Horóscopo
Aries
Amor: Están pasando por una crisis algo difícil de superar. Vean la manera de solucionar las cosas de manera justa. Trabajo: De a poco te irás volviendo más independiente a nivel económico. Del 21 de marzo al 19 de abril.
Aries
Amor: Están pasando por una crisis algo difícil de superar. Vean la manera de solucionar las cosas de manera justa. Trabajo: De a poco te irás volviendo más independiente a nivel económico. Del 21 de marzo al 19 de abril.
Antofagasta está poblada por habitantes que viven a orillas de la costa, pero que dan la espalda al mar. Un aserto que no tiene discusión. Lo comprobamos hace unos días cuando nos disfrazamos como vendedores de pescado. Todos preguntaron por el nombre de las cabrillas, cabinzas, sargos, rollizos y blanquillos, que estaban a la venta. Ni siquiera reconocieron las desabridas "reinetas", que las venden por "frescas", aunque frescura es lo que menos tienen.
Mayor sorpresa causó la gran cantidad de personas que no conocían el luche. ¿Qué cosa es esa? -preguntó una cincuentona. Otro, más joven, tomó un pan de luche en su mano, lo olió y con un gesto de repulsión, lo dejó en el mesón.
Es por eso que -hoy por hoy- los antofagastinos comen lo que les venden, porque no saben lo que compran. A un señor encopetado, le vendieron "vilagallos" por cabrillas. Y lo que es peor: a otro, le vendieron filetes de "babunco" (léase "mojonero") por reineta. Más grave aún: Muchos pagan las ganas por un kilo de reineta, que nunca es fresca. La más fresca tiene -a lo menos 12 días- ya que la traen desde la Octava Región). Así, desprecian el congrio, la albacora y hasta el modesto "bonito", al que apodan "Mono", rico en Omega 3.
Pero si esto tiene que ver con lo que comemos, como "playeros", los antofagastinos actuales son un vergonzoso remedo de nuestros ancestros changos. Pocos se manejan con los ciclos de la luna. Y por consiguiente, no entienden las mareas ni los movimientos del mar, el ciclo de las olas, los "despuntes", los "cejíos" y las "estoas". Escasean los que se manejan con las corrientes o con los regímenes de vientos que soplan en nuestras costas. No avizoran los cambios de dirección ni leen la superficie del mar.
Para todos ellos, dejo una lección, heredada de mis antepasados changos: la cumbre del Morro Moreno siempre tiene un manto de nubes. Eso dio origen a una certera e infalible aseveración: "Cerro Moreno con visera, se viene la ventolera/Cerro Moreno despejado, el viento se ha calmado".
Ese pronóstico no falla… ¡Palabra de chango!
Jaime N. Alvarado García, profesor normalista, escritor