan, no es nueva ni está vinculada a algún partido político en particular. Tampoco significa que tales políticas no puedan tener éxito.

Desafortunadamente la actual pandemia, también está demostrando en forma lamentable, lo mal preparada que está nuestra sociedad para deliberar sobre las compensaciones que deben realizarse, debido a los acelerados daños colaterales provocados por el COVID-19. Esta compleja pregunta, de cuándo comenzar a abrir la economía, irremediablemente ya se ha politizado, mientras tanto los desproporcionados costos económicos y de salud del COVID-19, que afectan especialmente a los grupos en desventaja socioeconómica, parecen quedar fuera de las discusiones sobre las estrategias de mitigación que el gobierno lleva a cabo...

Los debates más amplios sobre soluciones técnicas a las pandemias virales y, lo que es más importante, sus efectos colaterales a largo plazo, deberán involucrar a una amplia gama de partes interesadas de la sociedad, incluidos los responsables políticos, la industria, los científicos y las personas.

Mujeres en minería

"Vivimos en una época especial, donde hay espacios para transformaciones y romper paradigmas". Macarena Vallejo Fernández, Metso Chile S.p.A
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Nací en Chuquicamata en una familia ligada a la minería y las anécdotas que se relataban estaban siempre protagonizadas por hombres. Sin embargo, a medida que fui creciendo y conociendo la industria, me fui percatando de que existían otras historias de las que poco se comentaba, la de la mujer en la minería.

Si hablamos de minería, no sólo hacemos referencia a uno de los rubros más exitosos del país, sino también a unos de los más masculinizados, y las mujeres que me tocó conocer, fueron el fiel reflejo de lo que a muchas nos produce inspiración. Fueron ellas que silenciosamente se abrieron paso en una industria que sólo admitía mujeres para cargos administrativos, y quienes cimentaron el camino para que tantas mujeres como yo, tengamos la oportunidad de desarrollar nuestras profesiones en la industria.

Hoy las mujeres que nos encontramos trabajando en este rubro hemos tomado la posta, escribiendo un nuevo capítulo en esta historia, en un escenario que continúa prevaleciendo el liderazgo masculino y donde la amplia brecha existente entre hombres y mujeres aún se manifiesta claramente.

Es en contexto sobre lo que se basa mi hoy mi rol en la industria; desde este escenario nace mi interés y motivación por contribuir en la conformación de una sociedad que promueva las competencias y habilidades de las mujeres, en todos los ámbitos, más aún en este rubro.

Vivimos en una época especial, donde hay espacios para transformaciones y romper paradigmas. Para aquello es esencial que se promueva la incorporación y el desarrollo de talento femenino en el sector, fomentando espacios como este en el que se entreguen herramientas y conocimientos a las mujeres para ejercer un liderazgo positivo. Esto es importante, porque buscar productividad e innovación en un grupo homogéneo no al conlleva éxito: es la diversidad la que proporciona conexiones relacionales que nos permiten mejorar los resultados. Ejemplo claro de ello es que las compañías de Fortune 500 con mayor representación de mujeres en sus principales equipos de liderazgo experimentaron un mejor desempeño financiero que aquellas con las más bajas.

La equidad de género se trata de un derecho fundamental, exigible en todo momento y hacia el que debemos tender a través de acciones concretas: enfocarnos desde el ámbito educativo, legal y laboral, en derribar las naturalizadas brechas sociales, roles asignados a género y menores oportunidades de crecimiento profesional. Y para ello resulta fundamental entender que no se trata de una causa exclusiva, "un esfuerzo de mujeres para mujeres", sino un trabajo conjunto que tenemos que afrontar como sociedad.

Son estas razones por la que quiero seguir perteneciendo a esta industria, y continuar lo realizado por aquellas primeras mujeres de la minería.

Hoy, lidero el programa Metso + Mujer, programa que tiene bases sólidas y que busca entre otras cosas, aumentar la dotación femenina en las áreas masculinizadas de la compañía, aumentar la participación de mujeres en cargos de toma de decisión, ecualizar las brechas de salario y oportunidades.

Opinión y verdad

En estos tiempos de redes sociales aparece la confusión de la opinión con la verdad, un error conceptual enorme con malos efectos sobre la convivencia.
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Una serie de ataques, especialmente en redes sociales, han tenido distintos personeros nacionales a propósito de sus comentarios, puntos de vista, incluso entrevistas. El poeta Cristian Warnken es uno de ellos, otro caso Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales.

Poco sorprenden a esta altura juicios destructivos (quizás sea este uno de los efectos más dolorosos de estos tiempos), considerando la liviandad, tontería, pero especialmente, la total ausencia para distinguir la "verdad" con los "juicios", "opiniones" y "afirmaciones".

A Warnken se le pretendió censurar por su entrevista a Jaime Mañalich, exministro de Salud, también por sus llamados a construir diálogo y evitar el exceso de los extremos. Al rector Peña por no sumarse al coro de voces que repiten sus explicaciones del estallido, desborde o crisis social. En ambos casos se repiten juicios destemplados que pocas veces apuntan al contenido y solo se quedan en cuestionables reparos -casi siempre falsos- aludiendo a la presunta identidad o historia del aludido, como si eso fuera una razón que justifique el ataque.

Pero vale primero una aclaración que debiera ser definitiva: los seres humanos somos y existimos en el lenguaje, con nosotros y para otros; allí nos formamos, habitamos el pasado y el presente y creamos mundos posibles. Y dentro del lenguaje nos comunicamos con juicios (que podríamos llamar opiniones), con otras afirmaciones y poquísimas expresiones de lo que llamamos "verdades".

El grueso de nuestros dichos son meros juicios, no certezas (vale la pena repetir que no vale decir que son "verdades para mí"), son reducciones lingüísticas de las complejidades de la realidad. Pero hemos visto en el último tiempo una amplificación de juicios devenidos en seudo verdades, que sin rigor alguno son aceptados como revelaciones por el ungimiento de la mera popularidad.

Sabemos que la vida es más compleja que la manera en que podemos atraparla, deberíamos saber distinguir aquello para detener esta ola estalinista que pretende apagar el disenso y establecer un juicio particular como el camino a seguir. En estos tiempos de redes sociales, esa ceguera se amplifica en la emergencia -peor aún- de las certezas centradas en la subjetividad propia. Así, es más difícil el camino del encuentro.

La existencia es más amplia y difícil afortunada y pesadamente. Lo que existen son los consensos, los acuerdos que son solo posibles con la conversación: por eso es importante el encuentro honesto con el otro, pero para ello es fundamental, entender los conceptos y las formas posibles de comunicarnos.