"Luchamos por nuestra gente, con lo que tenemos"
IDENTIDAD. Dr. Javier Labbé, médico cirujano, jefe Unidad Cardiovascular del HRA. cofundador de 'Manos que Ayudan'.
Javier Labbé, llegó a Antofagasta en 2011, motivado por la idea de crear un centro de cirugía cardiovascular que permitiera dar mayor cobertura a esta patología en la zona norte.
Oriundo de Arica "siempre Arica", -dice-, está casado y tiene dos hijos. Hoy desempeña sus funciones en el Hospital Regional de Antofagasta, al mando de la Unidad Cardiovascular, la cual vino a implementar hace nueve años (creándola el 1 de junio del 2012), con más de 900 pacientes operados.
Es médico de tomo y lomo. Su vocación le hizo colevantar la fundación Manos que Ayudan, institución que en la ciudad ya ha atendido gratuitamente, mediante intervenciones quirúrgicas, a más de 200 personas. Recientemente inauguraron su callcenter (800 47 22 00), superando las mil atenciones en menos de un mes.
Está convencido de que los profesionales de la salud tienen mucho que aportar no solo por las circunstancias actuales.
¿Qué lo motivó a formar "Manos que Ayudan"?
- Nos juntamos un grupo de amigos, todos con carreras profesionales exitosas, pero con una sensación de injusticia y desigualdad para el norte. Para ese chileno que cotiza el mismo 7% de salud pero esta postergado por un Chile centralizado y que nuestras autoridades solo conocen por el mapa.
Se nos ocurrió crear una herramienta que ayudará a emparejar la cancha. Así nació.
¿Considera que en Antofagasta hacen falta más iniciativas cómo la que está impulsando?
-Claro que sí. Hay mucha gente necesitando requerimientos médicos. También pienso que las iniciativas que ya hay, deberían recibir más apoyo (...) sueño con una sede donde podamos rehabilitar y dar alojamiento a los usuarios, como casa de acogida de enfermos, para todo el norte. Tener botiquín de medicamentos de alto costo y una excelente infraestructura, etc. Sueño con emparejar la cancha de el norte. Y por lo mismo, la campaña.
¿Qué es lo que más le gusta de Antofagasta?
-Antofagasta es de dulce y agraz... cuando llegué, me invitaron a irme. Me dijeron que no me ayudarían cuando pidiera ayuda y estuviera en problemas. Pero todo resultó al revés, nos ha ido bien, y siempre he ayudado. Me pasa algo curioso, lo que más me motiva, es también lo que más me desalienta cuando me siento solo, y es que veo tanto por hacer, en todo ámbito y en todas partes. Afortunadamente he recibido mucha ayuda, de muchas personas de buen corazón.
Mis amigos de la fundación, gente muy valiosa del hospital. Y en mi propia casa. Nada sería posible sin el incondicional apoyo de mi casa.
¿Cuáles son los desafíos que se presentan, de acuerdo a la contingencia, en su intención de seguir entregando salud a las personas que más lo necesitan?
-Creemos que falta mucho, ayuda de medicamentos, exámenes complementarios, etc. tenemos que llegar a una medicina preventiva óptima, para todos. Falta meter la informática en la salud, ya que la actual es prehistórica. Estamos a años luz, en comparación con otros servicios.
Hace algunos años estuve trabajando cirugía vascular, en el Hospital San Cecilio, en Granada, España. Eso cambió mi vida, vi que no éramos médicos de segundo o tercer mundo. Vi que tenemos igual capacidad que ellos, solo que la diferencia era la cantidad de médicos, recursos de infraestructura y un sistema de gestión clínica robusta, de calidad.
¿Por qué es importante pensar en aquellas personas con enfermedades crónicas, o de avanza edad, al momento de salir a la calle?
-Por qué la pandemia sencillamente los postergó. Siempre han estado postergados y ahora se les olvidó prácticamente. Hay razones claro, vivimos una pandemia que tuvo de rodillas a el mundo y ahora estamos en nuestro punto más álgido. y una forma de ayudarles, es cuidarnos mucho al salir.
¿Cree que su trabajo, la campaña que está realizando, hace una diferencia?
-No, a decir verdad. Pero no nos quedamos mirando solo lo que pasa, estamos haciendo algo al respecto, y no solo criticando lo que pasa, que siempre es lo más fácil.
Con mis colegas de la fundación, el doctor Vicuña y el doctor Zamorano, podremos contarles a nuestros nietos que vivimos una pandemia y luchamos por nuestra gente, con uña y dientes, con las armas que tuvimos.
¿Qué es lo que más le ha impresionado, o impactado, respecto algún caso, gesto o actitud de algún paciente durante su carrera?
-Uf..., soy muy duro, pero me quiebro ante un mal resultado. Porque me la juego toda por obtener el éxito para mis pacientes, pero eso, lamentablemente, no es asegurable.
No soy el médico más carismático, pero trato de ser lo mejor que puedo técnicamente, hablo claro y sin adornos, eso noto que algunos lo valoran y lo agradecen. Mis pacientes me respetan mucho. Por eso es habitual que me regalen cosas, como vinos, aceite de oliva, papayas, aceitunas y una señora me llevó bandejas de huevos durante meses. Otra paciente, a quien colaboré en su recuperación, se tatuó mi apellido como agradecimiento...